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Necesito liquidez, ¿es momento de vender?

03/10/2020

Las circunstancias actuales, con tipos de interés bajos y solvencia financiera, aconsejan recurrir a la financiación

La actual crisis económica derivada de la pandemia del coronavirus conlleva, para gran cantidad de empresas y de particulares, una acuciante falta de liquidez. Enfrentarse a tal situación es complicado, tanto en el plano económico como en el personal. A los afectados se les presentan dos vías: vender patrimonio o pedir financiación ajena. Cuál de las dos opciones es más ineficaz parece estar claro: enajenar los bienes. De hecho, solicitar dinero para hacer frente al problema es, hoy por hoy, la opción más viable y menos gravosa dadas las circunstancias de los mercados financieros.

La ineficacia de la primera de las vías, desprenderse de propiedades, viene motivada por una razón incontestable y es que, en estos momentos, la oferta es superior a la demanda. Un vendedor se expone, en el mejor de los casos, a malvender su patrimonio. “Todo tipo de bienes están afectados por esta crisis que no remite y que, entre otras cosas, arrojará un paro elevado cuando finalicen los ERTE”, señala Antonio Pedraza, presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas.

En el caso del patrimonio inmobiliario, el más común y el más valioso que poseen la mayoría de los españoles, “si se saca al mercado, hay que contar con que se venderá a la baja, siempre por debajo de las expectativas. Nunca es bueno vender con prisas, pero hay que tener presente que el sector inmobiliario va a caer a partir del año que viene, cuando más evidente se haga la crisis. No obstante, si desprenderse de un activo inmobiliario es imprescindible, recomiendo ponerlo a la venta lo antes posible”, explica el economista.

El profesor de Economía, Contabilidad y Finanzas de ESADE, Joan Carles Amaro, corrobora que, en el peor de los escenarios, “una recuperación más lenta podría alargarse hasta 2023, lo que impactará sobre la renta disponible de las familias”. Amaro añade que los datos del mercado inmobiliario antes de la irrupción de la COVID-19 apuntaban ya a un decrecimiento de la demanda de la vivienda y, “con la crisis sanitaria, se adelanta el reloj y daremos un salto acelerado hacia la fase de contracción”.

Si vender la vivienda o cualquier tipo de patrimonio inmobiliario (segundas residencias, locales, casas en herencia) parece que no es buena idea en estos momentos, tampoco lo es enajenar otros bienes para lograr liquidez de forma inmediata. El propietario de activos financieros tales como acciones, bonos o fondos de inversión debe ser consciente de que “venderá ahora con minusvalías”, según Carlos Magán, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI), quien recomienda “esperar a que llegue la recuperación”. Para Antonio Pedraza, no se trata solamente de la caída continuada de la Bolsa española desde que comenzó la pandemia, aunque se registren rebotes puntuales, sino que, además, “hay una gran incertidumbre jurídica, fiscal y ciudadana que afecta muy directamente a productos como los fondos de inversión”.

En lo que se refiere a bienes tangibles que pueden tener valor económico, como joyas o arte, el panorama es igualmente negativo. El experto del Consejo General de Economistas señala que, en estos meses, hay un exceso de oferta. “Cuando se dispone de estos bienes y se necesita liquidez, son lo primero que se pone a la venta. Pero actualmente la demanda es muy lenta y hay que tener en cuenta que ya de por sí se trata de un mercado muy estrecho”, argumenta.

Financiación solvente y económica

La solución actual ante la falta de liquidez es, para los expertos, recurrir a la financiación ajena. La coyuntura, por otra parte, favorece esta alternativa. Carlos Magán dice que “pocas veces hemos asistido a una financiación tan atractiva. Si se requiere liquidez, es el momento de replantearse recurrir a la misma”. Expone que “las entidades bancarias, al contrario que en la anterior crisis económica de 2008, se encuentran en mejor posición de liquidez, están en condiciones de permitir que la economía siga funcionando y son proactivas”. Lo que significa que pedir dinero es recomendable para hacer frente a las necesidades.

En cuanto a las empresas, el escenario es el siguiente: “El papel de los bancos en la actual crisis provocada por la COVID-19 es radicalmente distinto al que tuvieron en la crisis financiera de 2008 al presentar, en el contexto actual, una situación de liquidez que les permite dar apoyo a las empresas y, por tanto, contribuir a solventar la situación”, señalan desde KPMG Tendencias.

A la hora de pedir créditos, a ciudadanos y empresarios puede asaltarles el temor a endeudarse. Sin embargo, los especialistas recalcan que, ante la ausencia de liquidez, es la mejor opción porque, sobre todo, resulta más económica para el solicitante. “Los tipos de interés están en mínimos históricos”, afirma el profesor Joan Carles Amaro. El analista de AFI indica que el euríbor se mueve en términos negativos. Los números que arroja una carga financiera tan baja son incontestables, como recuerda Antonio Pedraza: “Las empresas en España están aumentando su endeudamiento, ya que éste se ha incrementado en 55.000 millones de euros desde el pasado marzo”.

Si bien este economista reconoce que se percibe miedo, tanto en los particulares como en las compañías, a contraer deudas, la posición de unos tipos de interés tan pequeños -el Sistema de la Reserva Federal (FED) norteamericano incluso los va a mantener a 0 a medio plazo- facilitan esta alternativa para conseguir dinero líquido.

Otra característica destacada del momento financiero que las personas necesitadas de liquidez tienen que valorar para tomar la decisión de solicitar financiación en vez de recurrir a la venta de patrimonio es que las entidades financieras han cambiado de prácticas. Pedraza declara que “es palpable que ahora ya es mucho menos frecuente pedir avales a los solicitantes de crédito, pues a los bancos no les interesa tanto actuar con el avalista en caso de impago, sino que valoran más la capacidad de endeudamiento del que acude a su financiación”. Magán añade otro motivo para conservar patrimonio, sobre todo inmobiliario, en esta situación: “La entidad financiera a la que se solicita crédito pedirá garantías para conceder préstamos y estas las constituye el patrimonio”.

Fotografía de Andrea Natali en Unsplash
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