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¿Qué países han gestionado mejor la crisis sanitaria?

Tue Jul 14 10:15:01 CEST 2020

The Economist Intelligence Unit ha evaluado la gestión de la crisis en 21 países de la OCDE en función de las muertes en exceso que han registrado, los test y la prestación sanitaria que han realizado. Así ha quedado la clasificación.

La mayoría de los países afectados por la COVID-19 han iniciado ya el periodo de desescalada, levantando las restricciones de los últimos meses, recuperando la actividad comercial y acercándose, poco a poco, a la nueva normalidad. En el ámbito de la medicina, las investigaciones para encontrar una vacuna contra el virus también siguen avanzando y cada vez hay más esperanzas de que pueda estar lista este mismo año. A pesar de ello, conviene estar alerta ante posibles retrocesos y así lo ha asegurado la Organización Mundial de la Salud (OMS) recientemente: “Lejos de estar contenido, el avance del virus gana velocidad por todo el mundo”. 

En China, país donde surgió la COVID-19 y que tuvo uno de los confinamientos más estrictos y duraderos, están volviendo a identificar rebrotes. Ante esta situación, las autoridades no han dudado en dar un paso a atrás y volver a aplicar medidas de restricción de movimientos. Otros países, como Alemania o España, también han detectado nuevos brotes del virus, lo que les ha obligado a aplicar de nuevo medidas de seguridad en zonas locales para frenar la propagación. Y aunque la mirada esté puesta en el futuro con el fin de prevenir otra oleada, una mirada al pasado reciente nos ayuda a entender han gestionado mejor hasta ahora la crisis de la COVID-19. Para ello, The Economist Intelligence Unit ha elaborado un índice que clasifica la calidad de la respuesta y gestión de 21 países de la OCDE. Lo ha hecho basándose en tres aspectos: el número de test realizados, la prestación sanitaria por motivos que no fueran la COVID-19 y las defunciones contabilizadas en exceso por cada millón de personas. También se han tenido en cuenta tres factores de riesgo: la prevalencia de obesidad, la cantidad de población mayor de 65 años y el número de visitantes internacionales.

Siguiendo estos parámetros, el gobierno de Nueva Zelanda, con una nota de 3,67 sobre 4, es el que ha obtenido la puntuación más alta y, por tanto, el que mejor ha gestionado la emergencia sanitaria. Este país ha detectado alrededor de 1.500 casos, de los cuales han fallecido 22 personas, o lo que es lo mismo, 0,45 muertes por cada 100.000 habitantes. Su gobierno dio por eliminado el virus hace unas semanas pero, tan solo unos días después, se volvían a registrar casos positivos por la llegada de neozelandeses a su país, lo que provocó la vuelta de medidas en el control de las fronteras. Con todo, la crisis del coronavirus ha roto la tendencia de crecimiento de la última década, ya que es muy probable que el país afronte una recesión económica, tal y como ha informado recientemente la Oficina de Estadísticas de Nueva Zelanda. En concreto, durante el primer trimestre del año el PIB ha caído un 1,6%, coincidiendo con el inicio del confinamiento, y habrá que esperar a los datos del segundo trimestre para ver si se confirma esta negativa previsión. 

Austria y Alemania ocupan los siguientes puestos con una puntuación de 3,56. En ambos casos la tasa de mortalidad es bastante superior, siendo de 7,8 en el primero y de 10,73 en el segundo. En el caso del país germano hay que tener en cuenta de nuevo los rebrotes, ya que han provocado que la tasa de contagios se haya triplicado. La economía alemana, una de las más consolidadas de la Unión Europea, tampoco ha sido inmune al virus: el consejo asesor del Ejecutivo alemán, los llamados ‘cinco sabios’, ha señalado que el PIB retrocederá un 6,5% este año, corrigiendo a la baja el pronóstico de un 5,4% que realizaron a finales de marzo, y la economía alemana no verá los niveles precrisis hasta 2022. 

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Con algo menos de puntuación, un 3,44, pero todavía en el primer bloque de los países que mejor gestión han hecho de la crisis sanitaria, se encuentran Australia, Dinamarca, Islandia, Israel y Noruega. Tanto estos como los anteriores han llevado a cabo programas sólidos de seguimiento y pruebas del virus y, además, han continuado con los servicios de atención sanitaria a pacientes no afectados por el coronavirus. Hay que señalar que en estos países, excepto Israel e Islandia, los mayores de 65 años representan una parte importante de la población, lo que provoca que sean más vulnerables a la infección.

