En momentos de incertidumbre como el actual, tener acceso a la información y saber cómo filtrarla y analizarla es clave para tomar las mejores decisiones y minimizar el riesgo de cada acción. Por eso, sea como sea tu negocio, es recomendable apostar por una estrategia basada en big data.
¿Pero qué es realmente el big data? “Es la cantidad de datos generados día a día, tanto por empresas como por individuos, así como otros componentes vinculados a estos: la variedad en sus formatos (audio, vídeo...); la velocidad de sus interconexiones; su veracidad; su valor; entre otros”, explica Luis Echávarri, chief data officer de Banco Sabadell. Sus tres cualidades principales son su gran volumen, su variedad y la velocidad a la que se puede obtener una ingente cantidad de información sobre clientes, pacientes, empresas...
“Los datos en sí mismos no generan ventajas competitivas, hay que extraer su valor a partir de su procesamiento y análisis”, añade Echávarri. Las nuevas tecnologías y las técnicas en la gestión y análisis de grandes volúmenes de datos permiten obtener resultados hasta ahora impensables y aportar así más valor a los clientes y generar eficiencias internas.
“La suma de la tecnología y los datos supone una oportunidad tremenda para transformar los negocios”, afirma Esteve Almirall, profesor del departamento de operaciones, innovación y ciencia de datos de Esade. Y añade: “Todo con un coste marginal cercano a cero. Tu empresa es más competitiva, crece mejor y más deprisa”.
La conclusión es clara: “¡Digitalízate!”, exclama con rotundidad este experto que recomienda algo tan sencillo y tan complicado al mismo tiempo como: “Coger un trozo de tu negocio, el cliente, el precio…, y transformarlo en código, subirlo a la nube y gestionarlo”.
Hay dos caminos para hacerlo, continúa, “imaginar o copiar lo que otros han hecho y sabes que funciona”. Se trata de “sustituir unos procesos por datos” y aplicarlos a tu negocio. Esto acaba en “un nivel de competitividad absoluto”, en el que, además, “cuantos más datos tienes, más aprendes y más rápidamente”, concluye.
Pero, para lograr esto, es necesario acometer primero la transformación digital del negocio. Es lo que plantea Álex Rayón, director de programas de big data de la Universidad de Deusto. “Sin digitalización no hay datos”, dice. “Los negocios han estado históricamente gestionados por intuiciones y experiencia. El dato democratiza esa gestión y aporta certeza”.
En cualquier decisión empresarial siempre hay algo de intuición, pero los datos deberían ser el eje central. “Para sacar partido a los datos es imprescindible que la empresa empiece por definir una estrategia de cómo va a gestionarlos y, lo que es muy importante, que sea compartida por todos. Las organizaciones más flexibles son las que aprovechan los datos para obtener ventajas competitivas”, apunta Echávarri.
No menos importante es entender que los datos no son de un área o de otra, sino de toda la organización. “Incluso diría que son del cliente, pero nos los deja usar para que le aportemos valor. Estamos viendo que en todos los sectores y en todos los ámbitos dentro de la empresa, están apareciendo oportunidades o iniciativas ligadas a las nuevas capacidades de gestionar todos los datos de los que se dispone”.
Aquí entra el segundo paso de esa transformación. Rayon concluye, por lo tanto, que “las decisiones se toman ahora a partir de los datos, no de la experiencia”. El siguiente paso, entonces, es desarrollar la capacidad de análisis. Tecnología, orientación al negocio y razonamiento estadístico para fortalecer la capacidad de estudio de la información.
Es importante saber también qué información es útil dentro del gran volumen de datos recopilados, lo que se conoce como smart data. “Llegar a identificar este tipo de datos entre todo el maremágnum al que se puede acceder requiere adaptar la forma de funcionamiento de muchas organizaciones, ya que se necesitan enfoques ágiles de mejora continua. Esto debe formar parte de la transformación cultural que requieren las organizaciones para constituirse en data driven”, concluye Luis Echávarri.
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Y, por último, no hay que olvidar la introducción en los procesos de las conclusiones de esa observación. “Si no cambias tus procesos, no sirve de nada”, finaliza el experto de la Universidad de Deusto.
A la cabeza y a la cola
El índice de penetración de la digitalización y el uso del big data en los negocios en España está aún en sus inicios y es desigual, según Rayón. A la cabeza están aseguradoras, banca, turismo y suministradores de servicios. En la mitad de la tabla figuran retail, educación y parte de la industria.
En banca, Pulso es un ejemplo de optimización de los datos en pro del usuario. Se trata de una aplicación de Banco Sabadell que, gracias a la información que obtiene de las transacciones realizadas a través de los Terminales de Punto de Venta (TPV) del banco, analiza en tiempo real la evolución de la economía y filtra la información por sectores y ubicaciones. “Esta herramienta se consolida como elemento clave para ayudar a la sociedad a afrontar los retos del contexto pos-Covid-19. En un momento marcado por la incertidumbre como el actual, contar con una herramienta como Pulso, que ofrece respuestas claras y basadas en datos reales y actualizados, se convierte en un elemento estratégico capaz de marcar la diferencia”, afirma Xavi Gassò, director de presencia digital, medios y contenidos de Banco Sabadell.
