El pulso de la industria turística española sigue débil. El avance en las vacunaciones, más lento de lo esperado, y la llegada de una cuarta ola de la pandemia han frenado la velocidad de recuperación de este motor estratégico. “No cabe esperar un buen año para el sector”, afirma Emilio J. González, profesor de Economía en la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE. En cualquier caso, continúa el experto, será mejor que en 2020, momento en el que sufrió un parón casi total. Para el verano se prevé la llegada de entre un 30% y un 40% de los turistas internacionales que venían al país antes del estallido de la crisis sanitaria, según las estimaciones de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), el organismo encargado de velar por la estabilidad de las cuentas públicas.
Esta previsión implica la visita de entre 8,5 y 11,5 millones de visitantes extranjeros durante este verano, si se toman como referencia las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) de julio, agosto y septiembre de 2019. Al cierre de 2021, el sector habrá recuperado entre un 60% y un 70% de las visitas foráneas, y logrará plena mejoría en los siguientes años, de acuerdo con los pronósticos de la AIReF. Las esperanzas están puestas en el mercado interior y en aquellos países, como el Reino Unido, en los que las campañas de vacunación avanzan más rápidamente.
“El 2021 va a ser un año de subsistencia”, reconoce Iñaki Gaztelumendi, experto en el sector y consultor de la Organización Mundial del Turismo (OMT), vinculada a Naciones Unidas (ONU). Antes de la pandemia, el turismo español parecía imbatible. Más de 83,7 millones de viajeros extranjeros desembarcaron en el país en 2019 (lo que supuso el séptimo récord consecutivo de llegadas) y desembolsaron unos 92.200 millones de euros, según el INE. “Es imposible que el turismo nacional pueda compensar esas cifras”, recalca González.
Una recuperación llena de incertidumbre
“Las sucesivas oleadas de contagios y el mantenimiento de las medidas restrictivas, junto con la lentitud del proceso de vacunación en Europa, continúan proyectando una elevada incertidumbre y retrasan la recuperación de la actividad económica”, según el 'Informe sobre los presupuestos iniciales de las Administraciones Públicas de 2021' de la AIReF, publicado a principios de abril. Para este año, el Gobierno espera que la economía crezca un 6,5%, cifra que está en sintonía con las previsiones del Fondo Monetario Internacional (6,4%) y con la AIReF (6,6%).
Hasta hace unos meses, el Ejecutivo estimaba un repunte en el Producto Interior Bruto (PIB) del 7,2% en 2021, tras una caída de cerca del 11% en 2020. Este pronóstico subía hasta el 9,8% con la llegada de los recursos del Fondo de Recuperación Europeo, también conocido como Next Generation EU. Pero se ha convertido en papel mojado. “El retraso en la reactivación del turismo está frenando la propia senda de crecimiento de la economía española”, argumenta Gaztelumendi.
Este año, el flujo turístico internacional en España cobrará algo de fuerza, pero su recuperación plena se espera a lo largo de 2022 o incluso para principios de 2023, subraya la AIReF. Retomar el vuelo no será fácil después del descalabro del año pasado, cuando solo visitaron España 18,9 millones de turistas internacionales, un 77,33% menos que un año antes, según el INE. El sector, además, perdió vigor. Pasó de representar el 14,1% del PIB en 2019 al 5,9% en 2020, de acuerdo con el 'Informe anual de impacto económico' del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés), un organismo internacional que aglutina a 200 compañías.
La esperanza llega con las vacunas
El tiempo para evitar quiebras masivas entre las empresas se agota, avisa la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur), asociación formada por 33 firmas españolas implicadas en esta actividad que trabajan en 175 países. Al cierre del primer trimestre del año, el sector ha acumulado 15 meses de continuos descensos de facturación superiores al 70%, según esta institución. “No podemos permitirnos un verano como el de 2020”, agregan desde el Instituto de Turismo de España (Turespaña), el organismo público adscrito al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y responsable de la promoción del país como destino vacacional. La esperanza está puesta en el avance del proceso de inmunización.
