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Qué es un ‘stop loss’ y cómo utilizarlo en una estrategia de inversión

Fri Dec 11 11:50:32 CET 2020

En momentos de corrección en los mercados, pueden ser una buena estrategia para evitar el pánico por las caídas en la cartera, pero cualquier inversor debe tener presente que, en el largo plazo, esta herramienta tiene ventajas, pero, también, inconvenientes.

En 1986, tras varias nominaciones que siempre acabaron en intentos fallidos, Paul Newman logró el Óscar al mejor actor por su participación en la película ‘El color del dinero’, dirigida por Martin Scorsese. Como en otros papeles a lo largo de su vida, el actor norteamericano interpretó el rol de un buscavidas cuya única habilidad era saber jugar al billar, dejando para el recuerdo, entre otras frases memorables, una que decía: “Un dólar ganado es más dulce que un dólar obtenido por medio del trabajo”. Y es que cuando cualquier persona decide invertir, por ejemplo, en bolsa, siempre lo hace pensando en que obtendrá plusvalías, y, muy probablemente, marcándose un objetivo de rentabilidad para cumplir algunas de sus metas vitales, como comprarse una casa, poder pagar la mejor educación para sus hijos o complementar el día de mañana su pensión de jubilación. Sin embargo, también hay que pensar que, en algunas ocasiones, se verá abocado a posibles pérdidas, para lo que existen distintas estrategias y herramientas con las que poder protegerse.

Tomar decisiones previas

Una de ellas, al alcance de cualquier ahorrador que participe en los mercados financieros, es el stop loss, que, consiste, básicamente, en una orden automática que establece el inversor con su bróker para detener potenciales correcciones en la cotización de sus valores, en el caso de que se produzcan. De ahí su nombre técnico en inglés, cuya traducción literal es ‘parar las pérdidas’. Gracias a este mecanismo, se logra, sobre todo, reducir el riesgo implícito que conlleva invertir en Bolsa, ya que se intenta, a través de él, mantener un cierto grado de control sobre cómo se pueden desenvolver las cotizaciones, o, al menos, hasta qué horquillas de precios se está dispuesto a participar en ellas. Pero, para lograr que, en realidad, tenga eficacia un stop loss, hay que tomar decisiones con carácter previo en las que se estima que pueden moverse los títulos de una compañía en los próximos meses.

Para que un ‘stop loss’ tenga eficacia hay que llevar a cabo análisis profesionales y, en base a ellos, tomar decisiones previas sobre los valores en los que se invierta

Intentar vaticinar el comportamiento de unas acciones no es un trabajo sencillo, de hecho, podría decirse que es uno de los puntos clave que van a marcar la estrategia de cualquier inversor. De ahí que, para aumentar sus probabilidades de éxito, lo más conveniente sea recurrir a la ayuda profesional. Tanto los analistas, como los gestores, e, incluso, los asesores financieros, cuentan con experiencia para la realización de análisis técnicos, cuya principal misión es la de predecir la evolución que va a tener la cotización de un activo basándose en la evolución que ha experimentado en el pasado, y sin pararse a evaluar si está caro o barato. A través de la realización de distintos gráficos, que estudian posibles tendencias a futuro de ese valor, y de diferentes cálculos matemáticos que aportan indicadores como el ADX, el RSI o el MACD, se extrae el precio de dicho título y su volumen negociado, procurando construir a partir de ellos conocimiento a futuro.

