Es la fortuna ‘made in Spain’ indiscutible. En el timón, un frontman discreto, más amigo del anonimato que de los titulares: Amancio Ortega atesora la que Forbes considera la sexta fortuna más grande del mundo. Es el primer español en la cotizada lista con una fortuna de 62.700 millones de dólares (55.499 millones de euros), aunque no el único. A una más que considerable distancia se encuentran Rafael Del Pino (Ferrovial), Juan Roig (Mercadona), o la misma Sandra Ortega, entre otros.
El empresario gallego es el dueño del imperio Inditex, erigido en clave ‘textil’, pero hay otro factor imprescindible para que su fortuna se haya mantenido en el sexto puesto a nivel mundial: el ladrillo. Ortega cerró 2018 con una cartera inmobiliaria valorada en 9.767 millones de euros, un 11,5% respecto al ejercicio anterior. Pontegadea Inversiones es la sociedad patrimonial que agrupa sus activos, con un patrimonio neto de 23.493 millones de euros, superior a los 21.006 millones de euros de un año antes.
Un imperio inmobiliario al que hace escasos días se ha añadido la compra de un edificio en Washington. Una operación valorada en 207,7 millones con la que el empresario se ha hecho con un edificio de oficinas cerca de la Casa Blanca que acoge el despacho de abogados Baker McKenzie, la Cornell University, Sumitomo y United Airlines. Con una altura de 12 plantas, el inmueble está ubicado en el número 815 de Connecticut Avenue.
El cofundador de Inditex, que en 2018 ha registrado la mayor cifra de dividendos de su historia, ha centrado buena parte de sus inversiones en suelo estadounidense, donde la inversión asciende a 2.000 millones de euros con edificios en Washington, San Francisco y Los Ángeles. Pero quizá sea Seattle uno de sus movimientos más relevantes, donde con la compra del edificio Troy Block por 740 millones de dólares se ha convertido en el ‘casero’ de Amazon en esta ciudad.
El ladrillo es otra de las puntas de lanza de una de las empresarias más influyentes del país, Ana Botín, presidenta del Banco Santander. En el primer trimestre del año anunció la creación de una nueva firma inmobiliaria, Landmark Iberia, dedicada, tal y como indica el Registro Mercantil, a la adquisición y construcción de toda clase de fincas y construcciones, su promoción, urbanización y parcelación de bienes inmuebles en general así como la adquisición de suelo, aprovechamientos urbanísticos, etc.
Otro de nuestros empresarios ‘patrios’ por excelencia, Juan Roig, máximo accionista de Mercadona, también tiene un ojo puesto en el patrimonio inmobiliario para mantenerse como la quinta fortuna española. El presidente de la cadena de supermercados cerró el ejercicio 2018 con beneficios gracias a Licampa 1617 y Ciudadela-Nort, dos firmas patrimoniales con las que Roig lleva a cabo sus negocios inmobiliarios, claves para que le salieran los números incluso sin sus conocidos supermercados.
La primera, Ciudadela-Nort, se dedica a la adquisición y gestión de acciones, así como a la compra de fincas rústicas y el desarrollo de actividades agrícolas, principalmente. Por su parte, Licampa 1617 (acrónimo de campeones de liga 2016-2017 del Valencia Basket), es la sociedad patrimonial creada con el objetivo de promover la construcción en Valencia de un Arena, un espacio para eventos musicales, artísticos y deportivos con el que los Roig desarrollan las iniciativas de mecenazgo.
Otro de los nombres propios en cuanto a inversiones inmobiliarias se refiere es Tomás Olivo. El empresario murciano es el principal accionista de general de Galerías Comerciales (GCC), propietaria de seis parques comerciales en Almería, Roquetas de Mar, Marbella, Mataró, Sanlúcar de Barrameda y Armilla y una cartera de viviendas y locales en alquiler. La enorme capitalización bursátil de esta sociedad, superior a los 3.000 millones de euros, ha llevado al empresario de Cartagena a aparecer entre las 1.000 personas más ricas del mundo, según Forbes.
Fortunas, en definitiva, basadas en un activo de carácter conservador como lo es, a priori, el patrimonio inmobiliario, pero donde la capacidad de visión de negocio y anticipación de sus promotores es clave para determinar aquellas propiedades con más potencial y capacidad de rendimiento a corto, medio y largo plazo.
