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Gentrificación, ¿a favor o en contra?

Mon Sep 16 11:30:38 CEST 2019

El término gentrificación aún no está recogido en el diccionario de la Real Academia, aunque el concepto ya se ha instalado en nuestros barrios. Lo vivimos a diario: en el centro de Madrid y Barcelona, por poner un par de ejemplos domésticos, se han disparado los precios de los alquileres y se ha transformado la rutina de sus vecinos. Muchos de estos barrios han experimentado un lavado de cara derivado de la entrada de capital en estas zonas y se han sofisticado sus comercios y ofertas de ocio.

El fenómeno de la gentrificación no es nuevo ni consecuencia de las diferentes revoluciones industriales. En particular, el término gentry es un anglicismo que define una clase social, en su origen británica, formada por nobleza baja y media, hombres libres y terratenientes. Por tanto, este fenómeno es tan antiguo como lo son los movimientos migratorios de la burguesía y se interpreta como una elitización de un barrio. 

Hablando en plata: la gentrificación se produce cuando una zona se vuelve atractiva para las clases con mayor poder adquisitivo que se instalan en ella cambiando, por tanto, su fisionomía urbana. Un fenómeno que en la actualidad se ha acelerado debido a factores como el turismo y la especulación inmobiliaria. 

“La gentrificación es consustancial al desarrollo de las ciudades”, asegura David Murillo, profesor del departamento de Ciencias Sociales en ESADE, “y se produce cuando hay una mejora relativa de los espacios urbanos”, añade. Esta evolución de ciertos barrios es uno de los puntos a favor de la gentrificación. Y es que este fenómeno convierte zonas deprimidas y/o de familias con rentas bajas en barrios ‘mainstream’ ocupados por clases de mayor poder adquisitivo.

¿Qué ocurre con la gentrificación?

Pasó en los madrileños barrios de Malasaña y Chueca en la década de 1990, y en el Raval y el Gótico en Barcelona. Zonas céntricas, en las que vivían familias de clase media-baja que compraban en pequeños colmados y debían soportar algunas tragedias derivadas de la droga y la delincuencia se han hipsterizado

Sus vecinos han asistido atónitos a la transformación de su paisaje y han visto como las viviendas de la zona se han encarecido y los locales se han refinado hasta darse de bruces con el primer cupcake. Muchos de estos moradores originarios se han visto obligados a marchar a barrios periféricos y otros tantos se han adaptado al nuevo medio. Y éste es precisamente uno de los puntos en contra de la gentrificación. Así lo cree también el profesor de ESADE, quien señala “la expulsión de los vecinos y la transformación a golpe de oferta y demanda de las condiciones de vida en un barrio” como los principales problemas derivados de este fenómeno. 

¿Qué pasó si no en Manhattan o en Venecia? Murillo pone este par de ejemplos para ilustrar un concepto que hermana el East Side neoyorquino y el madrileño barrio de Lavapiés, y que cambió la fisionomía del centro de Manhattan hace ya décadas gracias a “la entrada de fondos especulativos y el cambio de tendencia que puso de moda estos céntricos barrios”, explica el profesor de ESADE. Una gentrificación que habría sido impensable sin la implementación de algún tipo de mejora a nivel municipal que pusiera en el mapa estos barrios hasta entonces marginales.  

Y es que la gentrificación no sólo encarece el precio de las viviendas, también propicia el nacimiento de nuevos empleos, negocios, escuelas y un sinfín de mejoras de las que se pueden aprovechar los residentes de esas zonas. Amén del progreso cultural y artístico que suelen experimentar los barrios gentrificados. Un lifting urbanístico que irremediablemente llama la atención del turismo, otro de los catalizadores de la gentrificación. Al menos en los últimos tiempos.

 

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“Además de la entrada de capital, la gentrificación se explica por una serie de procesos de transformación socioeconómicos y demográficos: aumento de los divorcios y longevidad, que hacen más caro el acceso o el mantenimiento de la vivienda; variaciones en el mercado de trabajo que transforman el poder adquisitivo de los ciudadanos y la pujanza del turismo de plataforma que empuja, en última instancia, el cambio de usos de vivienda y comercio hacia otros dirigidos exclusivamente a turistas”, explica David Murillo. Pero, aunque el turismo parezca el factor más evidente, no es precisamente el básico en la gentrificación. 

Lograr un modelo que aúne las mejoras de los barrios: más seguridad, más sofisticación, mejora de las condiciones de vida en los centros de las ciudades; con el respeto por la vida diaria de sus moradores sería el ideal. De momento, la gentrificación sobrevive al paso del tiempo y continúa transformando la cara de los centros de las ciudades y los pueblan de vecinos más adinerados, viviendas más caras y comercios más refinados.

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Fotografías de David Marcu y Artificial Photography en Unsplash
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