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Gestionar la entrada de inversores en esta nueva realidad

Wed May 27 09:55:37 CEST 2020

Con la comunicación y el realismo como elementos diferenciales, la crisis puede suponer la llegada de nuevos inversores a una empresa, en un contexto donde la gestión diaria precisa de todos los recursos existentes para poder navegar con éxito.

El padre de la inversión en valor (o value investing, en inglés), Benjamin Graham, dejó escrito en uno de los libros financieros más conocidos de la historia, ‘El inversor inteligente’, que “las inversiones exitosas son aquellas en las que se sabe gestionar el riesgo, no evitarlo”. La pandemia y la crisis económica derivada han sumido al mundo en una incertidumbre que no suele tener buena traslación al mundo financiero. Sin embargo, como en anteriores recesiones, unos sectores saldrán claramente perjudicados,mientras que otros se reforzarán . Según Pulso, la herramienta de Banco Sabadell que permite analizar en tiempo real la recuperación de la economía por sectores y zonas de influencia, parece que entretenimiento, turismo, restauración o comercio retail estarán entre las actividades más afectadas; por otro lado, e-commerce, biotecnología o alimentación se situarán en el segundo grupo. 

Sin embargo, yendo más al detalle, un gran número de empresas precisará de liquidez por distintos motivos –como ajustar su tesorería, realizar compras o financiar su crecimiento-, por lo que, además de vías como el canal bancario o los créditos públicos, una opción puede ser dar entrada a inversores. Esta necesidad de circulante no debe resultar un obstáculo para poder captar su atención, puesto que, tal como señala Ferran Alcàcer, Investment Director en Aurica Capital: “Lo que principalmente buscamos son compañías resilientes, que cuenten, por ejemplo, con un equipo directivo con talento, capacidad de adaptación y flexibilidad, protección de la caja y un plan de crecimiento que permita alcanzar nuestros objetivos de rentabilidad”.

A pesar de lo que pueda parecer, en el mercado sigue existiendo abundante dinero en manos de inversores que quieren entrar en compañías, como afirman desde entidades como Morgan Stanley, y más en una coyuntura donde las valoraciones de muchas de ellas las convierten en una aparente buena oportunidad en el largo plazo. Pero es precisamente en este punto donde las negociaciones pueden complicarse, puesto que si ya resultaba complicado antes de la pandemia poner de acuerdo a los distintos sujetos implicados sobre el valor económico real de una entidad, ahora, con una recesión en marcha y un panorama volátil las posibilidades de llegar a un entendimiento podrían a priori parecer una quimera.

Sin embargo, firmas como Iridium señalan que el ejemplo de otras empresas que salieron reforzadas en crisis como la de 2008 puede servir para una mejor gestión de la posible entrada de inversores, y acota cinco áreas clave para lograrlo: dar un mayor protagonismo al equipo de crisis, posiblemente creando un subgrupo de respuesta rápida para cualquier contingencia; ser proactivos en la comunicación hacia afuera, siempre que sea oportuno; emitir mensajes tanto internos como externos que sean consistentes; monitorear de cerca los impactos en toda la cadena de suministro; y llevar a cabo actualizaciones periódicas a los inversores para, también, escuchar sus inquietudes en relación a la entidad.

¿Realismo mágico en el sector financiero?

Gabriel García Márquez se consagró como máximo exponente del realismo mágico en la literatura con su obra ‘Cien años de soledad’, porque supo representar la realidad de la saga de los Buendía añadiendo algunas pinceladas de tensión emocional, pero sin caer en la idealización. Algo similar parece ocurrir hoy día con la inversión, tal como afirma Businesswire: las empresas han sido en mayor o menor medida afectadas por la crisis y deben ser lo más transparentes posible en comunicar los impactos que ha tenido en sus cuentas, en su volumen de negocio y en la relación con clientes y proveedores, y eso pasa por ser realista en las revisiones a nivel financiero, fiscal y de gestión que se realicen sobre ella, ya que los posibles inversores son plenamente conscientes de la realidad.

Por ello, las compañías deben ponderar, junto a esa revisión de las cifras clave del negocio, relatar todos los esfuerzos que se han llevado a cabo para contrarrestar los efectos nocivos y cómo han funcionado los planes de contingencia que se han desarrollado. Siendo fieles a la realidad y con las dosis justas de la tensión emocional antes citada para subrayar la flexibilidad de la estrategia realizada. Si se realiza esta autoevaluación de manera racionales muy probable que se extraigan objetivos a futuro ambiciosos pero alcanzables (por ejemplo, la mejora de sus ratios de solvencia, endeudamiento o liquidez) y es en estos donde tanto inversores como directivos se podrán apoyar para fijar una valoración económica de la entidad.