En los puestos de cola, encontramos sectores poco digitalizados como cultura, deporte y el resto de la industria, como las pequeñas y micro empresas vinculadas al sector de la moda. A ellas, en concreto, va dirigido el webinar El futuro del retail tras el confinamiento, organizado por el Hub Empresa de Banco Sabadell y que abordará el próximo 25 de junio los cambios que experimenta esta actividad debido a la Covid-19.
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Casos de éxito
¿Qué pasa si somos una pyme? Aunque de entrada pueda dar vértigo invertir en tecnología y gestión de datos, la buena noticia es que no hace falta desembolsar grandes cantidades de dinero. Existe un amplio abanico de herramientas sin coste o con uno mínimo, como Google Analytics, Adwords, Mailchimp... Al final, no se trata tanto del tamaño de una empresa como de su flexibilidad para convertir los datos en información estratégica. Estrategia, analítica y cambio de la cultura empresarial para que los datos tengan valor.
Una mirada a otras empresas que usan el dato con éxito para crecer puede animar a introducir estos procesos en otros sectores. Es el caso del Grupo Next, una startup de tecnología de big data en automoción creada en 2016. Ahora son ya 12 trabajadores y en 2019 facturaron un millón y medio de euros, uno más que en 2018.
“Trabajamos con todos los datos que hay alrededor de la movilidad”, explica su CEO, Javier Goikoetxea. Lo hacen con una aplicación y un aparato que han colocado en los vehículos de sus clientes (más de 100.000 en toda España). Han desarrollado un perfil completo de la persona que se mueve con su vehículo y, gracias al big data, saben lo que necesita y cuándo lo necesita: gasolina, neumáticos, restaurantes, hoteles, etc.
Otro ejemplo representativo es iMorosity, que usa los datos para solucionar problemas de solvencia patrimonial. “Sin el big data mi empresa no hubiera crecido ni sería sostenible ahora. La gestión de los datos es imprescindible”, declara Mario Mazaira, su CEO.
Con los miles de datos que manejan al año, esta fintech es capaz, entre otras cosas, de hacer una segmentación para ofrecer un servicio más personalizado al cliente y, por ejemplo, tener un sistema de predicción de llamadas en sus oficinas. Nació en 2016 con tres trabajadores y ahora son 21 personas. Su facturación en 2018 alcanzó los 400.000 euros. El año pasado se disparó hasta 1,4 millones.
Un último ejemplo del beneficio del uso de datos, en este caso en la agricultura: Azucarera Española, que ha creado una aplicación agronómica junto con la empresa Smart Up para obtener más rendimiento al cultivo de la remolacha. En ella se meten datos internos: fecha de siembra, variedad de semillas, tipo de suelo, etc., y externos: lluvia, humedad, temperatura, etc.
“La aplicación describe lo que pasa en determinadas circunstancias y predice lo que va a ocurrir parcela a parcela. Tienes identificados los datos manejables y puedes influir sobre ellos”, explica Salomé Santos, directora del área agrícola de Azucarera Española.
Con todos esos resultados, el agricultor sabe cómo va su producción, cuál es su potencial de mejora y cómo manejar mejor sus cultivos. “El objetivo es reducir la distancia que separa a los peores de los mejores y que estos últimos puedan mejorar aún más”, resume Santos.
Y, para terminar, un dato: se ganarían al menos, según Santos, 25 toneladas por hectárea de mayor producción de remolacha y más azúcar de esa remolacha, aproximadamente 3,2 toneladas más. Son 520 euros por hectárea más para el agricultor y un mínimo de 1.280 euros por hectárea más de ingresos por la venta de azúcar para Azucarera Española. Esta temporada hay 3.000 agricultores y casi 18.000 hectáreas dedicadas al cultivo de la remolacha.
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RASTREAR LA COVID-19 EN LAS RESIDENCIAS DE MAYORES
El uso de los datos tiene todo tipo de aplicaciones. También para luchar mejor contra el coronavirus en las residencias de mayores. Es lo que permite hacer una plataforma en la que se va introduciendo información relacionada con esta enfermedad: temperatura del sujeto, tos, malestar... Después, la herramienta, llamada Qlik, saca un informe de valoración de cada uno de los residentes para ver si están afectados.
Se puede saber, entre otras cosas, cuántos casos hay confirmados, posibles, probables o descartados, los asintomáticos, los aislados y con qué síntomas y riesgos.
Este instrumento se usa ya en 100 residencias de cinco comunidades autónomas. La intención es “llegar a 500 en un plazo de tres meses”, espera Rafael Quintana, director regional de Qlik en España. “Cuantas más residencias incorporen la plataforma, más preciso será el análisis y más fiable será la predicción y la capacidad de anticipación”, asegura.
La idea surgió de una colaboración entre el Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia y las empresas Qlik, ADD Informática (Resiplus), Iseco Software y Nixval.