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¿Qué posición ocupan las universidades españolas?

01/09/2020

La universidad española afronta un momento decisivo en el que es necesario implementar cambios que la acerquen a la nueva realidad del tejido empresarial.

La relación de España con el sector universitario viene de lejos, nada menos que desde hace más de ocho de siglos, cuando el rey Alfonso IX de León inauguró en el año 1218 la Universidad de Salamanca. Bastante tiempo después, en 1551, la Corona española fue la impulsora del primer centro de estas características en el nuevo continente americano, en concreto, en Perú, donde se puso en marcha la Universidad Nacional de San Marcos. Ambas siguen a día de hoy funcionando y gozan de un reconocimiento relevante entre la comunidad académica

A pesar de esta histórica trayectoria, la situación actual de la universidad española parece tener importantes retos de mejora para los próximos años. Dos recientes rankings que analizan los centros de educación superior más reputados del planeta, el de la consultora británica Quacquarelli Symonds (QS) y el U-Multirank, elaborado por la Comisión Europea, parecen llegar a las mismas conclusiones: hay que incrementar las conexiones entre materias educativas y las necesidades reales de las empresas, se debe elevar la financiación y resulta preciso reformar la legislación para que la transición entre universidad y tejido productivo sea más flexible y, por lo tanto, promueva un mayor dinamismo en la contratación de nuevo talento.

Los resultados del ranking QS señalan que solo dos centros de nuestro país figuran entre los mejores 200 del mundo: la Universidad de Barcelona (puesto 182) y la Universidad Autónoma de Madrid (puesto 192). Si se toman los mil primeros de la lista, la cifra de instituciones españolas sube a 26 (la Pompeu Fabra en el 287, la Carlos III de Madrid en el 311, la Politècnica de Catalunya en el 314, la Politècnica de Valencia en el 326...), si bien, como indican desde la propia consultora, 18 de ellas han cedido posiciones a lo largo del último año. Entre las causas que se apuntan, destacan, sobre todo, que la titulación de muchas de ellas ha perdido prestigio entre los departamentos de Recursos Humanos de las grandes empresas, debido a que no se ha hecho tanto esfuerzo como en el caso de otras universidades foráneas en el fomento de la investigación, en los intercambios internacionales o en la introducción de nuevas materias relacionadas con las tecnologías.

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De hecho, en este ranking, que está basado en seis indicadores clave (reputación académica, reputación desde el punto de vista del empleador, citas por profesor, ratio de estudiantes por profesor, ratio de profesores internacionales y ratio de estudiantes internacionales), las primeras universidades españolas de la lista pierden posiciones en todos estos grupos con respecto a la edición de 2019. No obstante, cabe citar el caso paradigmático de la Universidad de Navarra, que, aunque no aparece en las posiciones de privilegio, cuenta con los mejores graduados según, los empleadores, ocupando la posición 100 a nivel mundial.

En cuanto al U-Multirank, cabe citar que el sistema universitario español obtiene resultados por debajo de la media de la UE, en especial en áreas como el grado de internacionalización de los centros, el número de grados y másteres impartidos en idioma extranjero o en la capacidad de atracción de profesorado foráneo. De hecho, es en este último parámetro donde la distancia con las naciones del entorno es mayor, dado que la diferencia entre la presencia de profesionales no españoles en las universidades de nuestro país (4,1% sobre el claustro total) es muy significativa respecto del promedio en los centros europeos (43,2%). Nueve de cada diez instituciones españolas, según se cita en el documento, cuentan con una presencia marginal de especialistas internacionales en sus aulas.

Sobrecualificación y falta de conexión

Un estudio de la Fundación CYD sobre los graduados universitarios y el mercado laboral en España sugiere que es urgente acometer una renovación del entorno universitario para rebajar los altos índices de desempleo y la sobrecualificación. Una reforma que tiene que ir encaminada a “revisar las limitaciones en el proceso de formación, incrementar la fusión de la teoría con la práctica, familiarizar y acercar al mundo profesional y mejorar la vinculación del diseño curricular con las necesidades reales del entorno laboral”.

