Estados Unidos (EE.UU.) es la primera economía mundial, representando el 24,4% del producto interior bruto (PIB) mundial y el segundo exportador global, tras China. Aglutina el 4% de toda la población y ofrece seguridad jurídica avalada con el máximo grado de inversión (AAA). El país es el quinto lugar de origen de las importaciones españolas y ocupa el sexto puesto de destino de sus exportaciones. “Es un destino muy importante para las empresas que quieran hacer negocios”, afirmó Mario Velo, director Corporate y Middle Market de Banco Sabadell EE.UU., en el webinar ‘Estados Unidos: una visión macroeconómica e información práctica para operar en el país’, organizado por HUB Empresa y Soluciones Internacionales de Banco Sabadell.
El país norteamericano está afrontando con eficacia la pandemia del coronavirus. Es una de las naciones a la cabeza de la campaña de vacunación, llegando a inocular a 4 millones de personas en un día. Los pronósticos apuntan a que durante el tercer trimestre del año contará con buena parte de su población totalmente vacunada y prevén que durante este periodo regrese a los niveles de crecimiento económico pre-COVID-19.
“EE.UU. había sido históricamente un país muy interesante para las empresas españolas, pero en este último año pos-COVID-19 hemos visto cómo realmente se ha ido visualizando como un mercado de potencialidad”, señaló en el webinar Carlos Dalmau, director de Soluciones Internacionales de Banco Sabadell. Sus oportunidades para las firmas españolas destacan en los sectores del turismo y la hostelería; la energía; el transporte y las telecomunicaciones; y la industria.
“Biden va a intentar dar un vuelco a todo lo que se había hecho en la era Trump para hacer un país mucho más competitivo”, subrayó Velo, que destaca las tres áreas con más potencial para las compañías españolas: las infraestructuras con proyectos en puertos, carreteras, banda ancha o red eléctrica, las energías renovables con proyectos eólicos o termosolares y el consumo masivo a través de las grandes superficies de alimentación.
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Legado de los 100 primeros días de Joe Biden
El aterrizaje de Joe Biden a la Casa Blanca ha dado un giro de 180º a la actuación del país dentro y fuera de sus fronteras. Durante los 100 primeros días al mando del principal motor económico global, el presidente norteamericano ha dibujado las seis líneas maestras que centrarán su mandato.
Su plan se articula en seis acciones concretas: mitigar los efectos de la pandemia en el ámbito socioeconómico y acelerar la vacunación, promover un estímulo fiscal, devolver al país al multilateralismo, desarrollar un programa masivo de infraestructuras, regresar a la agenda medioambiental para combatir el cambio climático y consumar la reforma migratoria en el país.
Washington ha aprobado recientemente el American Rescue Plan, que con dos billones de dólares es el mayor programa de ayudas aprobado en EE.UU. Su objetivo es apoyar a las capas más bajas de la población, a las administraciones locales y a las pymes. Estará en vigor durante los próximos ocho años y se financiará, principalmente, con una subida del impuesto máximo corporativo del 21% al 28%. Además, su primer movimiento como presidente 46º de EE.UU. fue reingresar en el Acuerdo de París, lo que obliga al país a alcanzar la neutralidad climática para 2050 a través de la apuesta por las energías renovables, sobre todo solar y eólica. Una ambición en la que también trabaja ya la Unión Europea (UE).
Revitalizar la relación transatlántica
La elección del demócrata fue recibida en Europa con gran alivio. “America is back” es la consigna que más se escucha en Bruselas desde entonces. Con la anterior Administración, la relación transatlántica vivió los momentos más bajos de la historia reciente. EE.UU. tomó decisiones contrarias a la seguridad europea y declaró, al que hasta entonces era su principal aliado, una guerra comercial. Pero una de las prioridades de Biden en la arena internacional es revertir esta tendencia y revitalizar la relación transatlántica.
“Biden está dando pasos adelante para volver a tener las relaciones comerciales con Europa previas a la Administración Trump”, destacó Mario González, director de inversión de Banco Sabadell en EE.UU., en el citado webinar.
Las palabras ya han pasado a hechos concretos. Bruselas y Washington pactaron recientemente una suspensión temporal de los aranceles que se habían impuesto mutuamente en el marco de la disputa Airbus- Boeing. Desde EE.UU. tasaban con el 25% de impuestos al vino, al aceite de oliva o al queso manchego. En la actualidad continúan en vigor aranceles al acero y al aluminio europeos.
La compleja relación con China sigue siendo, no obstante, uno de los grandes ejes de discrepancia entre ambos aliados. La UE selló recientemente un acuerdo de inversión con el gigante asiático que no gustaba a la anterior administración y también desagrada a la actual. Además, Pekín desbancó a Washington como socio principal de la UE en 2020. Sin embargo, el deterioro de la situación de derechos humanos ha acercado a EE.UU. y la UE, que se han coordinado para imponer sanciones por el trato a la minoría uigur en el país asiático. Un paso que el bloque comunitario no daba en 30 años y que le acerca un poco más al otro lado del Atlántico, alejándole a su vez de sus aliados en China.
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