Las organizaciones han tenido que implementar medidas de manera urgente a causa de la COVID-19. Además de los ERTE que muchas se han visto obligadas a llevar a cabo, se ha producido una digitalización ‘acelerada’ del sector empresarial liderada por el teletrabajo como método de prevención. Con la nueva normalidad, muchas compañías han tenido que rediseñar sus instalaciones para seguir la normativa y los protocolos en materia de seguridad frente a la pandemia.
No es extraño ahora que el responsable de redes sociales de una compañía española trabaje desde Buenos Aires sin haber visto en persona a sus compañeros, que los procesos de selección laboral sean en un 95% remotos, que los empleados se tomen la temperatura antes de entrar a la oficina o que en un escritorio donde antes se sentaban seis trabajadores ahora lo hagan solo dos. Esta situación derivada de la urgencia y de la inmediatez de reacción que reclamaba la crisis, ha llevado a que muchas de estas iniciativas hayan llegado para quedarse y que se transformen en políticas a largo plazo.
Ángel Sáenz de Cenzano, director de LinkedIn en España y Portugal, con más de 20 años de experiencia en la industria digital, advierte: “Lo que antes era importante, ahora es imprescindible”. Para Sáenz de Cenzano, la necesidad de trabajar a distancia ha abierto una serie de combinaciones híbridas que marcarán el futuro de las empresas y de sus trabajadores. “Nos ha llamado la atención que ciertos perfiles que no considerábamos aptos para trabajar en remoto ahora lo hagan con naturalidad, como especialistas de marketing o de redes sociales, responsables de producto o equipos de recursos humanos”.
Los expertos y gurús del mundo de los negocios predicen un verdadero cambio, que se materializa en una serie de medidas que comenzaron como improvisaciones, pero que se convertirán en pilares para las empresas. Manuel Alonso Coto, profesor de Marketing y Tecnología del IE Business School y autor de Transformación Digital en tiempos de COVID-19: Last Call!!!, explica, citando su libro: “Pandemias previas aceleraron cambios incipientes que ya estaban en curso agigantándolos y eso es lo que está ocurriendo de nuevo, esta vez en clave digital”. En España, según Alonso Coto, solo el 2% de los empleados teletrabajaba de forma habitual. Ahora, más del 60% espera continuar haciéndolo después del verano.
Las tendencias empresariales poscovid
El teletrabajo es el ejemplo más palpable, pero hay nuevos fenómenos pospandemia. “El comercio electrónico permitió a muchas empresas, por ejemplo, del sector agroalimentario sobrevivir al derrumbe de la hostelería. Pequeños comercios locales atacaron nuevos nichos de mercado, como el de los mayores que preferían no salir a comprar físicamente. Un millón de ellos compró online por primera vez durante el confinamiento”, cuantifica Coto Alonso.
La venta directa al consumidor alterará las cadenas de suministro. Good Rebels, una de las consultoras de estrategia empresarial más grande de Hispanoamérica, sitúa este cambio como el más importante de los despertados por la pandemia. “Representa una oportunidad para que las marcas retomen la relación directa con su cliente tras haberla perdido en un modelo de venta basado en el distribuidor”, apunta la consultora en la última versión de su Barómetro Covid-19 y Marketing en España.
Salvador Suárez, cofundador y director general de Good Rebels, agrega: “Otra de las tendencias que surge de esta crisis es la evolución en la cadena de valor, desde un proceso actual de producción basado en el bajo coste, principalmente en fábricas ubicadas en Asia, a la necesidad de generar productores y fabricantes a nivel local”. Según Suárez, estos son “más conscientes de la importancia que dan los consumidores actuales al equilibrio entre la utilización de recursos naturales para la fabricación de los productos y el techo ecológico”.
La digitalización del tejido empresarial
Los cambios, claro, escalarán y afectarán tanto a organizaciones enteras, como a clientes o a empleados. “Alguien que trabaja en banca de inversión no necesitará viajar 200 días al año porque se dará cuenta de que eso no le aportaba un verdadero valor añadido”, dice Sáenz de Cenzano. “Pero hay aspectos que sí querremos mantener, como el hecho de colaborar en vivo o la camaradería de la oficina”, agrega.
Eso sí, hay un aspecto no negociable: la digitalización. “Es una necesidad”, agrega el director de LinkedIn. Y pone un ejemplo que le toca de cerca: “Hoy no te puede pasar que una persona no te pase su perfil de LinkedIn para valorar su puesto, como también es raro que alguien te diga que no puede hacer una videollamada”.
Las pequeñas y medianas empresas o los autónomos necesitan actualizarse y los cursos de capacitación en línea están adquiriendo una relevancia extraordinaria. “Las organizaciones también están obligadas a preparar a sus trabajadores para que puedan demostrarse productivos en el entorno digital, pero también porque ellos mismos lo demandan”, analiza Sáenz de Cenzano. “Hemos descubierto no solo la validez sino la idoneidad de la formación en remoto”. En este sentido, las nuevas organizaciones parten con ventaja: “Las grandes compañías y los gobiernos deberían revisar y replicar el modus operandi de las startups y su nivel de adaptación”.
La seguridad como pilar de la organización empresarial
La vida en la oficina, sin embargo, continuará existiendo. PwC, una de las grandes consultoras del mundo, se ha puesto a trabajar en diversos programas para ayudar a sus clientes a gestionar los riesgos provocados por esta pandemia que ha azotado al mundo. Ramón Abella, socio del Programa de Consejos de Administración de PwC, llevó adelante la monitorización de estos procesos en cada una de las organizaciones durante estos meses de convivencia con la COVID: “La salud de los empleados es lo principal, pero también la continuidad del negocio en la medida de lo posible. Los empleados demandan esta clase de protocolos para sentirse a salvo y es una responsabilidad de la compañía”.
“En su informe de febrero, el World Economic Forum no consideraba una pandemia dentro de los cinco principales factores de riesgo mundiales”, indica Abella. “Ahora es natural que los empleados tengan que tomarse la temperatura antes de entrar a la oficina, que tengan estaciones de higiene por todas partes, usen mascarillas o que donde trabajaban seis, ahora lo hagan dos”, dice.
Las charlas en línea ofrecidas por PwC para explicar este programa de gestión de riesgos que desarrollaron durante la pandemia fueron seguidas por más de 300 compañías. “La dificultad ha sido grande porque la foto se iba moviendo. Tuvimos que adaptarnos a regulaciones distintas para asesorar a grandes multinacionales, en países con diferentes reglas y estados de la pandemia con diferentes avances”, dice Abella. “Había una gran sensibilidad. Las empresas estuvieron a la altura”, reflexiona el experto, que también destaca el grado de adaptación de los ejecutivos y de los propios empleados. “Todas estas medidas han llegado para quedarse por un largo tiempo”.