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Internacionalización y Competencia
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La economía que se nos viene encima

Thu May 14 16:20:24 CEST 2020

Las perspectivas para 2020 y 2021 no son buenas y los empresarios tienen ya mayor visibilidad tras los informes de la Comisión Europea y la AIReF

“Un optimista ve la oportunidad en toda calamidad; un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad”. Es una de las muchas frases que nos dejó Winston Churchill, el exprimer ministro británico considerado uno de los grandes líderes en tiempos de guerra. Sus lecciones bien pueden servirnos hoy cuando, como sostienen todos los analistas, nos enfrentamos a una situación totalmente nueva e incierta, que muchos asemejan a la que afronta un país tras una gran guerra.

¿Cómo de larga va a ser la crisis?, ¿cuánto durará?, ¿cómo afectará a los ciudadanos y a las empresas? La incertidumbre es la clave en las respuestas a todas estas preguntas. Nos enfrentamos a una situación totalmente nueva y desconocida, pero la sociedad española ya ha demostrado en varias ocasiones a lo largo de su historia su capacidad para salir airosa de situaciones inesperadas. Una vez más se está poniendo a prueba nuestra resiliencia, y, como ya hicimos en el pasado, sabremos ver la oportunidad en la calamidad y extraer grandes lecciones que nos permitirán estar mejor preparados en el futuro.

Lo cierto es que las perspectivas no son buenas, aunque también nos dicen que la recuperación llegará antes que en otras crisis. Quizá no todo lo pronto que deseamos, pero en 2021 el país habrá recuperado al menos parte del crecimiento y el empleo perdido por la pandemia de la COVID-19, que ha derivado en una emergencia sanitaria mundial y una crisis económica diferente a las anteriores que hemos vivido.

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Hace algo más de tres semanas conocimos el análisis del Banco de España y la semana pasada la evaluación de la APE por parte de la Comisión Europea y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), el organismo que se creó en 2013 para velar por la estabilidad presupuestaria y la sostenibilidad de las finanzas públicas.

La Comisión Europea, que ha suspendido este año la aplicación de las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, ha sido más comedida en su análisis al dibujar sobre el papel una recuperación con cierta forma de V a nivel europeo. No será una V perfecta ni igual en todos los países, pero nos permite mirar al futuro de forma global con cierto optimismo. La economía de la zona euro caerá un 7,7% este año, pero repuntará un 6,3% el año que viene.

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Sin embargo, tanto la recesión como la recuperación serán desiguales y asimétricas entre los países miembros. Y, en este sentido, España es uno de los países que se lleva la peor parte, junto a Grecia, Italia e incluso Reino Unido y Francia. Partimos de una posición peor porque hemos sufrido la crisis con mayor virulencia y las medidas implementadas para hacer frente a la pandemia han tenido que ser necesariamente más duras que en otros países. Además, el turismo y el sector servicios son piezas fundamentales de nuestra economía y son los sectores que más tiempo tardarán en recuperarse.

De ahí que, en el año 2020, el PIB español vaya a caer más que el europeo. Las previsiones más halagüeñas (Comisión Europea y el Gobierno español) estiman caídas entre el 9,2% y el 9,4% y creen que la economía volverá a crecer cerca de un 7% en 2021. De cumplirse estas previsiones, la recuperación podría tener también cierta forma de V en España, pero con una forma más irregular que en países como Alemania o Austria, que han implementado unas medidas de contención algo más suaves. La propia Comisión señala en su informe que, en 2021, el PIB español seguirá siendo a finales de 2021 un 3% inferior al de 2019

Pero no todos los análisis son tan optimistas. La incertidumbre ha hecho que organismos como el Banco de España o la AIReF planteen diversos escenarios económicos ante un eventual rebrote de la pandemia o una dificultad mayor de la economía para superar el shock. En el peor escenario del supervisor bancario, el PIB podría llegar a caer un 13,6% en 2020, aunque la recuperación sería “notable” en 2021. No se recuperaría toda la actividad ni el empleo perdido, pero sí gran parte.

