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Invertir con la máxima rentabilidad: ¿qué riesgo podemos asumir?

Tue Nov 19 11:52:31 CET 2019

Las inversiones financieras pueden dividirse en dos tipos según el tiempo en el que se obtiene el beneficio: largo o corto plazo

Cualquier inversión espera un determinado retorno. Una relación en la que se cuela un tercer factor: el riesgo. Su nivel es directamente proporcional al beneficio de la inversión. La premisa es sencilla: a más riesgo, más potencial de ganancia pero, ¿hasta qué punto es aconsejable asumir riesgos para invertir y obtener la máxima rentabilidad? El terreno de la inversión es incierto por lo que es conveniente moverse por él con cautela, aunque con la idea de que quien no arriesga, no gana.

Existen muchos tipos de inversiones financieras como, por ejemplo, acciones en bolsa, fondos de inversión o la compra de una propiedad. Todas ellas pueden dividirse en dos tipos según el tiempo en el que se obtiene el beneficio buscado: largo y corto plazo. Pero independientemente del tiempo, invertir es un verbo arriesgado por naturaleza en el que la información y el asesoramiento profesional deben ser los mejores consejeros.

A parte, cualquier persona que quiera invertir con la máxima rentabilidad debe cumplir, al mismo tiempo, con una serie de premisas que lo definan como un perfil adecuado para poder asumir el riesgo asociado al tipo de inversión (descubre tu perfil inversor aquí). Querer no siempre es poder. O, como dijo el emblemático inversor y empresario Warren Buffett, “a menos que puedas ver como tus valores pierden un 50% sin caer presa del pánico, no deberías invertir en bolsa”.

Lo sabe bien Frederico Contente, fundador de Steer, escuela independiente de trading y profesor de Educación Financiera en Lisboa y Oporto: “El riesgo es algo extremadamente personal. Una persona solo debe arriesgar lo que está dispuesto a perder”. Según Contente, cuando un inversor busca la máxima rentabilidad necesita hacer un cambio de paradigma y no pensar en cuánto ganar sino en cuánto está dispuesto a perder… para ganar. “Aunque parezca una contradicción, solo así se consigue gestionar la pérdida, que es lo que le llevará rentabilizar al máximo sus ganancias”, matiza.

Gestión del riesgo

Por lo general, según coinciden los expertos, las inversiones más rentables si hablamos de mercados financieros, normalmente, son inversiones de renta variable. “El problema es que cuanto más potencialmente rentable sea, también tendrá más riesgo implícito. Por eso es importante hacer una gestión de las pérdidas muy ajustada y contenida”, valora Contente. La cultura financiera es, según él, el único elemento capaz de revertir la máxima que dice que si el inversionista desea lograr altos rendimientos debe estar dispuesto a aceptar altos riesgos.

La toma de decisiones formadas es clave. A más cultura financiera, el riesgo disminuye y su potencial de rendimiento aumenta. Es decir, la inversión no es un juego de azar sino una estrategia para la que hay que estar preparado y donde invertir puede ser ganar, pero sobre todo es asumir la posibilidad de la pérdida como parte del proceso. Invertir es un verbo tan arriesgado como paciente, por ello la visión a largo plazo es la clave de la alta rentabilidad.

“A más cultura financiera, el riesgo disminuye y su potencial de rendimiento aumenta.”

Qué dice la historia

Pero ¿existen inversiones con altos rendimientos y bajo riesgo? Sí, al menos es lo que los expertos en inversiones Pim van Vliet y Jan de Koning ponderan en su libro, El pequeño libro de los altos rendimientos con bajo riesgo (Deusto, 2018). Los llaman ‘valores aburridos’, pero son los que la historia ha coronado como los más rentables. Estos holandeses analizaron el comportamiento en el tiempo -desde 1929 hasta 2017- de las acciones más conservadoras y las más arriesgadas del mercado con una sorprendente conclusión.

Si en 1929 se hubieran invertido 100 euros en títulos de los considerados ‘aburridos’, hoy se tendría un valor superior a 26 millones de euros, mientras que los valores ‘de riesgo’ sólo habrían dado 780 euros. Este cálculo vuelve a poner de relevancia que no solo el riesgo determina la rentabilidad, sino el criterio, ya que como dijo el sabio financiero Buffett: “El mayor riesgo proviene de no saber lo que se está haciendo".

 

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