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¿Qué países europeos liderarán la recuperación?

Thu Aug 05 08:29:30 CEST 2021

La reactivación económica dependerá de la reapertura de las actividades y del avance de la vacunación en los países, dando lugar a dos velocidades

La situación derivada de la COVID-19 hundió la economía global en la considerada como la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial. Los países más afectados por la pandemia y aquellos que dependen en mayor medida del turismo han sido los más perjudicados. Ahora, un año y medio después de que se decretasen los confinamientos estrictos y el cierre de fronteras, comienza a verse la luz al final del túnel gracias al avance en el proceso de vacunación. Pero, así como la crisis no afectó a todas las regiones por igual, la recuperación tampoco se está produciendo al mismo ritmo.

Tal y como señala la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los países con mejores perspectivas de recuperación son los que han logrado implementar campañas de vacunación efectivas, junto a políticas de salud pública eficaces. Es difícil prever qué naciones lograrán salir antes de la crisis, pero todo indica que, bajo esta premisa, existirá una gran diferencia entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo. Lo que también parece estar claro es que aquellos en los que la economía se vio más afectada tendrán un margen mayor de recuperación. “Es el caso, por ejemplo, de España o el Reino Unido, por el lado de las economías desarrolladas, y de América Latina (excepto Brasil), por el lado de las emergentes”, indica Javier Santacruz, economista y profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB).

Según Santacruz, estos países, aunque vayan a registrar crecimientos superiores a la media de sus regiones, van a tardar más tiempo en recuperar los niveles previos a marzo de 2020. En la misma línea, Juan Luis Santos, profesor de economía de la Universidad CEU San Pablo, resalta que España será el país que más crecerá durante este ejercicio, pero solo en base al gasto público, lo que no es sostenible a largo plazo. Más allá de 2022 deberá ser la inversión y el consumo los que continúen impulsando la economía y “no hay que olvidar que España es uno de los países europeos que más estaba reduciendo su ritmo de crecimiento antes de marzo del año pasado”, señala Santos.

El profesor avisa que esa dinámica, ahora interrumpida, podría regresar cuando la situación se normalice. “El hecho de haber tenido una crisis causada por el cese de la actividad durante la pandemia no evitará que en un par de años la coyuntura económica pueda volver a resentirse”, afirma. De ocurrir, considera que los Gobiernos y el Banco Central Europeo (BCE) contarán con menos medios para afrontar la situación.

El profesor avisa que esa dinámica, ahora interrumpida, podría regresar cuando la situación se normalice. “El hecho de haber tenido una crisis causada por el cese de la actividad durante la pandemia no evitará que en un par de años la coyuntura económica pueda volver a resentirse”, afirma. De ocurrir, considera que los Gobiernos y el Banco Central Europeo (BCE) contarán con menos medios para afrontar la situación.

En todo caso, “hay que partir de la idea de que esta crisis está provocada, principalmente, por el cese de la actividad y, por ello, será la reactivación la que facilitará la salida de todos los países”, expone Manuel Hidalgo, senior fellow y codirector del Observatorio de Fondos de Esade Centre for Economic Policy (EsadeEcPol). Del mismo modo, “cuanto más tarde en salir un país, más daño permanente sufrirá su economía y menos crecerá a medio plazo”, añade el experto.

Según el informe de la OCDE ‘Economic Outlook’, las perspectivas globales en los próximos años son positivas pero el desempeño variará según los países. “Algunos, como Corea del Sur o Estados Unidos, están ya alcanzando en 2021 niveles de crecimiento en términos de producto interior bruto (PIB) per cápita semejantes a los existentes antes de la pandemia”, indica Begoña Casas, profesora del departamento de Economía y Empresa de la Universidad Europea de Madrid. Mientras que, en el caso de Europa, la mayoría de sus economías necesitarán tres años para recuperarse, y otros países en vías de desarrollo, como México o Sudáfrica, entre tres y cinco años.

