A principios del mes de julio el Banco Central Europeo (BCE) dio un paso histórico: fijó el objetivo de inflación en el 2%, siendo la primera revisión estratégica en casi 20 años. Además, este porcentaje será flexible por lo que se podrá sobrepasar ese umbral durante un periodo transitorio en el que se sitúe moderadamente por encima, según explicó el organismo, lo que favorece una política monetaria menos agresiva.
Hasta ahora, esta meta se encontraba en un punto indefinido, cercano, pero por debajo del 2%. Con este cambio, el BCE pretende dar mayor claridad y transparencia a la política monetaria. "En términos generales, esta modificación supone una armonización más equilibrada de todos los objetivos del BCE, que no solo es estabilizar los precios (aunque sí es el que mayor prioridad tiene), sino también propiciar un crecimiento económico sostenible, una economía social competitiva y favorecer el pleno empleo, el progreso social y la calidad del medioambiente", indica Federico Servetto, director de Estrategia de Clientes de Banco Sabadell.
Como explicó la presidenta del BCE, Christine Lagarde, "esta meta cuantitativa específica es clara y fácil de comunicar, y proporciona un ancla fuerte para las expectativas de inflación, que es esencial para mantener la estabilidad de los precios". En este contexto, Lagarde subrayó que la entidad no puede permitirse pasar otros 18 años sin evaluar sus políticas, por lo que se llevarán a cabo revisiones periódicas de la estrategia. De esta manera, se prevé que se vuelva a realizar una evaluación en 2025.
Si el antiguo objetivo de mantener los precios en niveles cercanos (pero inferiores al 2%) se mantuviera en vigor, el BCE se hubiera visto obligado a plantear una próxima retirada de sus estímulos monetarios. La tasa de inflación interanual de la eurozona descendió una décima en junio con respecto a mayo y se situó en el 1,9%.
"A pesar de la buena marcha de la recuperación, los mercados financieros y la economía real son todavía dependientes del entorno de tipos de interés nulos y del acceso a la liquidez. En consecuencia, esta nueva política va a permitir al BCE seguir velando por el crecimiento y el empleo, sin verse forzado a retirar estímulos bruscamente. Esto asegura un proceso de retirada lento y seguro, en el que todavía se verán tipos muy bajos y liquidez abundante durante bastante tiempo que convivirán con una inflación que posiblemente se situará por encima del 2%", señala Servetto.
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Cómo impactará en el ahorrador
El aumento de la inflación supone un encarecimiento de los bienes y los servicios y, por tanto, una pérdida de la capacidad de compra. "En este nuevo entorno, la inflación podrá superar el objetivo del 2% y esto no irá estrictamente asociado a unos mayores tipos de interés, lo que derivará en una pérdida de poder adquisitivo, sobre todo para las inversiones más conservadoras, como el ahorro en cuentas o depósitos", apunta Servetto.
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Precisamente España es un país de ahorradores conservadores. Al término de 2020 los hogares españoles acumulaban casi 990.000 millones de euros en depósitos y en efectivo, según datos de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones (INVERCO). Una cifra que supone un 8% más que en 2019 y que constituye el 42% del ahorro financiero de las familias, el porcentaje más elevado desde 2013.
Es decir, que una vez descontada la inflación en este tipo de productos que ofrece una escasa o nula rentabilidad, el interés que se obtiene es negativo. Para evitar esta pérdida de poder adquisitivo, la alternativa pasa por dar el salto a la inversión. "Lo más adecuado para los inversores con menor capacidad para asumir riesgos es orientarse hacia los fondos diversificados, que incorporen múltiples categorías de activos y gestionados activamente, y aquellos fondos que limitan las pérdidas, como los fondos parcialmente garantizados", destaca el director de Estrategia de Clientes de Banco Sabadell. Por el contrario, para aquellos inversores que puedan asumir mayores riesgos, la inversión en bolsa y, sobre todo, las inversiones temáticas en megatendencias, como las relacionadas con la sostenibilidad o la economía digital, son las opciones más adecuadas.
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Novedades en el ámbito sostenible
Precisamente, otra de las ramas de la revisión estratégica del BCE ha sido la inclusión de consideraciones sobre el cambio climático. En concreto, acelerará el desarrollo de nuevos modelos y realizará análisis teóricos y empíricos para vigilar las implicaciones del cambio climático en la economía, en el sistema financiero y en la transmisión de política monetaria a través de los mercados financieros y el sistema bancario.
Como explica Servetto, el BCE recibe su mandato por parte de la Unión Europea (UE) y esta se encuentra fuertemente comprometida con el medioambiente y la sostenibilidad. Por ello, este organismo "no puede dejar de incorporar estas consideraciones. Europa aspira a ser el primer continente climáticamente neutro en 2050 y apuesta por ello y por la digitalización, junto con otros aspectos socioeconómicos. Tanto es así, que el Fondo Europeo Next Generation EU, que ha desplegado la UE para la recuperación de la crisis de la COVID-19, vincula su concesión a aquellos proyectos que cumplan estos requisitos".
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A este respecto el BCE desarrollará indicadores experimentales para instrumentos financieros 'verdes' y para registrar la huella de carbono de las instituciones financieras, así como su exposición a riesgos físicos derivados del cambio climático. Además, introducirá requisitos medioambientales como criterio a la hora de elegir activos. Por tanto, podría dar prioridad a aquellos productos (bonos, préstamos...) que tengan un fin 'verde' o, incluso, ofrecer mejores condiciones por los mismos. De esta forma se pretende incentivar a las empresas para que tomen una posición clara en lo que al medioambiente y al cambio climático se refiere.
"El cambio climático está relacionado con la estabilidad de los precios, con la marcha del sistema financiero y de diversos sectores económicos relevantes. Cada vez más, los riesgos y los costes asociados al cambio climático se hacen más patentes y deben ser considerados. Así pues, tanto el Fondo de Recuperación Europeo, como un BCE comprometido con aspectos medioambientales, deben ser tenidos en cuenta como una oportunidad de inversión en todas aquellas empresas, sectores y megatendencias de inversión, que van a captar estos fondos, estímulos y políticas, saliendo claramente reforzados", expone el director de Estrategia de Clientes de Banco Sabadell.
Novedades en materia de vivienda
Otra de las novedades que anunció el BCE está relacionada con la vivienda. Así, comenzará a considerar lo que se conocen como alquileres imputados como indicador complementario al índice de precios de consumo armonizado (IPCA). Este concepto se aplica a los hogares que no pagan un alquiler completo por ser propietarios o por residir en una vivienda alquilada a un precio inferior al de mercado o a título gratuito. De este modo, el valor que se imputa es el equivalente al alquiler que se pagaría en el mercado por una vivienda similar a la ocupada.
A este respecto, la tasa de inflación actual solo incluye los alquileres como categoría de gasto en vivienda de los hogares. Por tanto, en lo que respecta al índice de precios al consumidor (IPC), este sector se refleja de manera parcial.
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Si bien la monitorización de la inflación se seguirá haciendo mediante el IPCA, el BCE considera que la inclusión de costes relacionados con la vivienda en propiedad representaría mejor la inflación. "Para tener un reflejo mejor y más comparable entre países de la realidad de los precios y poder controlarlos más efectivamente, el BCE ha decidido incorporar este elemento", señala Servetto.
Dado que este proyecto de inclusión requerirá de varios años, el BCE tendrá en cuenta mediciones de inflación que incorporen estimaciones iniciales del coste de la vivienda en propiedad. Algunos expertos creen que esta inclusión habría incrementado la inflación en 10 puntos básicos anuales entre 2015 y 2019 en la zona euro.