Europa y el mundo entero se blinda para intentar frenar la segunda ola de la COVID-19. En Reino Unido, el Parlamento ha aprobado el confinamiento hasta principios de diciembre y el cierre de establecimientos de actividades no esenciales, como tiendas de ropa y locales de comida que no ofrezcan servicio para llevar. La misma situación sucede en Francia, pues sus ciudadanos tendrán que permanecer encerrados durante todo el mes de noviembre. En Portugal ocurre algo similar, ya que alrededor de 120 municipios se encuentran bajo un confinamiento parcial, es decir, el deber de quedarse en casa salvo para realizar actividades esenciales. Lo mismo acontece en Austria, donde se han cerrado bares, restaurantes, museos, teatros, cines e, incluso, se han anulado la celebración de bodas y de cumpleaños. En definitiva, la palabra ‘confinamiento’ está cada día más presente para las autoridades de los distintos países ante el rápido avance del número de contagios por coronavirus.
España estará los próximos seis meses, hasta el 9 de mayo, bajo un nuevo estado de alarma, siempre y cuando la situación sea similar a la actual, tal y como aprobó recientemente el Gobierno. Esta situación provocada por la segunda ola del coronavirus está repercutiendo de manera directa en la economía y en las previsiones de recuperación. De hecho, las perspectivas a futuro continúan empeorando y, según las últimas cifras de la Comisión Europea, la economía española caerá este año un 12,4%, mientras que en julio se estimaba un descenso del 10,9%. A su vez, esto repercute en la actividad comercial, ya que se han registrado cambios en los volúmenes de compras, en los canales de distribución y, en definitiva, en el comportamiento de los consumidores.
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La restauración, uno de los sectores más afectados
De forma específica, la hostelería y la restauración representan algunas de las actividades más afectadas, ya que varios gobiernos autonómicos están optando por limitar o cerrar su actividad para frenar los contagios. Por ese motivo, el sector está mostrando un descenso de casi el 20% durante las últimas cuatro semanas, según los datos de Pulso, la herramienta de Banco Sabadell que, a través de las interacciones con Terminales de Punto de Venta (TPV) del banco, permite analizar en tiempo real la evolución económica. Cataluña fue la primera región en dar ese paso y desde el 16 de octubre los bares y los restaurantes de esta región permanecen cerrados y, aunque pueden preparar comida a domicilio, la caída en la actividad de estos locales supera el 41% en el último mes. La Rioja y Navarra fueron de las siguientes en aplicar la medida, por lo que en ambas comunidades se supera un descenso de más del 60% durante las últimas cuatro semanas. Con posterioridad, otras comunidades autónomas se han ido sumando, como Castilla y León que, tras un primer fin de semana con la restauración cerrada, registra un descenso del 36% en los últimos siete días.
Gráfico: Datos de la actividad comercial en Restauración en Navarra, donde se ve un descenso a partir del 22 de octubre, fecha en la que se cerraron los bares y los restaurantes, según Pulso
Hasta que la esperanza de la vacuna no se convierta en una realidad, para lo que queda de año, las previsiones tampoco son muy positivas. En concreto, se calcula una caída de la facturación de entre el 40% y el 47%, o, lo que es lo mismo, una merma de entre 15.000 y 17.000 millones de euros, según las estimaciones de la patronal Marcas de Restauración en base a las proyecciones elaboradas por la empresa de investigación de mercados NPD Group. Solo en el periodo comprendido entre el 15 de marzo y el 30 de junio, la pandemia provocó al conjunto del sector la pérdida de 7.000 millones de euros de ventas comparado con el mismo periodo del año anterior. Los cerca de 300.000 bares y restaurantes que hay en España se encuentran ante una situación muy complicada y 90.000 de ellos podrían echar el cierre, provocando la destrucción de unos 400.000 puestos de trabajo, según Marcas de Restauración.
El comercio textil tampoco mejora
Los establecimientos de ropa no están en el foco de cierre por el momento, aunque sí mantienen una reducción de aforo de manera generalizada. Aún así, en regiones como Castilla y León se han cerrado los centros y los parques comerciales, lo que ha llevado al cierre de las tiendas. En este contexto, el sector textil tampoco registra cifras positivas, ya que encadena un descenso en la actividad de más del 20% durante las últimas cuatro semanas, según los datos de Pulso. Esta cifra sigue la tendencia negativa de los meses anteriores, ya que en septiembre las ventas en tiendas físicas y online se hundieron un 34%, un 32,8% en agosto, un 22,5% en julio, un 25,8% en junio, un 72% en mayo y un 90% en abril, según el barómetro que elabora la patronal Acotex. De esta manera, el acumulado anual se sitúa ya en un descenso del 40,7% con respecto a 2019.
Esto se produce a pesar de las rebajas y las promociones que han mantenido los establecimientos casi de forma permanente, según Acotex. El Black Friday y la Navidad son los dos próximos periodos de grandes compras, los cuales pueden suponer un atisbo de esperanza para revertir los datos de consumo del sector textil. Sin embargo, las primeras cifras sobre contratación para la campaña navideña auguran un descenso del 34,5% en comparación con el año pasado, según Randstad. En el sector del comercio se reducirá en un 26,1%, en el de la hostelería en un 23,6% y en el del transporte y la logística en un 17,7%.
Ante esta situación generada por la segunda ola de contagios de la COVID-19 se ha producido, de igual manera, un cambio al alza en el número de deudores concursados. En el tercer trimestre del año han subido un 51,1% respecto al trimestre anterior, lo que supone el primer incremento desde el comienzo de la pandemia y el mayor aumento intertrimestral en casi ocho años, desde 2012. Del total, el 21,2% de las empresas tienen como actividad económica principal el comercio y el 11,5%, la hostelería.
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