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Por qué es importante pasar del ahorro a la inversión

23/10/2020

Los tipos de interés en Europa, al 0%, provocan que los productos totalmente garantizados aporten rentabilidades mínimas

España es un país de ahorradores. Así lo ponen de manifiesto los datos del Banco de España, que en el primer trimestre de 2020 indican que el 40% del ahorro financiero de las familias españolas se destinó a los depósitos y el efectivo, esto es más de 920.000 millones de euros.

De hecho, los hogares disminuyeron un 10% su presencia en fondos de inversión ante el temor a los efectos de la crisis provocada por el coronavirus, según el organismo supervisor. Las familias contaban con 338.543 millones de euros en fondos de inversión a cierre de 2019 y tres meses después, y coincidiendo con el inicio del confinamiento, la posición se redujo en 33.224 millones, hasta situarse en 305.319 millones.

El otro activo favorito de los españoles es el inmobiliario. A cierre del primer trimestre las familias tenían una riqueza inmobiliaria de más de 5,5 billones de euros, la cifra más elevada desde el verano de 2011, según el Banco de España. Así, en total la riqueza inmobiliaria supone más de un 70% de la riqueza bruta de las familias.

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En este contexto, con unos tipos de interés en mínimos históricos en Europa, los ahorradores deberían plantearse virar hacia un perfil más inversor, puesto que las rentabilidades que pueden conseguir manteniendo su estructura actual son ínfimas. "En el escenario actual y, el de los últimos siete años, nuestros ahorros en productos totalmente garantizados aportan rentabilidades mínimas y, en algunos casos, negativas. No dar ese cambio nos condenará a ver cómo nuestros esfuerzos de acumulación de ahorros no generan rendimiento alguno, es más, generan pérdidas. Si queremos que el esfuerzo de acumulación de nuestro ahorro finalista, como puede ser el de la jubilación, genere rentabilidades futuras debemos asumir ese cambio, que será a velocidades diferentes en función de nuestro perfil, conocimiento y objetivos", explica Ricard Balcells, director del Segmento Banca Personal de Banco Sabadell.

Y es que no hay que perder de vista la amenaza de la inflación, es decir, el aumento del precio de forma continuada de los bienes y los servicios. En otras palabras, lo que se puede adquirir hoy con 100 euros no es lo mismo que lo que se podrá comprar dentro de una década con la misma cantidad, ya que el dinero va perdiendo valor y, por tanto, la persona ve mermado su poder adquisitivo. Calcula cuál es el coste de tener tus ahorros parados aquí.

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Es en este punto donde entra el juego el concepto de la rentabilidad real, es decir, el resultado de restar al rendimiento nominal de un activo el efecto de la inflación. Cuanto mayor sea ésta, más interés tendrá que ofrecer un producto para que sea rentable. Como explican desde el comparador financiero HelpMyCash, desde que el Banco Central Europeo (BCE) decidió bajar los tipos de interés al 0% en 2016, se dejaron de comercializar los depósitos bancarios a plazo fijo o bien redujeron su rentabilidad al 0%. Por ese motivo, los españoles se han visto obligados a guardar sus ahorros en cuentas corrientes en las que no reciben ningún tipo de remuneración.

"La tasa de inflación día a día resta poder adquisitivo y los ahorros cada día valen menos y se pierde dinero. Ante este escenario es importante conocer qué alternativas diferentes existen de inversión y cuál es el vehículo que mejor se adapta al perfil de cada uno en base a sus objetivos de inversión y necesidades. Debemos familiarizarnos con productos y servicios que nos ofrezcan alternativas al mero hecho de perder dinero cada día que pasa", remarca Ricard Balcells.

Por tanto, el primer paso para convertirse en inversor es conocer cuál es el perfil de cada uno. La clasificación estándar viene determinada por la aversión al riesgo, de la que se desprenden tres tipos de inversor: el conservador, que trata de preservar el capital y busca superar la inflación y, por tanto, admite baja exposición al riesgo; el moderado, que busca el equilibrio entre estabilidad y crecimiento patrimonial, por lo que la exposición al riesgo tolerada es intermedia; y el agresivo, que quiere maximizar la rentabilidad, por lo que su exposición al riesgo es elevada.

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Las claves del cambio

Una vez determinado qué tipo de inversor se es, Balcells recuerda que hay que olvidarse del mantra de las rentabilidades garantizadas. "El paso más importante es entender cuál es la situación actual del mercado y las perspectivas de futuro; debemos empezar por aceptar que las épocas gloriosas en términos de rentabilidad asegurada han quedado atrás y entender que hay que hacer cosas diferentes si queremos ver un crecimiento de nuestro ahorro".

Máxime cuando la previsión es que los tipos de interés continúen bajos durante un largo periodo. Hace unos días, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, mostró su preocupación sobre una recaída de la economía europea. La banquera gala teme que la recuperación se desvanezca y no prevé alcanzar los niveles precrisis hasta, al menos, finales de 2022. Es más, reconoció que el BCE valora que hay otras herramientas más útiles que recortar tipos, pero remarcó que el organismo considera que una nueva bajada tiene más efectos positivos que negativos para la economía. Actualmente la facilidad de depósito, que determina el interés que las entidades de crédito reciben por sus depósitos a un día en el banco central, se sitúa en el -0,5%.

Ante este panorama, los ahorradores pueden optar por vehículos como los fondos de inversión, ya sean de renta variable, renta fija o mixtos. Este producto es una de las mejores opciones para 'no poner todos los huevos en la misma cesta', ya que permite acceder a una cartera bien diversificada por tipos de activos, países y sectores, con buena fiscalidad (se benefician del diferimiento fiscal), con liquidez y gestión profesional. Junto a la diversificación, aspectos como ajustar la inversión al perfil de riesgo, mantener la inversión en el plazo recomendado, invertir con constancia o realizar aportaciones periódicas son esenciales para minimizar el riesgo.

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En este sentido, "servicios como la gestión discrecional de carteras o el asesoramiento por cartera nos permite acceder a carteras de fondos seleccionados por los mejores especialistas que nos permite diversificar nuestras inversiones", indica el director del Segmento Banca Personal de Banco Sabadell.

Y, precisamente, esa es otra de las claves, el asesoramiento. Sobre todo en un país como España, donde la educación financiera sigue siendo una de las asignaturas pendientes. Como ponen de manifiesto los datos, uno de cada cuatro adolescentes no sabe nada de finanzas, según el último informe del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y más de la mitad de los ciudadanos reconoce no tener conocimientos básicos, ni saber distinguir entre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) o el Producto Interior Bruto (PIB).

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"Es importante acudir a la figura del gestor personal o asesor. Actualmente, con la entrada en vigor de la normativa MiFID (Markets in Financial Instruments Directive), existe una máxima protección del usuario a la hora de ser asesorado en productos de ahorro e inversión. Es importante dejarse aconsejar por los profesionales del sector, unos profesionales debidamente formados y acreditados para el ejercicio de su función. El asesoramiento será de máxima transparencia y protección ofreciendo siempre las alternativas que se correspondan en base a la formación, experiencia y objetivos del cliente", apunta Ricard Balcells.

 

 

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