Entre los días 9 y 11 de marzo, justo antes de que se decretara el estado de alarma, todavía no éramos conscientes de la situación que íbamos a vivir, ni a nivel social ni económico. Precisamente, durante esos días se realizó el primer sondeo de KPMG y la CEOE a 676 directivos y empresarios españoles sobre sus expectativas de la evolución de la economía. Solo un 9% de ellos consideró la situación económica como mala o muy mala. Pero, durante esos días, la COVID-19 todavía no había paralizado el país.
32 días después, entre el 13 y 17 de abril, ya habíamos vivido dos prórrogas más del estado de alarma (y quedaría, al menos, otra más). ¿Pueden cambiar las perspectivas en un mes? Sí. Y así lo demuestra el tercer sondeo realizado durante esos días por las mismas fuentes y, en este caso, a 693 directivos y empresarios. En esta encuesta, la cifra mencionada anteriormente se dispara hasta el 74%. Es decir, siete de cada 10 empresarios consideró la situación económica del momento como mala o muy mala, un 65% más que antes del anuncio del estado de alarma.
¿Cuáles son las perspectivas de otros organismos?
Quizás estos datos ya nos los advertía la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) cuando, a principios de marzo, nos anunció el peor de los escenarios que podría dejar la crisis del coronavirus: el crecimiento de la economía mundial en 2020 podrá ser la mitad que el pasado año, es decir, pasar de un 3,2% a un 1,5%. Desde esta previsión se han ido sucediendo otras muchas. Por ejemplo, la Comisión Europea, a finales de abril, anunció que la economía de la eurozona se contraerá entre un 5% y un 10% por las medidas de confinamiento, situándose en la misma línea que poco antes había anunciado el Fondo Monetario Internacional (FMI) de una caída del PIB de la zona euro del 7,5%.
¿Y si hablamos de España? Nuestro supervisor, el Banco de España, también ha sido claro al respecto: la economía española sufrirá una contracción “sin precedentes en la historia reciente” al caer este año entre un 6,6%, en el escenario más benigno, y un 13,6%, en el más adverso.
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Sin embargo, siguiendo con las previsiones para los próximos 12 meses realizadas por KPMG y la CEOE, el 67% de empresarios consultados en el tercer sondeo considera que la situación económica irá a peor, lo que supone tres puntos menos que los consultados en el primer sondeo de principios de marzo (el 70%). De hecho, se muestra la visión contraria, ya que el 19% cree que irá a mejor frente al 6% que lo creía en marzo.
¿Qué expectativas hay para el empleo, la facturación y la inversión?
Más de la mitad de los empresarios (51%) encuestados en el tercer sondeo señala que tendrá que reducir su plantilla, frente al 28% que lo creía en la consulta realizada en marzo.
Por otro lado, el 64% de los empresarios cree que verá reducidas sus inversiones durante el 2020, según el último sondeo de abril, frente al 22% que lo creía en marzo. Además, el porcentaje que señala que crecerá se sitúa en el 12%, cuando antes era del 33%, respectivamente.
Las esperanzas sobre facturación se sitúan en la misma línea. Los últimos datos muestran que el 77% de los empresarios cree que disminuirá durante este año, frente al 29% que recoge el primer informe.
Por tanto, con tan solo un mes de diferencia, las perspectivas de los empresarios han cambiado radicalmente y, desafortunadamente, han ido a peor: caen un 23% para el empleo, un 42% para la inversión y un 28% para la facturación.
¿Cómo están afectando las medidas adoptadas por la COVID-19?
La crisis del coronavirus y las medidas adoptadas para intentar controlar la situación están impactando de una manera u otra en el funcionamiento de las empresas. De hecho, el 24% de los empresarios consultados afirma que ha visto reducida su actividad a menos de un 10% desde que se decretó el estado de alarma. En el lado opuesto, un tercio de los empresarios señala que han podido mantenerla por encima del 80%.
Además, las medidas adoptadas están impactando de forma heterogénea en las diferentes áreas de la empresa. Según el mismo documento, los ratios de liquidez y la estrategia comercial son los dos procesos más afectados, según el 55% de los encuestados. En tercer lugar se sitúa la gestión de personas con el 47%.
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Cualquier situación adversa obliga a reaccionar y, generalmente, también suele hacerse en la misma línea negativa. Esto ha ocurrido con la COVID-19, ya que el 35% de los empresarios encuestados ha tenido que recurrir a un ERTE por fuerza mayor y un 16%, por causas productivas. Esta no es la única medida laboral a la que han tenido que recurrir las empresas, para limitar los efectos de la coyuntura actual, el 25% ha tenido que aplicar una bolsa de horas y el 23%, anticipar las vacaciones.
