El cambio climático es una realidad que afecta a todos los niveles. Ya no es solo una cuestión social, sino que ha traspasado la barrera de lo económico. El riesgo que conllevan las emisiones que causan los gases de efecto invernadero se ha convertido en una cuestión financiera estratégica. No solo nos afecta como seres humanos sino también como consumidores.
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¿Qué son las finanzas sostenibles?
Las finanzas sostenibles son todas aquellas que tienen en cuenta de manera relevante las cuestiones medioambientales y sociales a la hora de realizar inversiones. Suponen un cambio profundo en el paradigma económico y aportan rentabilidades estables a los inversores, pero desde el punto de vista financiero falta mucha inversión porque se mueven en un camino que está empezando a explotar. Según la plataforma de inversión sostenible Spainsif, en 2018 (último año del que se conocen estos datos), los activos sostenibles alcanzaron los 185.000 millones de euros en España, es decir el 45% de la cuota de mercado.
En ese contexto socioeconómico la Unión Europea está siendo la impulsora de una serie de medidas y recomendaciones para la reducción de las emisiones de efecto invernadero y quiere marcar el ritmo de las finanzas sostenibles. Además, se ha comprometido a tener una economía libre de carbono en 2050. Europa insta a los Estados a cumplir con políticas de bajas emisiones. De hecho, el acuerdo de París, ratificado por cerca de 200 países se firmó para reforzar la respuesta global ante el avance del cambio climático y comprometió a los firmantes a contribuir a crear un futuro limpio y resistente al clima. Todos los estamentos están virando hacia políticas verdes, incluso algunos Bancos Centrales, que tienen una iniciativa para acceder a un sistema financiero más verde e incluso estudian la manera de incluir aspectos medioambientales en los tests de estrés.
Más impulso del sector privado
Pero con las iniciativas gubernamentales y con el sector público no es suficiente para impulsar esta transformación hacia una economía verde, sino que es necesario que el sector financiero y que los inversores se impliquen. Las empresas son conscientes de que el modelo está cambiando, según Eva Hernández Castells, experta en Finanzas Sostenibles, las empresas están empezando a notar la presión de la opinión pública, "de repente algo que era minoritario ahora es mainstream, está en boca de todos, por lo que para cualquier empresa estos factores son cada vez más importantes".
La demanda por parte de los inversores es cada vez mayor y viene de los proveedores de los servicios financieros. Las grandes corporaciones están adoptando estas medidas para acercarse a los inversores y para ofrecer productos financieros que sean atractivos, "se está trabajando en la taxonomía de saber qué inversiones son verdes y cuáles no, además, va a haber una serie de reglamentos que va a influir en el asesoramiento financiero con el objetivo de destinar más fondos a estas actividades de adaptación al cambio climático". Los sectores van a tener que adaptarse a estos cambios porque si no se van a quedar atrás.
La nueva demanda está trayendo consigo la creación de nuevos productos impulsados, en parte, por los propios clientes, "hace pocos años era algo minoritario, ahora hay muchas posibilidades de invertir en productos financieros sostenibles y cada vez existe una mayor información". Se están uniendo muchas tendencias: regulación, iniciativas, concienciación, etc. Según la experta, "en España los minoristas todavía no están muy concienciados, pero la regulación viene de Europa y tendrán que ir adaptándose", por lo que este nuevo sistema nos va a afectar de una u otra medida a todos como empresarios, inversores y consumidores.
Los inversores dan la espalda a las compañías contaminantes
Las empresas están notando la presión social y están adoptando estas medidas para ser más atractivas para sus clientes. Ya no solo juega un papel importante la motivación ética sino también la económica. "Las empresas de todos los sectores necesitan capital e inversores que compren su deuda, no es cuestión de ética es también una cuestión de riesgos". En 2015 la automovilística Volkswagen tuvo que hacer frente al escándalo que explotó tras conocerse que había trucado el software de varios modelos de coches para alterar los resultados de los controles técnicos que medían el nivel de contaminación de cada vehículo. La reputación de la compañía cayó en picado y eso repercutió en el precio de las acciones, "en el caso de Volkswagen los inversores le dieron la espalda porque no querían ser tenedores de acciones de una empresa que no fuera buena con el medio ambiente".
No es el único caso, el pasado mes de enero Pacific Gas&Electric, el mayor proveedor de electricidad de EE.UU. se declaró en quiebra a causa de las demandas de los consumidores ante la posibilidad de ser los causantes de los incendios de los dos últimos años en California. La mala gestión del desastre y los rumores de que la infraestructura estaba obsoleta fueron factores determinantes para que las inversiones se retiraran. El fiasco a nivel reputacional es ya irreparable y a eso hay que sumar las pérdidas económicas y las posibles indemnizaciones a las que tendrán que hacer frente.
Las finanzas verdes en el sector bancario
El sector bancario juega un papel muy importante en las finanzas sostenibles. En el contexto de cambio y adecuación, igual que las entidades se están transformando hacia la digitalización y las nuevas tecnologías de la información; también están evolucionado y toman conciencia en materia de sostenibilidad. Albert Carné, Director de Sostenibilidad de Banco Sabadell, señala que, en este sentido, "las finanzas sostenibles son las que integran esa nueva visión y los criterios ESG (siglas en inglés de ambientales, sociales y de gobernanza) en la estrategia del negocio".
Este tipo de finanzas está marcando las agendas de muchos foros internacionales. De hecho, recuerda Carné, en la edición del Foro de Davos de este año, los riesgos asociados al clima se han situado como la primera preocupación del mundo empresarial y económico. "Esto conlleva la necesidad de analizar y de hacer las cosas de una manera distinta. La Unión Europea ha calculado en 180 miles de millones anuales la necesidad de inversión del sector empresarial e industrial hasta 2030 para llevar a cabo la transición energética. Calcular la huella de carbono de las actividades y planificar una descarbonización de los balances forma parte de los objetivos que hay que encarar para iniciar la necesaria transición hacia una economía sostenible".
El sector bancario se está tomando en serio el reto de la sostenibilidad y aboga por unas finanzas que contribuyan a la preservación de nuestro ecosistema. Carné apunta que Banco Sabadell ya está trabajando en ello, "durante 2019, hemos puesto las bases de esa estrategia incorporando los Objetivos de Desarrollo Sostenible a la organización y el negocio, con la adhesión a los Principios de Banca Responsable de Naciones Unidas, y a través de la elaboración de un Plan de Finanzas Sostenibles. Se trata de un proyecto transversal que ha implicado a veinte direcciones del Banco con el objetivo de incorporar la sostenibilidad y los riesgos derivados del cambio climático en la estrategia del negocio, el análisis, la gestión y el control del riesgo, y situando el debate y la toma de decisiones en el máximo nivel, esto es el Consejo de Administración. Tenemos el propósito, hemos adaptado la organización y las herramientas, y también hemos tomado la firme decisión de acompañar a nuestros clientes en el camino que lleva a esa economía sostenible".
En definitiva, las finanzas verdes han venido para quedarse. Cada vez son más accesibles y están siendo más demandadas. Hay muchas maneras de formar parte de esta nueva corriente a través de la Inversión Socialmente Responsable, Bonos Verdes, Capital Riesgo Social o microcréditos para emprendedores. La sociedad está tomando decisiones y se mueve en ese camino y a ella se están sumando las empresas.