"El mayor riesgo es no correr ningún riesgo en un mundo que cambia muy rápidamente, la única estrategia que garantiza el fallo es no correr riesgos". Esta cita del padre de Facebook, Mark Zuckerberg, plasma la realidad actual del mundo empresarial, que evoluciona a un ritmo que se ha visto todavía más acelerado a causa de la crisis provocada por el coronavirus. En este contexto, saber trabajar en entornos de riesgo es inherente.
¿Qué significa que el riesgo es inherente? Todas las decisiones y movimientos que acometemos en una compañía implican riesgos, se trata de algo intrínseco. Esto se debe a que no tenemos la certeza de que las fórmulas que estamos aplicando vayan a ser eficaces. Sin embargo, hay métodos que nos pueden ayudar a minimizar esta incertidumbre en cuanto a los resultados deseados. Algunos de ellos se basan en la experiencia y otros en estudios minuciosos de las estrategias, planes o ideas que pueden desarrollarse.
Métodos para minimizar los riesgos
Cada compañía debe ajustarse a unos parámetros dependiendo de su naturaleza, tamaño, presupuesto y situación actual. Hay que hacer una composición de lugar analizando cómo está afectando la crisis provocada por la COVID-19 a elementos como las ventas, el incremento de costes o la liquidez. No es lo mismo una empresa que ha tenido que cerrar durante más de dos meses que otra que ha podido mantener su actividad, de forma física u online.
Hay muchas metodologías que ayudan a gestionar el riesgo, normalmente se parte de la identificación y el análisis y, entonces, se procede al tratamiento y a la supervisión. La clave está en poder dibujar los diferentes escenarios posibles a los que se puede enfrentar la empresa para prepararla y que de esta forma ésta sepa reaccionar de manera óptima, respondiendo a un plan de contingencia.
1.) Método Lean. Es fácil y directo, consiste en estudiar y analizar la gestión de una empresa en un corto periodo de tiempo y suprimir todas aquellas cosas que no funcionan.
La metodología se basa en crear una hipótesis sobre el lanzamiento de un producto o un servicio y estudiar sus posibilidades en el mercado. Después, se hace una medición de los posibles resultados y se estudia su solvencia. Si no funciona se prueba con otra cosa distinta y así sucesivamente. Este método busca obtener una buena experiencia final, eliminando todo aquello que no aporta, a través de un estudio constante y sin pausa. De esta manera se reduce la tasa de fracaso porque se pueden tomar muchas decisiones en pequeños periodos de tiempo.
2.) Análisis DAFO. Se puede realizar un análisis DAFO del negocio que permitirá averiguar a fondo las debilidades, las amenazas, las fortalezas y las oportunidades de la compañía. Esto ayudará a trazar estrategias a corto, medio y largo plazo porque se podrá definir la situación real en la que se encuentra la empresa y su entorno, los pros y los contras y, después, tomar decisiones. Este estudio es un análisis estratégico que analiza interna y externamente la empresa para saber dónde es más importante poner el foco en cada momento.
3.) Comunicación a través de redes sociales. Si hay algo que han aprendido las empresas, especialmente durante este periodo, es la importancia de tener una comunicación directa y fluida con su público. Las redes sociales son un elemento clave porque pueden servir para afianzar la imagen de marca, manejar la reputación y mantener el contacto con los clientes de una manera rápida y económica y, lo mejor, con un planning que se puede ir optimizando de forma sencilla a partir del análisis en tiempo real de lo que funciona mejor. Es decir, permiten pivotar y rediseñar la estrategia comunicativa ajustando factores como el target, el presupuesto o el mensaje. Según el economista Mario Cantalapiedra, si una compañía tiene problemas o prevé una caída en los ingresos deberá estudiar qué gastos debe reducir para poder continuar con su actividad, "se pueden pasar a variable algunos costes fijos como, por ejemplo, la publicidad y el marketing, y en su lugar se pueden buscar alternativas más asequibles como las redes sociales". De esta manera, se puede ahorrar optimizando el presupuesto de marketing y de comunicación.
4.) Acceso a información de calidad. La información es poder, y ahora más que nunca. Tener acceso a datos de interés, actualizados y objetivos es fundamental para tomar las mejores decisiones. En este contexto nace Pulso, una aplicación exclusiva de Banco Sabadell que permite analizar en tiempo real la evolución de la economía a partir de todas las transacciones nacionales que se realizan con Terminales de Punto de Venta (TPV) del banco. En un momento marcado por la incertidumbre como el actual, contar con una herramienta como ésta, que permite ofrecer respuestas claras y basadas en datos reales y actualizados, se convierte en un elemento estratégico capaz de marcar la diferencia. Pulso proporciona un análisis de la evolución de la economía completo e interactivo que permite filtrar la información por sectores y ubicaciones. Estos datos que son de interés general, resultan especialmente importantes para aquellas empresas que quieren reiniciar su actividad mejorando su competitividad y optimizando sus recursos al poder "pulsar" el día a día en su sector y territorio concreto.
