Decía el filósofo y escritor Voltaire que “aquellos que creen que el dinero lo hace todo, acaban haciendo todo por el dinero”. Cada 5 de octubre, se celebra el día de la Educación Financiera y es en ese momento en el que los dos principales supervisores financieros en España, el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), se vuelcan para intentar concienciar a la sociedad sobre la importancia vital de formarse en la cultura financiera, fomentando el aprendizaje sobre el ahorro y el manejo de las finanzas en el día a día, algo que es clave a lo largo de la vida.
Sin embargo, la realidad demuestra que queda mucho trabajo por hacer. Así, al menos, se desprende del documento de trabajo ‘Educación financiera y decisiones de ahorro e inversión: un análisis de la Encuesta de Competencias Financieras’, elaborado por estas dos entidades junto al Instituto Nacional de Estadística (INE). Un 25% de los encuestados reveló que posee unos conocimientos financieros bajos o muy bajos, con una nota media global que se situaba en un seis sobre 10. De acuerdo a este informe, las personas más mayores son, también, las que cuentan con una educación financiera menor.
Asimismo, es llamativo el hecho de que, aunque una amplia mayoría aseguró conceder mucha importancia al ahorro, la cruda realidad señala que apenas un 40% confirmó haber trabajado activamente en él a lo largo del último año. Además, el documento señala que aquellos participantes que poseían un mayor conocimiento financiero son, por regla general, los que analizan de forma más activa su toma de decisiones de inversión, evaluando el riesgo, el plazo temporal y la rentabilidad potencial. De hecho, son aquellos ahorradores más legos en finanzas los que, además de suscribir productos pensando en el largo plazo y en el complemento a su futura jubilación, como planes de pensiones o renta fija, también son los más activos a la hora de apostar por la renta variable.
Notable pérdida de rentabilidad
Además de abarcar los conceptos básicos de la industria financiera, como saber qué es la inflación, en qué consiste el tipo de interés o cuáles son las comisiones que se pagan por un determinado activo, la educación financiera también incluye nociones para llevar a cabo una adecuada administración del dinero y del patrimonio que una persona maneja a lo largo de su vida.
Por ejemplo, es muy importante planificar con qué ingresos estimados se conseguirá llegar a la jubilación para, en virtud de ello, construir una estrategia basada en el largo plazo con la que complementar esos ingresos, que puede ser desde suscribir un producto de ahorro, como un plan de pensiones, hasta hacerse un seguro de vida. Si se desea apostar por activos de renta variable, como es el caso de un fondo de inversión, el interés compuesto juega un papel crucial para, a través de las aportaciones periódicas, conseguir en horizontes temporales elevados una rentabilidad sensiblemente mayor.
La falta de educación financiera en España, tal y como señaló la CNMV en otro estudio de 2019, es la causa principal de que uno de cada tres ahorradores minoristas se base en las recomendaciones de un conocido como criterio principal a la hora de tomar una decisión importante sobre sus inversiones. Este documento indica que, junto a las posibilidades mayores de errar en su estrategia de suscripción de activos y, con ello, sufrir una potencial pérdida patrimonial, el inversor también suele terminar por desconfiar de los mercados tras experimentar algunas experiencias negativas. A la larga, esto le imposibilitará iniciar una adecuada fase de desacumulación de sus inversiones, de modo que estará perdiendo poder adquisitivo y calidad de vida.
Más conocimiento implica mayor asesoramiento
Según el ‘Informe sobre la educación-financiera en las aulas españolas’, de Fundación Contea y Fundación PwC, cuando las personas adquieren una mejor comprensión de los principales conceptos financieros, además de adquirir habilidades para tomar decisiones informadas, también aumentan su deseo en buscar segundas opiniones profesionales que les asesoren sobre las implicaciones de las decisiones a tomar.
Para el Banco de España y la CNMV, el hastío es uno de los grandes culpables de las carencias en educación financiera por parte de los ciudadanos, ya que un 12% afirma directamente que les aburre todo aquello que tiene que ver con la industria financiera. Sin embargo, también han detectado que, a medida que se realizan sesiones formativas sobre la materia en edades tempranas, al convertirse en adultos estas personas saben gestionar mejor su economía familiar y hacer un uso más responsable de su patrimonio. Tal y como subraya el estudio de Fundación Contea y Fundación PwC, aquellos países europeos que llevan desde hace más tiempo apostando por la educación financiera de sus menores, como Suecia, Países Bajos o el Reino Unido, experimentaron un menor deterioro económico de los hogares durante la crisis de 2008.
Un apuesta por el bienestar general
Las pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) de 2020 en base a la participación de 117.000 estudiantes de 20 países, situó a España en la 11ª posición. Entre los ámbitos de mejora más sustanciales, se subraya, entre otras cosas, que los jóvenes españoles tienen dificultades para leer una factura o que les cuesta, en general, tomar decisiones razonadas sobre sus gastos cotidianos.
Un mayor conocimiento matemático o incrementar la comprensión lectora son dos de los ámbitos que señala el informe que se deben mejorar entre los estudiantes españoles, en tanto que poseer una cuenta corriente o disponer de alguna clase de activo son elementos que contribuirían a mejorar el resultado global desde el punto de vista financiero.
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El informe sentencia que las personas con menor cultura financiera son más vulnerables a las estafas y responden peor ante las decisiones más relevantes de compra, como una vivienda o un automóvil, en tanto que les posiciona en una situación desfavorable de salida de cara a mantener una situación económica holgada cuando dejan de ser trabajadores en activo y se jubilan.