Los escenarios de la AIReF

La AIReF ha vuelto a demostrar su independencia con un análisis a fondo del escenario macroeconómico, de los escenarios presupuestarios y de la senda del endeudamiento público, con una visión en líneas generales algo menos optimista en un escenario en el que pandemia se frene más tarde de lo esperado. En este peor escenario, la economía se podría contraer un 11,7% y solo crecería un 5,8% en 2021. Sin embargo, plantea también otro escenario posible que se acerca más a las previsiones del Gobierno y la CE, aunque no ve tan claramente una recuperación económica tan acusada en 2021. En su último informe, la AIReF dice claramente que la economía española presenta algunas características estructurales que harán que “la recuperación sea lenta y gradual, de modo que se tardará varios trimestres en recuperar el nivel de PIB anterior”. Estas características, a su parecer, se encuentran relacionadas principalmente con la especialización productiva de la economía española, la segmentación del mercado de trabajo y la elevada proporción de empresas pequeñas y microempresas que, en principio, son más vulnerables a las restricciones financieras.

De hecho, en este informe, la AIReF da más de un tirón de orejas al Gobierno y le advierte de que será difícil una trayectoria de recuperación en V asimétrica, como predicen. Según sus cifras, a finales de 2021 el PIB se situaría en torno a 5 puntos por debajo de los niveles previos a la crisis.

Más allá de la forma que pueda adquirir la recuperación, quizá lo importante sea poner el foco en los daños más duraderos que puede sufrir el país como consecuencia de esta crisis. El mercado laboral aún no se había recuperado del shock de 2008 y volverá a arrojar cifras que deben invitar a la reflexión. España, con una tasa de paro cercana al 19% en 2020, según la Comisión Europea y el Gobierno, será junto a Grecia e Italia los países que sufrirán con mayor virulencia los efectos de la COVID-19 en su mercado de trabajo debido al nivel de temporalidad, la vinculación de sus economías con sectores más estacionales y el peso del sector turístico, el más afectado por la pandemia. En 2021, el desempleo bajará al entorno del 17%.

En este sentido, La AIReF ha advertido de que un tercio de los trabajadores que están actualmente en situación de Expediente Temporal de Regulación de Empleo (ERTE) no lograrárecuperar su empleo este año. Eso implica que 1,2 millones de personas no volverán a su puesto de trabajo en los próximos siete meses. Y es que, dada la composición del tejido empresarial español, muchas empresas pueden atravesar estos meses complicados problemas de solvencia y correr el riesgo, incluso, de desaparecer.

La sostenibilidad de las cuentas públicas, el mayor reto

Pero si hay algo en lo que coinciden todos los analistas es en que el mayor reto, sin duda alguna, será el de garantizar la sostenibilidad de unas maltrechas cuentas públicas que tampoco se habían recuperado del todo de la crisis anterior. Los desequilibrios acumulados se han multiplicado con la COVD-19 y habrá que hacer muchos esfuerzos para contener el déficit y la deuda.

En este sentido, el Gobierno y la Comisión vuelven a coincidir y son algo más optimistas que otros analistas. Vaticinan un déficit cercano al 10% en 2020, que el Banco de España lleva al 11% en el peor de sus escenarios y la AIReF hasta casi el 14%. En el caso de la deuda, la AIReF es sin duda el organismo más pesimista al asegurar que puede llegar al 125% en 2021 si las medidas de confinamiento y restricción de las actividades económicas se prolongan un mes más.

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Dejando de lado la sopa de cifras, quizá lo más importante que se plantea es la conclusión a la que se llega que subraya que hará falta un ajuste al menos como el de la década pasada y dos décadas de equilibrio presupuestario para embridar el déficit y volver a los niveles de deuda que teníamos antes de la pandemia. Una conclusión dura que nos debe obligar a tener una elevada responsabilidad en la gestión de las cuentas públicas.

Un punto de partida mejor

Aunque el futuro es incierto y las previsiones inquietan, no hay que olvidar que también hay muchos factores que juegan a nuestro favor en esta ocasión. Los Gobiernos y los bancos centrales han reaccionado con mucha más rapidez que en crisis anteriores y el punto de partida de empresas y familias es mucho mejor que en 2008. 

En cualquier caso, estos análisis nos deben servir para reflexionar y prepararnos para el día D+1. Porque esta crisis, igual que las anteriores, pasará y lo hará antes que otras. Como todo shock económico, nos dejará cicatrices de por vida, heridas que deben ayudarnos a recordar lo vivido y mejorar para estar preparados para un futuro que, antes o después, volverá a estar lleno de oportunidades.  

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