Lo que tienen en común todos ellos es la rápida y temprana reacción que demostraron a la hora de contener la pandemia. Aunque las medidas fueron diferentes en función de cada caso, todos apostaron por fuertes programas de pruebas y rastreo. Uno de los ejemplos más claros es el de Austria, el primer país de toda Europa que empezó el desconfinamiento, tras solo cuatro semanas después de que se declarara el encierro. Ante la favorable evolución, el pasado 4 de junio, el Gobierno austriaco permitió la apertura de fronteras para algunos de sus países vecinos.

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La gestión más deficiente: Bélgica, Italia, España y el Reino Unido

En el otro extremo de la tabla, Bélgica, Italia, España y el Reino Unido registran las puntuaciones más bajas, apenas superando el 2 de media. En este grupo, hay que hacer mención a dos países, el italiano y el español, ya que fueron los dos de Europa que primero se vieron golpeados por la pandemia, por lo que tuvieron un tiempo más reducido para prepararse. La tasa de mortalidad es bastante superior a la del primer bloque, siendo la de Italia de un 57,3 y la de España de un 60,5 por cada 100.000 habitantes. 

Un caso peculiar es el de Reino Unido. Actualmente registra alrededor de 42.700 muertes por COVID-19, lo que le sitúa en el tercer país del mundo con los peores datos. Se trata de un caso anómalo, ya que en un principio tuvo una acumulación más lenta de casos que otros estados, por lo que tuvo más tiempo para prepararse que el resto de sus homólogos europeos. Para entender por qué ha llegado a esta situación, el estudio señala un sistema insuficientemente rápido y coordinado, la ausencia inicial de capacidad de ensayo y la decisión tomada en marzo de frenar los test masivos y el seguimiento a los contactos infectados o sospechosos de estarlo. 

Precisamente, estos países son los que van a ver más castigada su economía, tanto si se produce una segunda oleada como si no, tal y como ha anunciado la OCDE en su informe semestral de perspectivas. El PIB español sería el que presentara un mayor desplome, del 14,4%, en caso de una segunda crisis por el coronavirus, seguido de Francia, 14,1% e Italia, 14%. Si esta situación no se diera, Reino Unido encabezaría la caída con un 11,5%. Francia se sitúa de nuevo en segunda posición, con un 11,4% e Italia en tercera con un 11,3%. Mejores previsiones para España que quedaría relegada al cuarto puesto, con un 11,1% en caso de que no haya un rebrote.

EE.UU., con mayor número de muertes en el mundo, categoría intermedia

Por último, The Economist Intelligence Unit distingue otras dos categorías que quedarían en la parte intermedia de la clasificación. Por un lado, están aquellos países que todavía se considera que lo han gestionado bien -su calificación todavía supera el 3- y son Portugal, Chile, Francia y Estados Unidos.

La clasificación de Estados Unidos merece un análisis aparte. Se trata del país que registra el mayor número de muertes en todo el mundo, alrededor de 120.000, aunque también hay que tener en cuenta su población, mucho más elevada que la del resto, por lo que las muertes por cada 100.000 habitantes se sitúan en 36,7. En este caso, hay que mencionar también los factores de riesgo que presenta ya que, junto a Nueva Zelanda, son los únicos con la peor puntuación en la prevalencia de obesidad. Y también presentan un alto envejecimiento de los habitantes. Por tanto, si se evalúan y se tienen en cuenta estos factores, el estudio señala que su rendimiento no es tan pobre como podrían sugerir los datos a primera vista, siendo incluso mejor que los países con un perfil de riesgo similar. Con todo, las previsiones para su economía tampoco son positivas: según el banco central estadounidense (Fed, por sus siglas en inglés), el PIB se desplomará un 6,5% en 2020, frente a la previsión que hizo en diciembre de crecer un 2%. Por otro lado, el paro se incrementará y cerrará el año con una tasa del 9,3%, frente al 3,5% estimado en diciembre. Y en 2021, el desempleo seguirá todavía en el 6,5%. 

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En la otra categoría intermedia, ya con una puntuación inferior al 3, encontramos a Japón, Países Bajos, Corea del Sur, Suecia y Suiza. En este apartado, el país sueco merece ese análisis singular debido a la diferente estrategia que ha adoptado a la hora de contraer la pandemia. En primer lugar, los epidemiólogos asesoraron al Gobierno para que apostara por la inmunidad de grupo, es decir, si una parte importante de la población contrae el virus, el patógeno deja de actuar y el resto quedar protegido. De esta manera, el país se limitó a hacer recomendaciones, pero nunca llegó a aplicar el confinamiento y, ni siquiera, cerraron las escuelas. Con esta situación, Suecia contabiliza alrededor de unas 5.120 muertes, 50,3 por cada 100.000 habitantes, aunque también hay que señalar que es una cifra menor a la de otros países con un perfil de riesgo similar, como Italia (alrededor de 34.600 y 57,3 por cada 100.000 habitantes). 

 

 

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Fotografía de Ben Garratt en Unsplash
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