Ante nuevos retos, nuevas capacidades. El talento es una de esas habilidades que a lo largo de la historia de la humanidad ha promovido el progreso a través de la creatividad de las sociedades, las empresas y las instituciones para adaptarse a los desafíos del futuro. Con la COVID-19, esta capacidad de transformación y reinvención está tomando incluso más relevancia. El informe ‘Mapa del talento en España: fortalezas y debilidades de las comunidad autónomas tras la COVID-19’, elaborado por la Fundación COTEC para la Innovación y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), concluye que las diferencias entre las comunidades autónomas a la hora de potenciar y desarrollar el talento pueden suponer una brecha en la era pos-COVID-19.
Así, la Comunidad de Madrid (71%), Navarra (66,7%), País Vasco (63,6%) y Cataluña (56,3%) encabezan el ranking del país tras ser las más exitosas a la hora de atraer y retener el talento. Son, a su vez, las que cuentan con una mayor renta per cápita.
Estos cuatro territorios destacan en su disposición de nuevas tecnologías en comparación con las otras regiones del país y cuentan con entornos empresariales menos vulnerables. El País Vasco, por ejemplo, ocupa la primera posición en inversión en I+D con la mejor relación gasto- productividad. Por su parte, la Comunidad de Madrid lidera la gestión profesional del management (medida por el porcentaje de empresarios y alta dirección con estudios universitarios). Mientras que la buena situación de Navarra se explica, en parte, por la creciente presencia de inversión extranjera y de estudiantes internacionales.
En el extremo opuesto se encuentran Castilla-La Mancha (28,2%), Canarias (28,7%) y Extremadura (32%), muy por detrás de la media nacional que se fija en el 49%. Castilla-La Mancha es, por ejemplo, la comunidad más rezagada en población activa con estudios superiores e investigadores. En medio de la tabla se sitúan Aragón (53,9%), el Principado de Asturias (53,1%), y Castilla y León (49%).
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En términos generales, el mapa del talento español refleja una diagonal que atraviesa España por debajo de la Comunidad de Madrid y que deja al nordeste las comunidades más avanzadas en talento efectivo mientras que las regiones más rezagadas quedan al sur y al oeste de dicha línea.
En la arena internacional, España ocupa el puesto 32, de un total de 132, que la sitúa junto a países como Chipre, Eslovenia, Estonia o Chile, según el Global Talent Competitiveness Index (GTCI). Según este índice, España necesita mejorar aspectos como las oportunidades para mujeres directivas, la relación del salario con la productividad o el desempleo en educación terciaria o superior.
A la caza del talento en la era pos-COVID-19
La investigación citada concluye que la aparición del coronavirus ha puesto de manifiesto las lagunas de buena parte de las sociedades occidentales para hacer frente a una crisis sanitaria, económica y social de este calibre. “Lo más probable es que el impacto no sea similar, sino que sea asimétrico, castigando más a un territorio que a otro”, recoge el documento, que aboga por una mayor colaboración público- privada para evitar que esta brecha crezca.
La crisis ha acelerado los procesos de transformación digital y transición ecológica en toda Europa. Uno de los grandes retos del mercado laboral del futuro es formar a profesionales con las skills adaptadas a las demandas emergentes. En este sentido, España se encuentra a la cola europea en cuanto a competencias tecnológicas. Según datos de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), el 19% de los trabajadores españoles reconoce estar poco cualificado para utilizar las herramientas digitales en su empresa. No obstante, podría ser el territorio de la Unión Europea (UE) más beneficiado económicamente si cierra esta brecha digital.
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Pero la pandemia deja otra huella: ha transformado la relación laboral de forma transversal y cada vez son más las empresas que valoran en sus nuevos empleados las conocidas como soft skills, que hacen referencia a habilidades como la gestión de las emociones. “El talento no deja de ser la capacidad que cada persona tiene no solo para hacer bien su trabajo de forma excelente, sino para comprometerse con ello. Y no se puede comprometer a una persona, si no conectamos con sus necesidades. Este es el principio del marketing, pero también de las relaciones humanas sanas”, explica Carlos Royo, profesor de Dirección de Personas y Organizaciones en Esade, en el Podcast de Banco Sabadell.