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7 ratios para medir la rentabilidad de tu pyme

16/09/2019

Existen varios indicadores para medir si una empresa es rentable, es decir, si sus ingresos son superiores a sus gastos.

Si el cuerpo humano fuera una empresa, la rentabilidad sería la aorta. Una especie de arteria principal que cumple la función de bombear sangre oxigenada hacia todas las demás arterias (y partes) del cuerpo. Vital para la vida, en definitiva. En el caso de la empresa, es la variable existente entre los beneficios y la inversión o el esfuerzo realizado. Cuando una empresa es rentable, sus ingresos son superiores a sus gastos, aportando una mayor cantidad de ‘oxígeno’ a su engranaje.

El año pasado operaron algo más de 3,5 millones de pymes en España . Sin embargo, la pyme española -donde el comercio, los servicios personales y los servicios a las empresas concentran la mitad del tejido- adolece de una mortalidad temprana. Según datos del INE, tras cinco años en funcionamiento solo sobreviven el 40% de las empresas. Para asegurar su supervivencia, la rentabilidad es el elemento clave, cuya salud se mide a través de diferentes índices y ratios.

“En 2018 operaron un total de más de 3,5 millones de pymes en España.”

Existen muchas formas de calcular el estado de salud de una pyme a través de los numerosos ratios de rentabilidad. El medidor más infalible a su alcance es el KPI (key performance indicator), el indicador clave o ‘medidor de desempeño’ o ‘indicador clave de rendimiento’. Existen KPI’s para diversas áreas de una empresa: compras, logística, ventas, servicio al cliente, entre otras. Todos reflejan el rendimiento de una organización y generalmente se recogen en su plan estratégico.

1. ROI (Return on Investment)

Este ratio es de los más conocidos. Se trata de un indicador que sirve para medir el rendimiento obtenido de una inversión. Es decir, la eficiencia en la utilización de dicho activo o recurso. Se obtiene dividiendo el beneficio por el activo total. Es similar o equivalente al ROA (Return of Assets).

2. ROE (Return on Equity)

Otro de los indicadores más relevantes es el ROE: sirve para para valorar la rentabilidad del capital midiendo el rendimiento que obtienen los accionistas de los fondos invertidos en una sociedad. En otras palabras, el ROE trata de medir la capacidad que tiene la empresa de remunerar a sus accionistas. El resultado se obtiene de la siguiente fórmula: flujo de caja libre entre el número de acciones y dividido por el precio de cotización.

3. Rentabilidad neta del activo

Independientemente de la forma en que la empresa se ha financiado, es necesario conocer la capacidad de un activo de producir utilidad. Es lo que mide la rentabilidad neta del activo. Si bien la rentabilidad neta del activo se puede obtener dividiendo la utilidad neta por el activo total, la variación presentada en su fórmula, permite relacionar la rentabilidad de ventas y la rotación del activo total, con lo que se puede identificar las áreas responsables del desempeño de la rentabilidad del activo.

4. Liquidez corriente

Mide la capacidad que tiene un negocio para afrontar las obligaciones más inmediatas. Se trata de un indicador cuyo objetivo es saber si la empresa es capaz de generar tesorería, es decir, si tiene capacidad de convertir sus activos en liquidez a corto plazo. El cálculo es muy sencillo: tan solo hay que dividir el activo corriente (derechos de cobro a corto plazo, tesorería, y existencias) entre el pasivo corriente (obligaciones de pago y compromisos a cumplir en el corto plazo).

5. Ratio de endeutamiento

Es un ratio financiero que se obtiene al dividir las deudas -tanto a largo como a corto plazo- por el patrimonio neto de la empresa. Indica la financiación ajena (proporción de deuda) con la que cuenta la empresa.

6. Margen bruto

El margen bruto es el beneficio directo que obtiene una empresa por un bien o servicio, es decir, la diferencia entre el precio de venta (sin IVA) de un producto y su coste de producción. A través del margen bruto sabemos si un negocio es rentable, ya que si es negativo, el resto de costes tampoco se podrán cubrir.

7. Ciclo de conversión de efectivo

Un ratio perfecto para calcular el tiempo necesario para que el total invertido en la empresa vuelva en forma de ingresos. Se estima sumando el periodo de conversión de inventarios (por sus siglas, CI) y el de conversión de cuentas por cobrar (CC), menos el periodo de cuentas por pagar diferido (CP).

En esencia, utilizaremos estos parámetros para medir la eficiencia de una empresa a la hora de utilizar los recursos para obtener un determinado volumen de beneficios. Un auténtico juego de siglas donde la anticipación y el rigor marcarán el éxito.

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