En paralelo, es probable que, al menos durante un periodo inicial los inversores también exijan a los vendedores garantías por escrito sobre el cumplimiento de los objetivos de gestión, su asunción de responsabilidad y la futura puesta en marcha de los planes de continuidad previstos. De este modo, ante una situación de tanta excepcionalidad como la actual se cubren ante potenciales reclamaciones posteriores. En este sentido, Ferran Alcàcer afirma que “estamos siendo aún más exigentes en la identificación y selección de las compañías que nos pueden encajar, ya que la falta de visibilidad sobre los próximos meses y la incertidumbre nos generan dificultades a la hora de valorar las compañías”.

Enfoque hacia la comunicación

En esta coyuntura, la comunicación en el mundo corporativo no solo es más necesaria que nunca, sino que se convierte en un elemento diferencial para informar con rigor y transparencia del impacto de la crisis en la empresa, en cómo va a influir en la evolución del negocio y para elevar el posicionamiento de la compañía como fuente de información fiable para la sociedad y, en especial, para los inversores.

Para Pablo Fernández, fundador y socio director de Viewpoint Communication, firma especializada en comunicación financiera y gestión de crisis, “es tan importante no precipitarse a la hora de informar al mercado cómo afrontar con transparencia total cualquier impacto negativo en el momento de dar cuenta de las previsiones ante un nuevo escenario. El inversor castiga las sorpresas y, sobre todo, quiere información de calidad, detallada y cierta. Porque una vez que el escenario está claro, como se suele decir, mejor una vez colorado que ciento amarillo. Por eso, es crítico acertar en la información que se ofrece al mercado, la transparencia se valora y la anticipación de cualquier impacto negativo, también... porque a partir de ese momento los analistas e inversores tienen claro a qué se enfrenta la compañía en el nuevo entorno. Una buena comunicación financiera, en suma, que descuente todo lo negativo, es transparente, genera reputación y facilita el acceso a los inversores a cualquier compañía”.

De acuerdo a McKinsey, existen tres ámbitos donde los inversores fijan prioritariamente su interés a la hora de analizar una empresa: los parámetros que evalúan su estado actual en diferentes campos (liquidez, clientes, recursos humanos, pasivos,…), aquellos que cuantifican el impacto real que está teniendo la crisis (comparando cifras, por ejemplo, de finales del ejercicio 2019 con las del cierre de abril de este año) y las predicciones sobre las necesidades a corto y medio plazo que va a precisar la entidad para cumplir con los objetivos de su plan estratégico.

En este contexto, es importante que los líderes corporativos, tanto CEOs como CFOs, den un paso adelante en sus prácticas de comunicación con los inversores, tal y como apuntan desde la consultora Gartner. Además, lanzan algunas recomendaciones para guiar con éxito estas relaciones:

  • No apresurarse en querer contactar con ellos por culpa de la situación excepcional que vivimos. Conviene esperar el tiempo suficiente hasta tener confianza en los números que se presentan a la comunidad inversora.
  • Con independencia de si se trata de una sociedad cotizada o no, es importante realizar algún comunicado de prensa que remitir a los medios de comunicación sobre el impacto de la crisis en la entidad. Eso ayudará a transmitir seguridad.
  • Puede jugar en nuestra contra intentar dejarse llevar por el optimismo y generar demasiadas expectativas de cara a futuro. Es tiempo, por el contrario, de garantizar que se van a dar pasos congruentes y pausados.
  • En este sentido, hay que evitar cualquier contenido superfluo y ceñirse en explicar los números actuales y las razones de las decisiones que se han podido tomar durante la crisis.
  • Inmediatamente después de haber realizado una comunicación pública, es momento de que un directivo de la compañía, si es posible el CEO, hable con los analistas y accionista para responder personalmente a sus preguntas.

Por el lado de los inversores, Ferran Alcàcer señala que “las organizaciones que mejor han superado este periodo han sido las que han tomado decisiones y han demostrado más rapidez de adaptación” e identifica entre las habilidades de los CEOs de estas entidades el liderazgo, el convencimiento, la anticipación y haber construido un buen equipo de confianza.

Recomendaciones de los inversores a las empresas

Según una encuesta realizada por KPMG a distintos inversores durante la crisis, estos han lanzado una serie de hitos que valoran sobre el comportamiento de las empresas, citando por orden de preferencia:

  • Cuidar a los empleados, clientes y proveedores, que a la larga recordarán la apuesta de la entidad por ellos y generarán una mayor vinculación hacia la marca. En el caso particular de los trabajadores, garantizar su seguridad y poner en práctica protocolos para su salud es clave.
  • Mantener aunque sea de forma residual la I+D es muy valorado, ya que significa compromiso, apuesta por el talento y estrategia de largo plazo.
  • Tener en cuenta la sostenibilidad en las decisiones que se tomen para afrontar la recesión demuestra iniciativa y vanguardia empresarial, ya que los inversores están convencidos de que se puede reducir costes y beneficiar en paralelo al medio ambiente.

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Fotografía de Pixabay en Pexels
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