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Lecciones sobre la importancia de la tesorería

Mon Jun 29 09:27:22 CEST 2020

La crisis de 2008 fue el germen de la innovación en la tesorería de las empresas que ha permitido afrontar mejor la crisis actual

La tesorería comprende la gestión de todo el dinero en poder de una empresa, incluyendo las cantidades de las que puede disponer. De ahí que tanto la falta de solvencia como de liquidez fueran la causa de los problemas financieros y del concurso de muchas empresas durante y tras la crisis de 2008

Esto ha motivado una evolución en la percepción de la importancia de la tesorería como medio para prever las perturbaciones que puedan afectar a los cobros y a la financiación empresarial, muy importante en plena crisis de la COVID-19.

“No existen soluciones mágicas. Además, las situaciones de las distintas empresas en la crisis actual son muy variadas. Lo que tienen en común es la incertidumbre, todavía no está claro el impacto final”, comenta José Antonio Clemente, consultor y analista financiero.

La liquidez supone la capacidad de una empresa para obtener efectivo a corto plazo, y es un concepto tan importante como la solvencia, es decir, la eficacia de una empresa a la hora de generar fondos con los que hacer frente a sus obligaciones. 

La importancia de la tesorería

El dinero en efectivo en caja y el disponible en el banco son necesarios para el pago de deudas a corto plazo. No obstante, siempre que el dinero esté disponible en el momento que sea necesario, el excedente de tesorería también puede generar rendimientos financieros para las empresas. En estos juegan un papel básico el control de los intereses bancarios y los remuneratorios, así como los tipos de cambio de divisas y las fluctuaciones de todos ellos.

Por ello, con el objeto de optimizar los medios de cobro y pago, anticiparse a la falta de liquidez y mejorar la toma de decisiones, resulta esencial la realización de un presupuesto de tesorería mensual que contemple diferentes escenarios de ingresos y estructura de costes, además de uno anual. El objetivo es poder adoptar las medidas necesarias ante un posible déficit de liquidez, pues frente una mala previsión muchas veces no existe posibilidad de rectificación.

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Algunas posibles medidas son la negociación con clientes y proveedores o la obtención de financiación externa. No obstante, esto es más complejo de lo que parece, y más en una situación como la actual. Según Unai Ruiz-Capillas, cofundador y coCEO de IONIC AI, una compañía de soluciones de Inteligencia Artificial, la financiación “ha sido una de las mayores dificultades para nuestra empresa, ya que las compañías de hardware requieren mayores cantidades y plazos de desarrollo más largos”.

Julio Alfaro Martín, cofundador y asesor técnico jefe de Newralers, una startup de desarrollo, opina algo similar: “La financiación, junto con los largos procesos de toma de decisiones en las grandes empresas, es uno de los mayores hándicap que tenemos. En España se apuesta más por los rendimientos económicos que por los proyectos, y el tiempo que transcurre entre la confirmación de un pedido y el pago (8, 12, 14 o 16 meses) es mucho tiempo para optimizar la gestión del cash flow de una pyme”.  

A ello hay que añadir que en épocas de crisis como la actual los márgenes de maniobra son menores debido a la inestabilidad económica, razón por la cual las empresas se blindan acaparando liquidez a pesar del coste de oportunidad, ya que la rentabilidad es inferior a los posibles costes de financiación. 

Dentro de la estrategia empresarial

Según Clemente, “la situación de partida de la empresa es tan importante como el impacto final que pueda tener la COVID-19, ya que la situación patrimonial de la compañía no solo va a influir en las posibles consecuencias jurídicas, sino también en el acceso a ayudas y crédito”.

Una buena gestión de la tesorería y del circulante resultan esenciales para la supervivencia y crecimiento de cualquier negocio. Ambos le proporcionan un colchón frente a las irregularidades del mercado o el pago de retribuciones o compromisos adquiridos. Además, sirve para soportar el crecimiento, reducir el coste de los préstamos, mejorar la valoración del negocio y conseguir fondos para inversiones.

Después de la crisis financiera de 2008, las responsabilidades de la tesorería evolucionaron. Se abrió paso a las políticas de empresa y se incluyó en la estrategia los procedimientos y la ejecución, de acuerdo con el informe de PwC 'La función de tesorería desde una nueva perspectiva'.

En el mismo sentido, Sebastian di Paola, anterior responsable global de Tesorería Corporativa de PwC y actual partner en Suiza, pone de manifiesto que la función de tesorería ha asumido mayor responsabilidad y se ha abierto a la colaboración con otros departamentos. Se han incrementado las exigencias en cuanto a habilidades y conocimiento del personal, incluyendo administración del capital circulante, pagos operativos y riesgos de materias primas. Y se ha mejorado la gestión de los tiempos y la información para controlar los flujos de caja.

Más cerca de la automatización

La automatización de la tesorería es otra de las lecciones aprendidas por las grandes corporaciones tras la crisis de 2008. Los avances tecnológicos han permitido mejorar la eficiencia, ya que el procesamiento directo requiere nuevas medidas de seguridad, validación, control y seguimiento. 

Sin embargo, el grado de adopción de soluciones automatizadas es dispar. “Mientras los actores del negocio digital las adoptan rápidamente, la implementación en empresas tradicionales de hasta 500 millones de euros de ingresos es mucho más lenta”, comenta Laurent Descout, cofundador y CEO de NEO Capital Markets y cofundador y antiguo CFO de Kantox. 

La razón es que las empresas tradicionales consideran la tecnología financiera como sinónimo de proyecto complicado, largos plazos de entrega, problemas de management y posibles sorpresas. A pesar de que hoy en día existen soluciones adecuadas para democratizar la gestión de efectivo y la cobertura de riesgos de divisas. Con tecnología cien por cien cloud que no exige ningún tipo de instalación y accesible desde distintos niveles, según la destreza de los tesoreros.

Además, “la internacionalización de las empresas exige soluciones de tesorería cada vez más complejas, al requerir la realización de pagos y cobros internacionales o sus coberturas”. Por ello, “la automatización de la gestión de flujos es uno de los principales polos de atracción de una fintech, por encima de las perspectivas de abaratar costes”, añade Descout.

Cash pooling en los grupos de empresas

Otra de las lecciones es la centralización de la tesorería o cash pooling. Se entiende por cash pooling el sistema por el que una empresa o grupo concentra o centraliza sus saldos para obtener una posición neta global, ya sea en cuenta corriente o en crédito consumido. Esto facilita al departamento financiero el control de la liquidación de intereses. 

De cara a la COVID-19, hacer uso de las estructuras de cash pooling y mover la caja disponible de manera efectiva en el grupo de empresas es una de las medidas recomendadas por los expertos. Se ha pasado del enfoque por departamentos a la centralización de la gestión de la tesorería. 

Las ventajas de este nuevo modelo son la reducción de costes bancarios y de necesidades de financiación, al aplicarse la compensación de posiciones entre las distintas empresas o filiales. Además, la centralización implica optimizar los recursos financieros, mayores posibilidades de anticipación de riesgos al disponer de información de forma más rápida y mayor poder de negociación con los bancos o entidades financieras. 

Fotografía de Charles Deluvio en Unsplash
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