“Con lo activa que eres y lo estupenda que estás, ¿por qué te prejubilas?”, pregunta un compañero a Olegaria González, Ole para los amigos. A lo que esta profesional que ha dedicado toda su vida a la enseñanza responde: “Precisamente porque estoy estupenda”.
González lleva cuatro años jubilada y recuerda con claridad una frase que de alguna manera contiene la esencia de la prejubilación: "hay vida más allá del trabajo porque vida no hay más que una".
La clave está en preparar esta etapa con sentido común y una visión largoplacista. El carpe diem no ha de regir esta decisión, pero sí un cómputo de variables que indiquen que, además de ser una opción, es la mejor opción. Antes de nada, es necesario distinguir entre prejubilación y jubilación anticipada. No es lo mismo, aunque en la práctica se deje de trabajar. La jubilación anticipada implica que la persona puede acceder a la pensión que otorga la Seguridad Social dos años antes de la edad legal si ha cumplido con un mínimo de años cotizados. En cambio, la prejubilación es un acuerdo privado entre el trabajador y la empresa para abandonar la actividad laboral antes de la edad legal de jubilación.
Así funciona la jubilación anticipada
En España, la edad legal de jubilación ha subido a los 66 años en 2021 en virtud de la reforma paramétrica aprobada en el año 2011, que sigue aplicándose poco a poco para evitar cambios bruscos en el sistema. Pero la Seguridad Social ofrece la posibilidad de optar por la jubilación anticipada siempre que se cumpla con una serie de condiciones y que se asuma cierta pérdida de pensión.
Puede interesarte: Las pensiones en 2021, ¿cuánto han subido?
Aunque hay varias modalidades en España, la jubilación anticipada más extendida es la que se produce por voluntad del trabajador, es decir, cuando una persona decide dejar de trabajar antes para disfrutar de su tiempo de retiro. En 2021, pueden acceder a esta modalidad los trabajadores con 64 años cumplidos siempre que se encuentren en situación de alta o asimilada al alta en la Seguridad Social y acrediten un periodo mínimo de cotización de 35 años.
Pero, ¿cómo afecta a la pensión? Supone una penalización en la cuantía de la prestación que se recibe porque la ley obliga a aplicar unos coeficientes reductores para compensar la pronta salida del mercado laboral. Los ciudadanos que se jubilan antes de lo que marca la edad legal, probablemente disfrutarán durante más años de la pensión. Cuantos más años se hayan cotizado al sistema, menores serán los coeficientes reductores a aplicar.
¿Quién y cómo puede acceder a la prejubilación?
La prejubilación, sin embargo, es un acuerdo privado entre el trabajador y la empresa para abandonar la actividad laboral antes de la edad legal de jubilación, pero recibiendo por parte de esta una retribución desde la fecha de la prejubilación hasta la fecha en que su jubilación oficial se haga efectiva. Sea cual sea el tiempo que falte para jubilarse, la empresa se compromete al pago mensual de un porcentaje de sus ingresos anteriores.
Esto es importante porque los prejubilados no causan baja en la Seguridad Social. Es la empresa la que sigue cotizando por ellos hasta el momento en que llega la jubilación definitiva. Es decir, siguen registrados como trabajadores en paro. El entendimiento entre el trabajador y la empresa ha de ser total, pues a través de la empresa este podrá analizar las condiciones de una supuesta prejubilación en caso de estar ambas partes de acuerdo.
Es muy posible, de hecho, que la empresa sea una de las partes interesadas en prejubilar al trabajador con el objeto de reducir o renovar la plantilla. Son comunes los planes de despidos vía prejubilación, a los que un trabajador puede apuntarse de forma voluntaria. Esté donde esté el origen, lo imprescindible es que el trabajador revise de manera rigurosa los años cotizados y se asegure de percibir una retribución adecuada a sus necesidades y expectativas.
Una cantidad que, aunque sea de forma temporal, le tiene que permitir vivir según su nivel de vida. Por lo general, el trabajador suele quedarse con unos ingresos inferiores al 100% del sueldo. Se trata de un porcentaje que será fijado por la empresa, la cual se compromete a cubrir al trabajador mes a mes hasta el momento de la jubilación oficial (descubre cuál será tu pensión de jubilación con esta calculadora). Una cifra que difiere entre sectores pero que se recomienda que nunca sea inferior al 60%.
No solo el trabajador debe verificar que su economía doméstica puede sostenerse sin altibajos con el nuevo marco retributivo inferior a su sueldo normal. También conviene cerciorarse de que la empresa corre con las cotizaciones a la Seguridad Social, manteniendo la base que le sea más óptima.
Puede interesarte: Las principales novedades económicas y fiscales que impactarán en las pensiones en 2021
Se debe recordar que el trabajador prejubilado deja de trabajar pero sigue cobrando y cotizando, motivo por el que es necesario un acuerdo que vele por mantener las cotizaciones que le permitan no ver mermada su pensión cuando llegue la fecha de la jubilación. Además, es necesario comprobar cómo afecta la prejubilación a otros beneficios propios del trabajador, como el seguro médico o los planes de pensiones.
En España, alrededor del 40% de los trabajadores se jubila antes de lo que marca la edad legal, según el Banco de España. Además, según las cifras de la Seguridad Social, el número de empleados que se acogió a una prejubilación creció en un 66% entre 2014 y 2019. En muchas ocasiones, las prejubilaciones se producen en el marco de expedientes de regulación de empleo (ERE) o planes de rejuvenecimiento de las plantillas.
En líneas generales, lo importante es tener claro que se trata de un acuerdo privado, no regulado, y que no hay un único modelo de prejubilación, aunque muchas de ellas se negocien en colectivo. Si se dan las condiciones adecuadas y en la balanza retributiva sale un saldo positivo acorde con los gastos, será el trabajador quien tenga la última palabra y decida si quiere continuar trabajando… o si una retirada a tiempo puede saber a victoria.
En cualquier caso, uno de los objetivos que se ha planteado el Gobierno de cara a la próxima reforma del sistema de pensiones es aumentar la edad real de jubilación con un esquema de incentivos a la prolongación de la vida laboral y una regulación más estricta de la jubilación anticipada. Por su parte, las prejubilaciones seguirán quedando en el ámbito privado de negociación entre el trabajador y la empresa.