Hoy en día el big data ya está presente en todos los sectores de la economía. Las empresas recopilan a diario la información masiva para determinar ciertos patrones de comportamiento entre los usuarios. Por ejemplo, saber cuántos clientes se han descargado una canción o han visto una serie o han comprado determinado producto o servicio online.
Así, el big data se ha convertido en un bien imprescindible para cualquier compañía, sobre todo, las tecnológicas, que lo utilizan para desarrollar nuevos productos a gusto del consumidor y ser así más eficientes. Esto, unido a los avances tecnológicos que cada vez más permiten reducir las dificultades de almacenamiento de datos en la nube (cloud computing), hace que estos datos masivos sean de lo más valiosos.
¿Sabes qué es realmente el big data?
Sus cualidades principales son el gran volumen, la variedad y la velocidad a la que se pueden obtener innumerables datos sobre consumidores, pacientes, usuarios de redes sociales y otras plataformas, etc. Sin embargo, para dotar de valor y veracidad esta ingente cantidad de datos, es necesario encauzarlos. No basta con que las compañías los almacenen (de media, se duplican cada dos años); hay que clasificarlos, ordenarlos y estar al día de las novedades tecnológicas para gestionarlos.
¿Big data para las pymes?
Adquirir un software para la gestión del big data o preparar los recursos humanos necesarios puede ser una quimera para empresas por debajo de cierto tamaño, como una pyme. En ese caso, deberíamos sustituir el término big data por el small data. Es lo mismo, pero cambiando el volumen de datos y la forma de gestionarlos. El small data implica, además de recoger datos y darles un valor, interpretarlos para conocer mejor al cliente y diseñar estrategias personalizadas para este.
Otro aspecto importante: no hace falta desembolsar grandes cantidades de dinero para almacenar el small data en la nube y analizarlo. Hoy en día existen bastantes herramientas asequibles e incluso gratuitas a las que una pyme puede recurrir: Google Analytics, Heatmap, Mailchimp, Alexa o Adwords... Y es básico elegirlas según las características de cada empresa.
“No importa el tamaño de una empresa mientras sea capaz de convertir el dato en información sobre la que fundamentar sus decisiones”, explica Pascual Parada, director de Innovación y Desarrollo de negocio en IEBS Business School.
Estrategia. Esa es la palabra clave. “Hay que fijar un objetivo a largo plazo y hacernos las preguntas adecuadas sobre cuánto conocemos al cliente; cuál es nuestra propuesta de valor o cómo hacemos las operaciones. Las preguntas correctas nos llevarán a los datos correctos, al small data”.
A partir de aquí, ya solo quedan dos ingredientes indispensables, según Parada: “La analítica, que es la que nos va a transformar el dato en información, y la cultura organizativa, por la cual los mandos intermedios o cualquier miembro de la organización tendrá acceso a esa información y podrá tomar las decisiones de negocio más adecuadas para el éxito”. Así llegamos a una empresa capaz de tomar las decisiones adecuadas a partir de esa información, lo que se denomina una empresa data driven”.
Para Martin Lindstrom, experto en Psicología del Consumidor y Desarrollo de Marcas, lograr el éxito se basa en colocar al consumidor en el centro de todo. “Más allá de hacer acopio de datos, hay que entender las emociones del consumidor. Se puede predecir que compres un libro o te descargues una canción. Pero no si te enamorarás o te enfadarás. Hay que invertir más tiempo en conocer al cliente. Solo así podremos entender sus comportamientos. Las marcas del futuro serán las que provoquen emociones”.