Según las cifras de esta entidad, cada año se incorporan al mercado laboral más de 190.000 egresados, de los que alrededor de 100.000 no logran encontrar un puesto de trabajo acorde con su formación, por lo que tienen que conformarse con otros desempeños de menor categoría profesional. Además, un 24% de los directores de Recursos Humanos de las empresas, tal y como afirma el estudio de ManpowerGroup ‘Solucionar la Escasez de Talento’, declara tener dificultades para encontrar el talento adecuado para sus organizaciones, y eso a pesar de que más de la mitad de las compañías de más de cien empleados aseguran que están invirtiendo activamente en plataformas de aprendizaje y en herramientas de desarrollo para atraer y fomentar profesionalmente a nuevos trabajadores.

En abril de 2020, el ministro de Universidades, Manuel Castells, anunció que se estaba estudiando una reforma legal para acercar la empresa a la universidad, favoreciendo las carreras duales, fomentando otras que unan clases con trabajo remunerado e impulsando los grados a la carta, en sintonía con lo que se hace desde hace años en, por ejemplo, EE.UU. (donde se encuentran algunos de los centros mejor posicionados en los dos rankings citados), pero, por el momento, la propuesta está en fase de discusión con los agentes sociales.

Investigación al alza

También hay elementos para el optimismo. Otro de los principales ranking más populares sobre universidades es el de Shangai (o ARWU, clasificación académica de universidades del mundo, según sus siglas en inglés), que se centra especialmente en la excelencia investigadora, y que goza de bastante popularidad entre las Administraciones, dado que suele condicionar, por ejemplo, las políticas relacionadas con la concesión de becas. En su última edición, correspondiente a 2019, 13 centros españoles estaban entre los 500 más destacados, mejorando en tres su cifra del año anterior, y, lo que es más relevante, repitiendo su techo histórico cosechado en 2015. Los centros incluidos fueron la Universidad de Barcelona, la Autònoma de Barcelona, la Complutense de Madrid, Granada, Valencia, la Autónoma de Madrid, la Pompeu Fabra, la Politécnica de Valencia, y las universidades de Oviedo, Sevilla, Baleares, País Vasco (UPV/EHU) y Zaragoza.

Entre los ámbitos de mejora que se destacan están el rejuvenecimiento del claustro de profesores, la mejora de la inversión por alumno y el desarrollo de más grupos de investigación con un carácter internacional. Por el contrario, la fortaleza que más se subraya es la elevada capilarización de la investigación universitaria en toda la geografía española.

La importancia creciente de las universidades jóvenes

La consultora británica QS también elabora un ranking sobre las 150 universidades con menos de 50 años de vida (‘QS under 50’), y ahí, curiosamente, es donde España obtiene mejores resultados. Nada menos que ocho centros entraron en la clasificación, con la Pompeu Fabra, fundada en el año 1990, colocada en las 32ª posición. Cabe destacar que esta entidad ya quedó en la 11ª plaza (y, de nuevo, primera española) en el más reciente ranking de universidades jóvenes de Times Higher Education. La Carlos III de Madrid, creada en 1989, le sigue en el puesto 34, mientras que la Universitat Politècnica de Catalunya, de 1971, cierra el pódium nacional.

Mientras que en otros rankings globales, las universidades norteamericanas, con el complemento de alguna europea, copan las posiciones de privilegio, en este centrado en las más jóvenes son las asiáticas las que dominan, con la NTY de Singapur como la más valorada, seguida de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, y el KAIST de Corea del Sur. La edad promedio de las diez mejores universidades del mundo es de 25,4 años, con tres de ellas (PSL, La Sorbona y la Universidad de Aalto) formadas a lo largo de los diez últimos años.

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Fotografía de Vadim Sherbakov en Unplash
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