5.) Prueba piloto. Para minimizar riesgos sin permanecer inoperantes, las empresas pueden establecer unos parámetros de actuación que no impliquen la totalidad. El plan piloto consiste en ejecutar una estrategia concreta en una porción pequeña de la empresa para ver resultados y extraer soluciones. Así, se obtendrá información sobre el impacto de la acción y los datos podrán ser extrapolados. Además, se podrá prever el alcance del producto o servicio al testar el interés de los usuarios. Si, por ejemplo, una empresa está estudiando la opción de exportar porque la teoría indica posibles buenos resultados, antes de llevar esta estrategia a la práctica al 100%, puede empezar haciendo una pequeña incursión con una cantidad de productos o servicios en el catálogo más limitada. De este modo, podrá hacer una valoración a posteriori de si realmente es rentable trazar un plan más ambicioso y ampliar el catálogo o la cobertura sobre el terreno o si, al contrario, hay que pivotar y replantear la estrategia de comercio exterior.
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6.) Producción bajo demanda. Puede ser positivo trabajar bajo pedido e incluso asegurando el cobro por adelantado. Según elEconomista, "trabajar de esta manera minimiza el riesgo porque además se pueden realizar más controles como informes comerciales, intentar el recobro rápido o adquirir un seguro de crédito". Bajo su punto de vista, es posible que la crisis provocada por el coronavirus replique escenarios parecidos a los que se dieron en la crisis del 2008, cuando se empezó a producir bajo demanda para para evitar posibles problemas de acumulación de stock.
7.) Liquidez. El control del flujo de caja y del presupuesto es muy importante a la hora de prevenir riesgos en las empresas. Evaluar la rentabilidad de cada inversión, los beneficios obtenidos, los gastos acumulados y establecer un control y una adecuada gestión son elementos esenciales para evitar problemas.
El experto señala que uno de los elementos fundamentales para mantener la viabilidad de la empresa es asegurar la liquidez ajustando los activos y los pasivos a corto plazo. Para poder llevarlo a cabo propone varias soluciones "se puede aplazar el pago de impuestos o pedir un préstamo ICO para tener liquidez, siempre que la empresa sea solvente". Además, es muy importante mantener el control presupuestario, sobre todo el de los ingresos frente a los gastos, "normalmente las empresas lo hacen cada mes, pero ahora mismo es recomendable que se haga quincenal o incluso semanalmente, de tal manera que, si se encuentra un desequilibrio se puede acudir al banco o intentar aplazar el pago a proveedores", señala Cantalapiedra. De esta manera podemos atajar el problema lo antes posible.
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8.) Liberar stock. Esta crisis ha paralizado el comercio durante dos meses. Esto ha provocado que muchas empresas tengan acumulado mucho stock al que no pueden dar salida fácilmente porque se ha quedado obsoleto o se encuentra fuera de temporada. La empresa debe tratar de liberar ese stock -que se traduce en una gran inversión en productos y pocas ventas- para ajustar cuentas. Tanto durante el confinamiento con la venta online, como ahora con las tiendas físicas ya abiertas, las empresas están lanzando acciones con precios especiales, promociones y sorteos para llamar para llamar la atención de los clientes. También se pueden reducir los plazos de almacén, tratando de ser más eficientes y mantener todo en un perfecto estado de conservación para evitar que se deterioren las máquinas.
9.) Negociación con proveedores. Es un elemento clave para que la empresa sea estable y opere con normalidad. La compañía puede negociar con ellos para trabajar de manera más desahogada. Hay muchas cosas que se pueden hacer según Cantalapiedra, "desde solicitar un aumento de los plazos de pago o fijar un plazo de pago al mes, hasta comprar a proveedores que estén más cerca del establecimiento o negociar condiciones de pago que nos beneficien, como descuentos por pronto pago". Es importante realizar un balance de ingresos y gastos y un estudio de viabilidad económica centrado en el medio-largo plazo, donde se incluyan los ingresos, los gastos, los préstamos o los pagos de alquiler. De esta manera, se podrá elaborar un plan de contingencia para gestionar los riesgos, activar las ventas o tomar las medidas que sean necesarias dependiendo del estado de las cuentas.
Para que el análisis que lleve a cabo una empresa sea efectivo tiene que ser realista y debe servir de referencia para la toma de decisiones. Cantalapiedra subraya que las compañías tienen que ser fieles sí mismas. "Las empresas deben tener claro que es mejor perder que perder más. Suena duro, y el cierre es lo último, pero hay empresas que se lo tienen que plantear porque las deudas tienen riesgos".
Conocer los distintos escenarios y riesgos hace que las empresas estén más preparadas para defenderse. Muchas grandes empresas nacieron de un gran fracaso. Bill Gates fracasó en su intento de fundar una compañía de análisis de datos. Unos años después de abandonar el proyecto Traf-O-Data, creó su primer producto de Microsoft y el resto es historia.