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Jubilación
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¿Planes de pensiones o seguros de vida de rentas?

Thu May 20 13:18:51 CEST 2021

Escoger los productos financieros pensados para el ahorro y la generación de rentabilidad en el largo plazo es una decisión difícil que depende de la situación de cada inversor, aunque todos coinciden en la necesidad de apoyarse en el ahorro sistemático

Preparar económicamente la jubilación ha dejado de ser una alternativa para convertirse en una obligación para aquellos trabajadores que deseen complementar la pensión y no perder poder adquisitivo una vez se abandone la vida laboral. Con este objetivo en mente, los dos principales caminos para tener éxito se basan, por un lado, en ahorrar de manera periódica y, por el otro, en hacer crecer ese dinero merced a la rentabilidad que le ofrecen los productos financieros. Una de las consecuencias del trabajo constante en ambas vías favorece el acceso al interés compuesto, que consiste en obtener plusvalías derivadas de los propios intereses.

El principal problema del ahorro privado es que, si no se invierte, con el paso del tiempo pierde valor debido al efecto de la inflación. Por ello, existen productos financieros diseñados de manera específica para rentabilizar este ahorro y, al menos, batir el incremento de los precios. Entre ellos, destacan, por citar algunos ejemplos, los seguros de ahorro, los planes individuales de ahorro sistemáticos (conocidos como PIAS) o los planes de previsión asegurados (también llamados PPA). Posiblemente, los más populares, habida cuenta del patrimonio que gestionan en España, son los planes de pensiones, que son productos de ahorro diseñados para no ser rescatados hasta el momento de la jubilación.

Es imprescindible invertir el ahorro para evitar que pierda valor por el efecto de la inflación y conseguir rentabilidad en el largo plazo

Por qué apostar por un plan de pensiones o por un seguro de rentas

Los planes de pensiones gozan de beneficios fiscales que los hacen más atractivos para los ahorradores, ya que permiten desgravar hasta 2.000 euros en aportaciones por año o hasta un máximo del 30% de la base imponible, en línea con lo que ocurre con los PPA. A diferencia de otros productos financieros de ahorro, las ventajas fiscales de los planes de pensiones se mantienen hasta su rescate.

En los últimos años, además de por la jubilación, han ido aumentado las condiciones en que se permite rescatarlos, como, por ejemplo, por incapacidad laboral total y permanente del titular, por enfermedad grave, por fallecimiento, por desempleo de larga duración, para evitar el desahucio, o, desde 2015, es posible recuperar los derechos consolidados del plan de pensiones transcurridos 10 años desde la primera aportación.

Tampoco se deben descartar otros instrumentos de inversión para preparar la jubilación. Por ejemplo, para los más proclives al riesgo, existen los Unit Linked, que no tienen la rentabilidad garantizada y que invierten las primas de los asegurados en fondos de inversión. Al igual que en el caso de los planes de pensiones, pueden rescatarse en determinados casos.

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Los PPA son, en general, bastante similares a los planes de pensiones, aunque no permiten su rescate hasta su vencimiento, garantizando siempre una rentabilidad mínima. Es decir, que tienen la misma fiscalidad y liquidez condicionada que los planes de pensiones pero sin ningún riesgo, ajustando su duración a las necesidades de cada cliente. En definitiva, son idóneos para los ahorradores más conservadores.

Los PIAS, por su parte, son una especie de híbrido entre los planes de pensiones y los seguros de vida. Tras pasar cinco años desde el abono de la primera prima, dejan de existir las condiciones para su rescate y su principal misión es poner a disposición de su suscriptor una renta vitalicia. Ofrecen, además, un capital en caso de fallecimiento del tomador, permitiendo que se pueda rescatar el capital en cualquier momento. En general, a lo largo de los últimos años, los seguros de rentas han ganado protagonismo precisamente como un complemento más de los planes de pensiones. En términos generales, permiten a la persona que suscribe uno garantizarse un ingreso definido (que abona la entidad aseguradora) durante un periodo de tiempo a cambio del pago de una prima. La cantidad a recibir depende de diversos factores, como la edad del contratante, su estado de salud o los beneficiarios que haya designado. Su objetivo esencial es ofrecer la tranquilidad al tomador del seguro de optar en el futuro a una mejor calidad de vida tanto para él como para sus seres queridos.

Existen dos clases de seguros de rentas. Por una parte, los seguros de renta vitalicia garantizan al asegurado un pago regular que, por regla general, dura hasta el fallecimiento. Por otra parte, los seguros de renta temporal solo permiten un ingreso periódico al asegurado durante un plazo de tiempo definido previamente.

Los seguros de rentas están especialmente indicados para los ahorradores más veteranos, ya que disfrutarán de una renta periódica

Los seguros de rentas están en especial recomendados para ahorradores en una edad avanzada, de modo que opten a beneficiarse de una renta periódica en unas condiciones fiscales y con un interés mayor al que, por ejemplo, le ofrecen los depósitos. Según las condiciones y el producto que se escoja, es muy importante designar a los posibles beneficiarios del seguro, debido a que, de no constar expresamente por escrito, el orden será siempre de cónyuge, descendientes vivos, ascendientes supervivientes y herederos legales.

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Diferencias y semejanzas

Las ventajas fiscales de las aportaciones de los planes de pensiones permiten reducir la base imponible del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), aunque las prestaciones tributan como rentas del trabajo. En el caso de los seguros de vida de rentas se aplica el beneficio fiscal justo en el momento del abono de la prestación. El capital que se ha aportado y que reciben los herederos tras el fallecimiento del asegurado tributa en el impuesto sobre sucesiones y donaciones.

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Sin embargo, tanto los planes de pensiones como los seguros de vida de rentas tienen el mismo problema: la iliquidez. Es decir, en el primer caso solo es posible el rescate en determinadas circunstancias, mientras que, en el segundo, aunque es posible el rescate anticipado, suele tener una serie de penalizaciones que lastran su rentabilidad.

En cualquier caso, escoger entre un plan de pensiones y un seguro de vida de rentas es una decisión que depende de la situación particular de cada ahorrador, sus objetivos vitales, su edad, la capacidad de ahorro, si existen cargas financieras o su situación familiar. Por ello, lo más oportuno es buscar siempre consejo profesional antes de decantarse por uno u otro.

De cualquier manera, todos ellos coinciden en la necesidad de que el partícipe o el tomador realice aportaciones sistemáticas y continuadas en el tiempo, de manera que el ahorro crezca, con independencia de que estos productos, al igual que la cartera de inversión se vayan adaptando a las diferentes etapas y necesidades de la vida.

Fotografía de cottonbro en Pexels
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