En cuanto a las economías avanzadas, las que más tiempo precisarán para la recuperación serán Francia, Portugal, Eslovenia, Bélgica, España e Islandia, según el reporte de la OCDE. En el caso concreto de España se espera que la recuperación se alcance en el segundo trimestre de 2023. Por lo que respecta a las economías en vías de desarrollo, el repunte más rápido corresponde a China, Turquía y Rusia, que ya en 2020 recuperaron los niveles previos a la crisis sanitaria. Las de más lenta salida son México, Arabia Saudita, Sudáfrica y Argentina. Para esta última, de hecho, no se espera que llegue hasta el segundo trimestre de 2026.

Deuda disparada

Centrado en Europa, el informe ‘European Fiscal Monitor’ señala que la economía del Viejo Continente crecerá en el corto plazo, ya que muchos países se habrán recuperado a finales de este año o habrán iniciado esa senda, y estima que entre 2021 y 2023 el crecimiento medio de los países europeos se situará en el 3% anual. Pero junto a las perspectivas positivas, existen factores que se extenderán durante varios años a los que el informe invita a prestar atención, como es el caso del déficit público elevado. “Se puede mejorar en la planificación, en la transparencia y en la eficacia de la gestión, y se deben planificar los recursos de los que se dispone de manera realista para poder acometer todas las reformas necesarias y que la crisis pandémica ha puesto de manifiesto”, señala Casas.

Una clave que también resalta Santacruz: “Es evidente que no se puede mantener el ritmo de crecimiento actual de la deuda y ante eso no se proponen planes realistas de consolidación presupuestaria, dándose por hecho, casi con resignación, que, en general, el déficit público va a estar persistentemente por encima del objetivo de Maastricht y que a medio plazo muchos gastos derivados o creados en el contexto de la pandemia se consolidarán con carácter estructural, con una seria amenaza sobre el déficit estructural”.

Eso sí, no por ello hay que apresurarse. “No hay que caer en los errores de 2010- 2011 cuando un ajuste fiscal antes de tiempo rompió la salida de la crisis financiera. La suspensión de las reglas es necesaria y debe mantenerse este año”, incide el codirector del Observatorio de Fondos de EsadeEcPol. Sin embargo, añade que esto no es óbice para que se vayan estableciendo criterios de ajuste a medio y a largo plazo para alcanzar la senda de la estabilidad fiscal con unas economías recuperadas. 

El apoyo del Fondo Europeo Next Generation EU

Los fondos de reactivación y el resto de medidas implementadas por las economías desarrolladas, como es el caso del Plan de recuperación para Europa, se orientan a sostener las perspectivas laborales y el nivel de vida de las personas, al fomento de la vacunación y el fortalecimiento de las políticas de salud pública. Además, apuestan por la inversión en sectores clave como la digitalización y la sostenibilidad, así como el apoyo al mantenimiento de los ingresos de las personas y de las empresas, hasta que las economías puedan abrirse completamente al mundo. Son, por tanto, la ‘gasolina’ que necesitan actualmente los países para poder seguir adelante.

“Conviene señalar que el Fondo Europeo Next Generation EU es una medida histórica y sumamente necesaria, aunque no suficiente. Es preciso complementarla, tal y como aconsejan el BCE y el Banco de España, con otros estímulos y medidas”, mantiene Casas. En su opinión, es vital que las cantidades procedentes del fondo para España se empleen en fortalecer el crecimiento de nuestra economía, gestionándolas como una oportunidad de cambio y modernización de nuestro modelo productivo.

“El principal problema del fondo es que le rodea incertidumbre y falta de claridad en sus planteamientos”, señala el experto de la Universidad CEU San Pablo. Bajo su perspectiva, los instrumentos de política económica necesitan ser rápidos, estar diseñados con transparencia y con una clara relación entre objetivos y actividades a desarrollar. De igual modo opina Hidalgo que, al mismo tiempo, considera que otros estímulos jugarán un papel destacado. Por ejemplo, los estímulos asociados al mantenimiento de las rentas (entre ellos los expedientes de regulación temporal de Empleo -ERTE-) o las ayudas a empresas.

“Las agencias nacionales independientes ven con cautela el impacto positivo tanto de los planes de choque contra la pandemia como el impacto de las ayudas porque todo depende de la capacidad de la administración pública para hacer llegar el dinero”, concluye Santacruz.

Fotografía de Kyle Glenn en Unsplash
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