“Para la semana del 19 de julio se espera tener a 25 millones de españoles vacunados y, a finales de agosto, al 70% de la población [33 millones de personas]”, indica este organismo. La misma cifra que anunció públicamente el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a principios de abril. Además, Turespaña subraya que para junio se pondrá en marcha el certificado verde digital que facilitará la movilidad internacional de los que ya estén vacunados. También de aquellos que, sin estarlo, puedan demostrar con un test que no están infectados y por tanto no suponen un riesgo en el momento de desplazarse, destaca esta organización. Ante este escenario, su previsión es que lleguen al menos un 50% de los turistas extranjeros que visitaron el país antes de la pandemia.
Un largo viaje por delante
La industria ya ha visto una incipiente recuperación en esta Semana Santa. De acuerdo con Pulso, la herramienta de Banco Sabadell que permite analizar la evolución de la recuperación, la actividad comercial en España, según el pago con tarjetas durante la primera semana de abril, ha representado el 132,52% del mismo periodo del año anterior, cuando la ciudadanía estaba sometida a un confinamiento estricto tras la declaración del primer estado de alarma.
Pero queda un largo viaje por recorrer para alcanzar los niveles pre-COVID-19. “La recuperación del sector no solo va a ser lenta, sino también asimétrica. La crisis afecta especialmente a los destinos más expuestos al mercado internacional”, sostiene Gaztelumendi. Es el caso de Baleares y Canarias, donde el gasto turístico extranjero supone alrededor del 40% del PIB local, según el INE.
El turismo español, es decir, el nacional, no podrá compensar al extranjero. “Hay que tener en cuenta la situación económica interna”, resalta González. En marzo de este año había 3,95 millones de parados y casi 750.000 trabajadores bajo el régimen de expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), según las cifras del Gobierno. “Estas personas lo tienen difícil para disfrutar de unas vacaciones”.
Además, la confianza del consumidor se sitúa en niveles similares a los mínimos que se alcanzaron en la crisis de 2008, que ya fueron de por sí muy bajos, agrega el profesor de ICAI-ICADE, con base en el informe de marzo del Índice de Confianza del Consumidor (ICC), elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). “Si la confianza no se recupera, es difícil que mucha gente se decida a disfrutar de estancias prolongadas o incluso a irse de vacaciones”, señala.
El turismo interno no está en condiciones de cubrir el porcentaje que dejan de cubrir los turistas extranjeros, comenta Gaztelumendi. “No debemos olvidar que este turismo representó solo una de cada tres pernoctaciones hoteleras en España en 2019”, agrega. “Los turistas nacionales ayudarán a aliviar la temporada de verano. Pero no la pueden salvar”, concluye el experto.
La llegada de británicos este verano
La mirada está puesta en los turistas de países que van por delante en el proceso de vacunación. Por ejemplo, el Reino Unido, donde se ha inmunizado al 57% de la población adulta, al menos con una primera dosis, de acuerdo con las cifras de su Departamento de Salud. “España sigue siendo el destino preferido para los viajeros británicos. El avance de su vacunación está haciendo caer de manera muy notable su incidencia de contagios, por lo que de seguir en esa evolución podría entrar próximamente en el listado de países exentos de las restricciones a los viajes no esenciales que impone la Unión Europea a terceros países”, comentan desde Turespaña.
El Reino Unido es la principal fuente de turistas que visitan España, tanto en periodo estival como en invierno, las dos temporadas de más afluencia de extranjeros en el país, según las cifras del INE. En 2019, llegaron más de 18 millones de británicos, lo que representa el 21,6% de los foráneos que visitaron España. Detrás de ellos estuvieron los alemanes (13,4%) y los franceses (13,3%).
El año pasado, debido a las restricciones de movilidad, la llegada de turistas británicos descendió hasta los 3,2 millones. Quedaron relegados al segundo puesto, por detrás de los franceses, que encabezaron las llegadas con una afluencia de 3,9 millones de visitantes, de acuerdo con los datos del INE. “Los turistas británicos están deseando volver a España y nosotros estamos ansiosos por recibirlos con seguridad”, abunda Turespaña.