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¿Puedo vivir en una antigua nave industrial?

16/09/2019

Cada vez es una práctica más común en nuestro país transformar antiguos espacios y convertirlos en viviendas, como ocurre en otros países del mundo. Lo vemos en muchas películas americanas, una antigua nave industrial o almacén convertido en loft, con espacios diáfanos y bien decorados que se transforma en un lugar acogedor para vivir. Pero, ¿es posible vivir en una antigua nave industrial?

Lo primero que tenemos que averiguar es si el local tiene licencia para poder convertirlo en una casa. Lo normal es que esos grandes espacios industriales estén construidos en suelo industrial, y no en suelo residencial. Los suelos se clasifican en residenciales, mixtos y urbanos. Hace años, las naves industriales se construían a las afueras de las ciudades por motivos de salubridad, ya que albergan maquinaria, materiales tóxicos o incluso ganado.

Para poder vivir en este tipo de locales tenemos que saber de qué están construidos. Las naves se crearon para el desarrollo industrial y muchas de ellas están construidas con materiales que pueden ser nocivos para la salud. Algunas contienen amianto, un material altamente perjudicial y cancerígeno para el ser humano, que antiguamente se utilizaba con mucha asiduidad y que ahora está prohibido. Si comprobamos que la nave está compuesta de materiales aptos para el ser humano entonces podremos iniciar los trámites para convertirlo en un hogar.

Cédula de habitabilidad y papeles en regla

Como en cualquier otro espacio o inmueble, es imprescindible contar con la cédula de habitabilidad, que es un documento que certifica que el espacio reúne las condiciones necesarias para poder habitarlo. Este certificado lo autorizan las comunidades autónomas y hay que renovarlo cada 15 años.  La legislación obliga al dueño o inquilino a solicitar este documento para dar de alta los servicios de agua, luz o gas. Además, es obligatorio para vender o alquilar una casa. También se necesitará el certificado de un técnico de administración local para acceder a estos suministros.

Una vez que tenemos todo en orden, después de estudiar la viabilidad del proyecto, solicitar la licencia y tener todos los papeles en regla, entonces podemos pedir presupuesto para reformar y transformar la nave.

 

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Manos a la obra

La reforma puede ser muy costosa porque vamos a crear una casa de cero. Como en cualquier obra, lo primero que hay que acondicionar son las tuberías, seguido del sistema de suministros, la luz, calefacción y aire acondiconado. Hay muchos tipos de calefección, dependiendo del precio y de la instalación. Si no queremos hacer obra, la opción más cómoda, y la más cara, son los radiadores eléctricos que no necesitan instalación y cuya facturación se refleja en la factura de la luz. Generalmente, cuanto mayor es el coste de instalación menor es el consumo y gasto mensual, depende del tipo de obra que queramos abordar. La calefacción de gas natural con suelo radiante es de las más caras de instalar pero después el precio mensual baja respecto a otras opciones. Tambíen está la opción de radiadores de gasóleo y de los acumuladores de calor. Es importantísimo tener la casa bien aislada para que el calor no se marche por las puertas o ventanas mal selladas.

Dependiendo de la zona en la que vivamos será imprescindible la instalación de aire acondicionado. El más utilizado en la actualidad es el split de pared. Requiere una pequeña obra, ya que el compresor por donde sale el aire caliente tiene que instalarse fuera del domicilio, y se comunica con el aparato interior con un tubo en la pared. Además, son poco ruidosos y bastante estéticos. Su precio puede oscilar desde los 350 euros hasta los 4.000. El consumo se reflejará en la factura de la luz.

Después,  hay que montar una cocina y un baño. Una cocina básica, con vitrocerámica, horno, microondas y un lavaplatos, con encimera de derivados de granito, puede costar desde 8.000 euros hasta lo que quieras gastarte. Por supuesto, ese presupuesto puede variar según calidades y equipamiento. Con el baño pasa exactamente lo mismo.  Hay cientos de opciones dependiendo del dinero que dispongamos.

No podemos olvidarnos de un buen sistema de ventilación. Hay que tener en cuenta que las naves no se han construido para vivir en ellas, y por lo tanto no tienen las estructuras fabricadas para ello. La ventilación es una exigencia para poder cocinar y llevar una vida normal.

 

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La iluminación es muy importante para no tener la sensación de vivir en una cueva. Si el espacio es interior podemos intentar iluminarlo con bombillas de luz lo más natural posible. Existen muchos tipos de bombillas dependiendo del  color, la potencia, la eficiencia o la vida útil. La luz amarilla es más cálida, se recomienda para dormitorios o salones, sin embargo, una antigua nave transformada en un hogar necesitará una luz blanca, que es más apta para espacios grandes y diáfanos. Si nuestra nueva casa es muy oscura utilizaremos luces LED, que son las que tienen una mayor vida útil. Con ellas podemos llegar a ahorrar hasta un 70%. 

El suelo de la nave puede ser de baldosa o tarima flotante. En este tipo de inmuebles es habitual dejar la viga vista porque autentifica el ambiente. Todo depende de los gustos de cada uno. La idea que nos viene a la cabeza cuando pensamos en este tipo de lugares  son espacios amplios, muy luminosos y modernos, con cocina americana y minimalista y poca decoración.

El presupuesto total puede ser elevado, supone montar una casa de cero: tirarlo todo, dar de alta todos los suministros, poner suelos nuevos, pintar las paredes, montar cocina y baño completos y amueblarla.

Por tanto, aunque no sea una práctica muy común, es posible transformar una nave industrial en una vivienda perfectamente adecuada para vivir. Eso sí, es imprescindible obtener todos los permisos y tener los papeles en regla para no incurrir en una ilegalidad y que la nueva casa sea confortable y sobre todo, segura.

 

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