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A través de toda esta información, se decide, en primer lugar, si se toman posiciones en un activo determinado y, además, se puede establecer el nivel de stop loss, en virtud de los soportes y de las resistencias que se han detectado con el análisis técnico. Sin embargo, esto no es una imagen estática, sino que requiere de actualizaciones periódicas sobre su evaluación para ser flexibles en el establecimiento de este límite mínimo en la horquilla de precio que se está dispuesto a soportar. Por ejemplo, cualquier análisis técnico realizado a comienzos de 2020, antes del estallido de la crisis sanitaria global que afectó de modo relevante a los mercados financieros, tenía escasa utilidad entrada la primavera, cuando comenzaron a experimentarse fuertes correcciones en las Bolsas de todo el mundo. Del mismo modo que, más adelante, cuando muchos valores vivieron rallies alcistas, dichos análisis elaborados algunas semanas antes no aportaban una información completa. Con la actualización en el estudio de estos títulos, muchos inversores pudieron ir modificando sus stop loss para evitar que algunos de los activos de su cartera perdieran demasiado valor de manera súbita.

Ventajas e inconvenientes

El stop loss no tiene coste económico para el inversor, dado que su bróker, al formalizar una orden de compra o de venta en su nombre ya está siendo reconocido por ello. A partir de ahí, su principal ventaja es que ayudará a proteger el capital de cualquier ahorrador a través de la limitación en sus posibles pérdidas. 

En momentos de mayor volatilidad en los mercados, el ‘stop loss’ sirve para tener un mayor control sobre la cartera, evitando situaciones de pánico

De este modo, en momentos de alta volatilidad y de incertidumbre, como se están viviendo desde el inicio de la pandemia, será una forma de mantener un mayor control sobre la cartera, evitando situaciones de pánico en las que, por ejemplo, se solapen en el tiempo caídas significativas en varias de las posiciones.

Sin embargo, también hay que tener presente que si no se fija bien un stop loss se puede estar renunciando a acciones que, poco después, pueden revalorizarse, por lo que el ahorrador estaría limitando su potencial de rentabilidad. Aunque es cierto que luego sería posible volver a hacerse con dichos títulos, existen momentos en los que, en un espacio muy breve de tiempo, un valor se corrige levemente para, a continuación, subir con fuerza, y es en este tipo de escenarios y de oportunidades en los que un inversor podría estar arriesgándose a no estar presente.

Además, hay que tener en cuenta que, en estrategias basadas en el largo plazo y en el cumplimiento de grandes objetivos vitales, como, por ejemplo, complementar los ingresos en la futura jubilación, no hay que pensar en horizontes temporales breves, en los que se pueden producir vaivenes en los mercados. En espacios extensos de tiempo, lo más probable es que las inversiones se revaloricen, por lo que fijar stop loss puede que no resulte la mejor decisión posible.

El escenario opuesto: stop profit

También puede ocurrir que un ahorrador decida establecer un límite por arriba para salir de un valor o, incluso, del mercado por completo. A esta orden automática se la conoce como stop profit o stop gain, y, a diferencia del stop loss, en el que a través del análisis técnico se puede, de modo aproximado, concretar dónde establecerlo, en este caso corresponde más a una decisión personal del inversor. Y es que, en el fondo, esta herramienta limita los beneficios, sobre todo en momentos de ganancias en los mercados financieros, lo que puede convertirse en un arma de doble filo, dado que, en algún momento, se frenarán las subidas. De ahí que, más si cabe que en el caso anterior, es muy importante pensar con la cabeza fría y, si es posible, dejarse guiar por un asesor financiero de confianza, quien, muy probablemente gracias a su experiencia, podrá ayudar a gestionar las emociones para evitar que la euforia lleve a tomar malas decisiones.

 

Existen dos clases de stop profit, una de carácter fijo, es decir, al entrar en el mercado se escoge en qué hipotético momento se decidirá salir a partir de un baremo determinado de potenciales ganancias; y otra variable, condicionada, sobre todo, al tamaño de la posición que se tenga en el mercado, de manera que, en virtud de cómo evolucionen otras inversiones que se han realizado, poder ir calibrando unas con otras para, por un lado, tener siempre un volumen mínimo de liquidez y, por el otro lado, optar a conseguir las mayores plusvalías posibles.

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Fotografía de Alexander Kovalev en Pexels
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