No desencadenó ninguna guerra mundial pero sí un enfrentamiento político, económico, social y militar entre el bloque occidental, liderado por EE.UU., y el del Este, por la Unión Soviética, que marcó la segunda mitad del siglo pasado. Hablamos de la Guerra Fría, un escenario de máxima tensión que dio origen al concepto VUCA para definir un entorno de Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad (en su traducción del inglés) al que se vieron abocadas organizaciones y empresas. Hoy volvemos a vivir ese escenario por el impacto del covid-19.
Este concepto se identifica con un contexto en el que el tejido empresarial se ve obligado a adaptarse de forma rápida a constantes cambios que tensionan su planificación estratégica y sus rutinas profesionales. Hoy es el coronavirus, pero hace una década lo fue la Gran Recesión; hace dos, las puntocom y la deslocalización; pero también tienen que ver la transformación digital y la internacionalización.
Analizando el acrónimo, la volatilidad, ese zig-zag que dibujan las gráficas bursátiles, hace alusión a esos persistentes cambios que se producen a velocidad de vértigo; la incertidumbre, a la incapacidad de predecir las situaciones que van aconteciendo; la complejidad, a la dificultad de entender la relación causa-efecto de lo que sucede; y la ambigüedad, a la distorsión de la realidad y a la incomprensión de cómo se interrelacionan los distintos elementos.
Así es cómo están viviendo las empresas la nueva realidad que nos deja el coronavirus. Una realidad que para el profesor de ESIC Business & Marketing School, Jesús Charlán, es la “máxima expresión del entorno VUCA, ya que el covid-19 lo multiplica por mil”, en tanto que no solo afecta en términos económicos, sino a vidas humanas.
Para Begoña Casas, profesora del departamento de Economía y Empresa de la Universidad Europea, esta crisis afecta a las cuatro dimensiones de la globalización “y que anteriores crisis han afectado de forma unitaria”. La crisis de las puntocom, a los servicios; la deslocalización, a las mercancías; la debacle financiera, a los capitales; y el coronavirus, a los movimientos de las personas, pero también al resto de dimensiones.
¿CÓMO HACER FRENTE A UN ENTORNO VUCA?
Frente a la volatilidad, adaptarse; frente a la incertidumbre, colaborar; con la complejidad, asegurar las decisiones a partir de los datos; y frente a la ambigüedad, anticiparse. Pasar del adjetivo calificativo al verbo; de la descripción a la acción. Así explica Charlán cómo las empresas deben afrontar este contexto.
El experto considera que en la actualidad hay que hablar de VUCA+H, hache de hiperconectividad. “La tecnología ha cambiado casi todo y las capacidades digitales se han popularizado dejando de ser un ámbito solo para expertos. Cualquiera tiene la posibilidad de estar conectado a la información y al conocimiento”. Es la transformación que las empresas están obligadas a abordar para adaptarse al ecosistema digital.
“Las compañías deben saber reaccionar a los diferentes escenarios, evitando el inmovilismo en una época de cambios constantes e inmediatos”, apunta Carlos Dalmau, Director de Soluciones Internacionales de Banco Sabadell. En su opinión, las empresas deben de diferenciar dos momentos clave en su vida: “La actuación a corto plazo, destinada a gestionar los cambios tanto de las cadenas de suministro como de los cambios de tendencia de los clientes, y la actuación a medio/largo plazo, que asegure su continuidad”.
Sin duda, la digitalización es la palanca para salir de este entorno convulso y las empresas que antes de la crisis ya habían afrontado su transformación digital son precisamente las que han sido capaces de reaccionar de forma más rápida y eficiente. “Las compañías que están preparándose en cuanto a innovación de productos y procesos, digitalización, diversificación, capacidades, compromiso y conocimientos técnicos seguramente estarán más preparadas para los futuros escenarios VUCA”, asevera el directivo de la entidad bancaria.
Factores que serán clave dentro de la economía española, una de las más abiertas dentro de la Unión Europea, en la que "el comercio exterior y la internacionalización continuarán siendo una palanca de crecimiento para las empresas, recordemos que el 98% de la capacidad de compra se encuentra fuera de nuestras fronteras", señala Dalmau.
LECTURAS POSITIVAS DEL ENTORNO VUCA
Como ante cualquier desafío de la vida, hay que aprender lecciones. Del entorno VUCA también podemos extraer lecturas positivas como la capacidad de adaptación y el uso de nuevas herramientas tecnológicas. “De las lecciones negativas es de donde más podemos aprender”, afirma contundente el profesor de ESIC Business & Marketing School, quien no duda que las empresas estarán mejor preparadas para futuros entornos VUCA. “Hemos aprendido a salir de la zona de confort y nos vamos a volver más precavidos”, señala.
El “valor social de las empresas” es otro de los aspectos positivos que destaca la profesora de la Universidad Europea, que trae a colación el concepto de creación del valor compartido del profesor de Harvard, Michael Porter, en el que “las empresas escuchan a la sociedad y ofrecen lo que tienen”.
Es el caso de compañías como la empresa textil Inditex o de filtros industriales Mann+Hummel y Arpa (equipos móviles de campaña) que han fabricando mascarillas para hacer frente al coronavirus. También las del sector de automoción, como el Grupo Antolín, con batas y pantallas protectoras, o Seat, con los respiradores. Otras, abriendo temporalmente sus plataformas formativas, como Grupo Planeta o ModumB; o dando atención psicológica, como DKV de la mano de Banco Sabadell; o donando miles de euros para hacer frente a las diferentes necesidades que iban surgiendo, como han hecho Telefónica o Santalucía.
Son un botón de muestra de cómo el tejido empresarial ha reaccionado en una primera fase ante el entorno VUCA, pero la lista de empresas solidarias es larga. Todas ellas sacarán conclusiones de lo aprendido de esta nueva crisis.