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La gestión discrecional de carteras gana peso en España

Tue Nov 03 10:12:59 CET 2020

Delegar las decisiones de inversión puede ser una buena alternativa en momentos de incertidumbre, aunque este tipo de servicio de banca privada ofrece, también, otras ventajas que son interesantes para cualquier ahorrador que piense en el largo plazo.

Una de las máximas más conocidas de John D. Rockefeller dice que “no hay que tener miedo de renunciar a lo bueno para ir a por lo grandioso”. En esta línea, la toma de decisiones de inversión es, posiblemente, una de las acciones más difíciles que existe en el mundo financiero, ya que la obtención de rentabilidad en el largo plazo es algo complejo que requiere de análisis, estudio y, en muchas ocasiones, paciencia. Quizá por ello, a lo largo de los últimos años ha ido ganando peso la gestión discrecional de carteras, que, a grandes rasgos, consiste en la delegación de las iniciativas sobre la compra y la venta de activos al profesional, habitualmente un gestor, que opera en nombre de su cliente. Conociendo su perfil de riesgo y, también, sus objetivos y metas a futuro, actúa con plena autonomía, gracias a la confianza que el ahorrador deposita en él.

Todo ello se instrumenta a través de un contrato, que especifica lo que este especialista puede llevar a cabo en materia financiera en nombre del usuario, aunque, con carácter previo, por norma general se realiza un análisis pormenorizado del cliente para conocer en profundidad, por ejemplo, cuáles son sus necesidades de liquidez inmediatas o sus expectativas de rentabilidad. De hecho, la gestión delegada de carteras incluye, también, el servicio de monitorización y de seguimiento de las inversiones, de cara a que se tenga el máximo control sobre la evolución de los productos seleccionados. En virtud de este trabajo y de su propio conocimiento como experto, el gestor escoge la composición de una cartera de inversión que estima que mejor se adapta a su cliente. Lo más habitual es que esta gestión discrecional se instrumentalice a través de fondos de inversión, dado que, de este modo, se puede acceder a un amplio universo de activos y con costes más reducidos que si se quisiera operar mediante otro tipo de sistema.

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Avance en España

La gestión discrecional de carteras se rige en España por la Circular CNMV 7/2011, publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) con fecha 24 de diciembre de 2011, y que establece las características básicas de los contratos- tipo en cuanto a la gestión de cartera entre las entidades financieras autorizadas para la prestación de determinados servicios de inversión y los clientes minoristas. Según los datos de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensión (Inverco), el primer semestre de 2020 cerró con más 78.000 millones de euros invertidos en la gestión discrecional de carteras.

A pesar de la crisis económica, muchos inversores están decidiendo delegar por completo su patrimonio invertido en este servicio, que, durante el segundo trimestre, y hasta lo que llevamos de año, ha logrado aumentar un 7% su volumen. A finales de junio, ya había 740.000 carteras gestionadas en España, de las cuales un 95% correspondían a clientes minoristas, y con un capital medio por cartera de alrededor de 98.000 euros. Casi la cuarta parte del dinero invertido por los ahorradores del país ya corresponde a este tipo de servicio.

Qué ventajas ofrece

Los mercados de renta variable siempre han estado marcados por la volatilidad, aunque es cierto que, desde que estalló la crisis sanitaria global como consecuencia de la pandemia del coronavirus, las Bolsas de todo el mundo se han visto invadidas por una ola de incertidumbre, en la que los distintos valores han encadenado correcciones importantes con rallies alcistas, provocando, en numerosas ocasiones, que el pánico se apoderara de muchos inversores. Por ello, y aunque no está garantizado el éxito, la apuesta por la gestión discrecional de una cartera, contando con la participación de un profesional financiero experto, puede ser una decisión acertada para intentar superar los fuertes desequilibrios económicos actuales con algo más de tranquilidad, asegurando que las inversiones estén mejor controladas que en el caso de gestionarlas un ahorrador personalmente.

Se trata de un servicio de banca privada, que, bajo un marco de actuación determinado y un objetivo previamente fijado de inversión, procura que el cliente logre, al menos, una rentabilidad superior al incremento de la inflación. Existen diferentes tipologías o estrategias en la gestión discrecional. Por ejemplo, las más conservadoras están focalizadas en la renta fija, con una filosofía que se basa en la acumulación de los cupones de los bonos, de modo que se opte por una posición defensiva cuando la renta fija está sobrevalorada y se compre si se considera que existen oportunidades en el mercado. Otra posibilidad es optar por una cartera patrimonial multiactivo en renta variable, con un posicionamiento táctico y defensivo si no se estima que es un momento oportuno para invertir, ya que la premisa es proteger el capital, y tomar posiciones en épocas de corrección, como puede estar ocurriendo desde hace unos meses debido a la inestabilidad de muchas Bolsas.

En este tipo de gestión existen estrategias muy conservadoras centradas en los cupones de renta fija y otras que apuestan por la inversión en multiactivos

Se escoja una u otra estrategia, la gestión discrecional ofrecerá al inversor una serie de ventajas importantes, como la flexibilidad para acometer decisiones de compra en cualquier momento, o, también, de deshacer posiciones. Además, su apuesta por la renta fija y los valores conservadores, a largo plazo suelen ofrecer rentabilidades positivas con bastante frecuencia. Otra ventaja, de innegable relevancia en la coyuntura actual, es que tiene una vocación de protección del patrimonio del ahorrador, algo a tener en cuenta en épocas de incertidumbre por el comportamiento de los mercados.

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Otro beneficio, quizá el más determinante para muchos inversores a la hora de decantarse por la gestión discrecional, es que apuesta firmemente por la diversificación, por lo que cualquier apuesta que salga mal por las razones que sean puede compensarse con el buen desempeño de otras. En este contexto, juega a favor de esta estrategia la rapidez en la toma de decisiones, que provoca un gran dinamismo para implementar cambios en la composición de la cartera, buscando posicionarse con agilidad ante potenciales oportunidades.

Desde el punto de vista del gestor profesional, este servicio es, también, muy interesante, puesto que se alinean sus intereses y objetivos con los de sus clientes, cobrando un porcentaje de los activos bajo administración junto a su comisión de gestión. De este modo, si la cartera crece, su remuneración también lo hace.

Fotografía de Oliur en Unsplash
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