Planificar una inversión no es una decisión que se deba tomar a la ligera. Existe una serie de factores que condiciona esta decisión. Uno de los más importantes es, sin duda, la fiscalidad, es decir, cómo tributan los instrumentos en los que inviertes y cuántos impuestos tendrás que pagar por ellos.
Porque sí, igual que existen diferencias entre las características de uno y otro producto, también hay diferencias entre su tributación. Y es que no es lo mismo invertir en acciones que en fondos de inversión y mucho menos en planes de pensiones.
Conocer los impuestos para planificar bien
La fiscalidad tanto de los productos donde tengamos invertido nuestro patrimonio como de la comunidad autónoma donde se encuentra nuestra residencia habitual importa, y mucho.
La oferta de productos para seleccionar nuestra cartera es muy amplia y su tratamiento fiscal muy heterogéneo. Por ello, es fundamental realizar un plan con el fin de establecer una estrategia óptima de ahorro e inversión.
De esta estrategia dependerá la rentabilidad financiero-fiscal, que no es más que la rentabilidad que obtendremos una vez deducidos todos los impuestos. No hay que olvidar que, al final, este será el dinero en efectivo que obtendremos una vez liquidada nuestra inversión.
Por eso, es importante conocer qué impuestos tienes que pagar para organizar correctamente tus finanzas personales.
Cómo tributan los depósitos y las acciones
Los depósitos y las acciones tienen el mismo tratamiento fiscal. Hay que tributar por los intereses devengados o las plusvalías obtenidas como rendimientos del capital mobiliario en el IRPF. La diferencia entre unos y otros es que, en el caso de los depósitos, se paga con cada vencimiento y, en el caso de las acciones, se paga cuando se liquide la posición.
Habrá que integrarlas en la base imponible del ahorro, que tiene los siguientes tipos impositivos:
Cómo tributan los fondos de inversión
Las ganancias obtenidas en un fondo de inversión se consideran como ganancias patrimoniales y, por tanto, también deberán integrarse en la base imponible del ahorro, igual que los rendimientos obtenidos por los depósitos y acciones, y con los mismos tipos impositivos.
La gran ventaja de estos instrumentos es que el capital puede ser traspasado a otro fondo de inversión sin pagar impuestos. Esto es especialmente importante para aprovechar todo el potencial del diferimiento fiscal, es decir, de retrasar al máximo posible el pago de impuestos.
Y la diferencia puede ser significativa. Veámoslo con un ejemplo, comparando un producto como un fondo de inversión con otro como un depósito a plazo fijo. En ambos invertimos 1.000 € y su rentabilidad anual es del 3% en un horizonte temporal de 10 años.
En un depósito a plazo fijo, tendremos que pagar cada año el importe correspondiente al interés devengado:
En un fondo de inversión, sin embargo, únicamente pagaremos cuando liquidemos la inversión, independientemente de si hemos traspasado el capital de un fondo de inversión a otro a lo largo de todos esos años.
En este ejemplo, aplazar la tributación hasta el final de los diez años nos ha comportado un beneficio adicional de 5,75 €. Evidentemente, cuanto mayor sea la inversión y el horizonte temporal, mayor será el beneficio fiscal que podremos obtener.
Cómo tributan los planes de pensiones
La fiscalidad de los planes de pensiones es totalmente diferente a la de los productos anteriores. Su tratamiento es equiparable al de las cotizaciones sociales y, posteriormente, a la de la pensión pública en el momento de la jubilación (calcula tu pensión pública aquí).
Para empezar, porque todas las aportaciones realizadas en favor de nuestro plan son deducibles en el IRPF, hasta un máximo de 8.000€ con el límite del 30% de los rendimientos íntegros del trabajo y actividades económicas. De hecho, es el único producto donde sus aportaciones son deducibles en el IRPF.
Pero, además, y al igual que los fondos de inversión, los traspasos están exentos del pago de impuestos.
Esta deducibilidad tiene su impacto a la hora de rescatar el plan. A diferencia de otros productos, tendremos que integrar la totalidad de los derechos consolidados del plan de pensiones (es decir, las aportaciones realizadas más la rentabilidad obtenida) en el IRPF. Además, habrá que integrar esta cantidad como rendimientos del trabajo en lugar de como rendimientos del capital mobiliario.
La diferencia puede ser significativa. Los tramos del IRPF por los que tributa un plan de pensiones son los siguientes:
A la hora de proceder al rescate del plan de pensiones, existen varias opciones para hacerlo:
- En forma de capital, es decir, todo de golpe.
- En forma de renta, es decir, recibiendo una renta periódica.
- En forma mixta, recibiendo una parte en forma de capital y el resto en forma de renta.
Dependiendo de la modalidad elegida, tendremos que pagar más o menos impuestos. Si lo sacamos todo en forma de capital, lo más probable es que tengamos que tributar por el tipo marginal máximo, que en algunas comunidades autónomas puede llegar hasta el 56%, como es el caso de Cataluña.
Ahora que sabes cómo tributa cada producto de inversión, ya puedes tomar una decisión con conocimiento para planificar de forma correcta tu futuro.