La crisis del coronavirus, a nivel económico, no solo se está notando en indicadores como el Producto Interior Bruto (PIB), el paro y el déficit de todos los países, sino que está afectando también, y de forma muy notable, al mercado de divisas. En este caso, las principales damnificadas son las economías emergentes, que están teniendo que tomar medidas para evitar la fuerte depreciación de sus monedas.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), a medida que el brote de la COVID-19 se ha ido convirtiendo en una crisis sanitaria, social y económica mundial sin precedentes, acompañada de la caída de los precios del petróleo, los tipos de cambio de las principales economías emergentes se fueron reduciendo sustancialmente, en particular los del real brasileño, el peso mexicano, el rublo ruso, el rand sudafricano y, más tarde, la rupia indonesia y la lira turca. En cambio, las monedas de las economías avanzadas se fortalecieron en general durante el inicio de la crisis, sobre todo el dólar, el yen, el euro y el franco suizo.
La volatilidad
Pero si hay una palabra que define con claridad la situación actual esa es volatilidad. El dólar, que se fortaleció al inicio de la crisis al funcionar como un valor refugio, cerró el mes de julio con su peor saldo en una década, con un 5% de caídas respecto al resto de las principales divisas. El euro, en cambio, ha aprovechado esta debilidad para alcanzar máximos de dos años.
Puede interesarte: Volatilidad: Qué es y cómo reducir su impacto en nuestras inversiones
¿Por qué este descenso del ‘billete verde’? Los datos del PIB y del paro que se han ido conociendo, la falta de control en la propagación de la pandemia, los problemas diplomáticos con China y la incertidumbre política pueden estar detrás de la caída. Las cifras de contagios de coronavirus en EE.UU. son muy superiores a las de Europa y su economía ha registrado un derrumbe sin precedentes, con una caída del PIB en el segundo trimestre del año del 32,9% en tasa anualizada.
El descenso del dólar no solo se ha mantenido durante el mes de agosto, incluso se ha agravado, precisamente ante el pacto de republicanos y demócratas por otro programa de estímulos fiscales que supondrá imprimir cerca de un billón de dólares adicionales.
El euro, en cambio, va por el camino contrario. La divisa comunitaria, disparada en sus subidas desde el acuerdo para lanzar el fondo europeo de reconstrucción, sigue marcando máximos en agosto e inicia septiembre rozando los 1,20 dólares.
Puede interesarte: Qué países han gestionado mejor la crisis sanitaria
Europa mejora
Y es que las noticias que llegan desde Europa son algo más alentadoras, después de que los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea llegaran a un acuerdo sobre el fondo de recuperación de 750.000 millones de euros. Además, se empiezan a conocer datos más positivos, como la producción industrial en Alemania, que aumentó un 27,9%, en junio, el mayor repunte de toda la serie histórica, y cerca del triple de lo esperado por el mercado. En los tres últimos meses el euro roza ya el 10% de revalorización frente al dólar, mientras que en lo que va de año la divisa comunitaria se acerca al 6% de ganancia.
El impacto en las divisas emergentes
El brote de la COVID-19 ha provocado una salida de capital sin precedentes de las economías emergentes, impulsada por la venta de activos por parte de inversores extranjeros. Según los datos publicados por la OCDE, la escala y la velocidad de las salidas en la crisis actual han sido unas cuatro veces mayores que durante la crisis financiera de 2008. En este contexto, el caso más destacado ha sido el de la lira turca, cuyo valor se ha debilitado en torno al 10% en el mes de agosto. Desde comienzos de año, se ha depreciado un 26%, con lo que la economía del país se acerca a una crisis monetaria similar a la experimentada en 2018.
A nivel mundial, a pesar de la cierta estabilización observada a partir del segundo trimestre de 2020, las perspectivas siguen siendo débiles y la incertidumbre a nivel global sigue pesando sobre la confianza de los inversores mundiales. Ante la escasez de liquidez del dólar a nivel mundial, algunos bancos centrales de las economías emergentes intervinieron en el mercado de divisas para apoyar a las monedas en proceso de depreciación, y varios bancos centrales han establecido o ampliado líneas de canje.
La volatilidad y la incertidumbre siguen marcando el ritmo económico
En cualquier caso, es importante tener en cuenta que la volatilidad y la incertidumbre siguen marcando el ritmo económico, también en los tipos de cambio, en los que, además, la situación es más complicada que nunca por las políticas de tipos de interés bajos de los bancos centrales de todo el mundo.