La situación derivada de la pandemia de la COVID-19 ha acelerado los procesos de automatización en muchos sectores del tejido productivo. La reducción de los contactos sociales y la imposición de las distancias de seguridad para minimizar el riesgo de contagios, unido a las apuestas nacionales y europeas por modernizar la arquitectura tecnológica de las empresas, han dado a la robotización un fuerte impulso. Los profesionales sanitarios y los empleados de las farmacias se han encontrado, además, muy expuestos ante la crisis del coronavirus. Por ello, la puesta en marcha de estas tecnologías cobra incluso más sentido y suma un momentum en estos sectores más sensibles.
Sin embargo, este impulso comenzó a fraguarse antes de la llegada del coronavirus. Ya en 2009, España contó por primera vez con robots capaces de elaborar mezclas de uso intravenoso y jeringas precargadas; y en 2017, 20 hospitales españoles contaban con robots para automatizar las tareas relacionadas con la dispensación de la farmacia hospitalaria.
Los farmacéuticos tradicionales emplean la mayor parte de su tiempo buscando los medicamentos solicitados por los clientes. Y es precisamente esta tarea la más susceptible de ser robotizada. Según la revista especializada PM Farma, la dispensación media tradicional es de cuatro minutos, mientras que la realizada por un robot se reduciría significativamente. Además, a través de este nuevo sistema, los usuarios ya no estarían solos en ningún momento, sino asesorados y acompañados por el profesional farmacéutico, mientras la máquina comprueba y entrega los fármacos en cuestión de segundos. Además, se trata de un tiempo extra en el que el profesional puede desarrollar mejor su labor como vendedor, mejorar la experiencia de compra y fidelizar al cliente. Otro valor añadido es que los robots pueden prestar sus servicios las 24 horas del día.
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Por tanto, la implementación de robots haría de la dispensación de los fármacos una tarea mucho más rápida y eficaz. Las cajoneras habituales, que además ocupan un gran espacio, desaparecerían y los medicamentos estarían en este robot encargado de identificar el producto a través de un programa electrónico y de suministrarlo al cliente. Con todo ello se busca optimizar el tiempo y el espacio y reducir los fallos humanos en aras de la seguridad de la población.
Cambios impulsados por la pandemia
“El mercado de robots en las farmacéuticas de todo el mundo ha vivido un desarrollo importante con la COVID-19. La robótica en este campo ha ganado una atención enorme con el estallido de la pandemia”, resume el informe ‘El mercado farmacéutico global: tamaño, tendencia y análisis histórico’, elaborado por Brand Essence Research. La investigación destaca que esta industria está llamada a crecer un 9,3% entre este 2021 y 2028.
La huella del coronavirus en este sector también ha dejado su marca en España. Por ejemplo, la Federación Empresarios Farmacéuticos de Castilla-La Mancha (FEFCAM) selló recientemente un acuerdo con la compañía alemana KLS Pharma Robotics para implementar robots de alta tecnología en las farmacias de la región que sean capaces de controlar los pedidos, el stock y la caducidad de los medicamentos de forma automática.
Además, durante las primeras sacudidas del virus en el país, el Gobierno de España anunció la compra de cuatro super robots capaces de realizar 80.000 pruebas PCR cada día. La crisis sanitaria actual ha sido un revulsivo para esta industria tecnológica y de la robótica que, si bien ya se perfilaba como una de las grandes revoluciones del futuro antes de la COVID-19, ha recibido su gran acelerón tras el estallido de la pandemia.
Los empleos del futuro
Tanto es así que el informe ‘El Futuro del Trabajo’ del Foro Económico Mundial estima que los robots harán en 2025 la mitad del trabajo que hoy corresponde a humanos. Las máquinas destruirán 85 millones de puestos de trabajo, pero generarán 97 nuevos puestos en campos como el de la inteligencia artificial y el de la creación de contenidos. El documento destaca que la crisis global que afecta a todos los rincones del mundo ha acelerado el interés por la robotización, especialmente en los sectores que han estado en primera línea de la pandemia. Según la Federación Internacional de Robótica (IRF, por sus siglas en inglés), en 2020 más de 1,7 millones de nuevos robots industriales fueron instalados en fábricas de todo el mundo, con una especial inversión en aquellas máquinas relacionadas con el sector sanitario.
La mayoría de estudios y expertos internacionales coinciden en que en el mundo pos-COVID-19 tres áreas liderarán las demandas de trabajo: la tecnología y la innovación, el cuidado del medioambiente y el sector sanitario. La robotización jugará un papel crucial en el desarrollo de todos ellas, especialmente en las áreas relacionadas con la administración y la producción. Por ello, el Foro Económico Mundial invita a los trabajadores que conserven su puesto en los próximos cinco años a realizar formación complementaria para “afianzar sus competencias básicas”.
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