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Trucos para mantener una vivienda fresca en verano

Mon Sep 16 12:24:31 CEST 2019

Con el verano llegan las altas temperaturas y, para muchos, un incremento en la factura de la luz debido al consumo del aire acondicionado. Sin embargo, optar por el climatizador no es la única solución. 

Con una serie de pequeñas reformas, es posible rebajar la temperatura del hogar hasta 10 grados. Algo más que suficiente para llevar con mejor humor los meses más calientes del año. Analizamos cómo realizar pequeños cambios puede ser, a la larga, más económico que gastar en climatización.

Lo principal: un buen acristalamiento

Una de las principales acciones que se llevan a cabo es mejorar el acristalamiento. “Si contamos con ventanas de un solo cristal lo mejor es cambiarlas, porque es probable que no aíslen lo suficiente”, señala Vicente Pillado, arquitecto del estudio NAN

Recomienda, además, asegurarse de que las nuevas tengan doble cristal y carpintería metálica con rotura del puente térmico. “Esto hace que nunca se llegue a conectar el exterior con el interior, por lo que no hay transmitancia térmica”, explica. Algo que ayuda a reducir considerablemente el calor (y el frío) que entra en la vivienda. 

El precio depende de múltiples factores, como el tamaño de la ventana o el tipo de calidad que se elija. En Leroy Merlín, una ventana de aluminio y doble acristalamiento tiene un precio de 89,95 euros. Otras de una gama mayor, fabricadas en PVC y con vidrio bajo emisivo que evita pérdidas de temperatura están disponibles por 149 euros

Existen también cristales especiales con control solar que protegen de las radiaciones ultravioletas y limitan la entrada de calor. Esto permite rebajar la temperatura en el interior de la casa sin reducir la entrada de la luz solar. 

Toldos y persianas para actuar desde el exterior

Instalar los toldos y las persianas adecuados es una opción que complementa el aislamiento de las ventanas. “Los toldos son efectivos porque reducen la entrada de la luz solar en el interior de la vivienda. Siempre es mejor actuar desde el exterior que desde el interior, porque al hacerlo desde el interior el calor entra igual”, indica Vicente Pillado. “Aunque consigas reducirlo, el calor o buena parte del mismo ya está dentro. Si actúas desde fuera vas a ganar en frío”.

La elección del toldo depende de la orientación de la vivienda, el uso que se le vaya a dar al interior, el tipo de clima y muchos otros factores. Existen numerosas opciones tanto en materiales como en estructuras. En Bauhaus, un toldo básico, pensado para ventana, tela de poliéster y estructura de aluminio está disponible por 89,99 euros (con unas dimensiones de 1,2 x 1,2 metros). Los precios suben al optar mecanismos motorizados, productos a medida o telas de más calidad. “Hay algunos modelos que son más específicos para el control solar, normalmente más opacos. La marca Bandalux, por ejemplo, tiene textiles para exterior que funcionan como aislantes térmicos. Hay innovación y desarrollo detrás de todo esto. En función de lo que se busque hay infinidad de acabados”, apunta el arquitecto.

Lo mismo sucede con las persianas, que ayudan a oscurecer el interior de la vivienda. Lo ideal es que se encuentren por fuera o en medio de dos ventanas y no en el interior (en este caso, se reduciría su capacidad de limitar la incidencia solar). Según la Guía de precios de reformas de Firx, la media nacional a la hora de instalar una persiana de aluminio térmico blanco es de 135 euros (para una ventana de 1,5 metros cuadrados). Los precios varían entre los 50 y los 100 euros. En caso de tratarse de una persiana enrollable motorizada, ascienden a una horquilla entre 300 y 500 euros. 

Actualmente, la domótica permite sacarles el máximo partido. Los sistemas inteligentes pueden programarse para que las persianas suban o bajen en determinadas horas, en función de la luz y las temperaturas. “También existen sensores que se colocan en el exterior de la vivienda y gradúan la incidencia solar o las temperaturas del exterior”, añade Pillado. “Es la solución más apropiada, porque mantiene un equilibrio entre el interior y el exterior y permite tener la misma temperatura en el hogar durante todo el día, prácticamente”. 

Aislar la fachada

Contar con muros correctamente aislados es fundamental para proteger los interiores de las altas y las bajas temperaturas. Sin embargo, es común encontrarse con edificios (sobre todo los más antiguos) que cuentan con cámaras de aire pero carecen de aislamiento térmico en el medio. “En estos casos, pueden generarse condensaciones y humedades en las cámaras”, explica el arquitecto de Nan. 

Una solución para mejorar estas fachadas es el aislamiento térmico insuflado, que permite proyectar materiales aislantes para rellenar esa cámara de aire desde el interior de la vivienda. “Es una solución fundamental tanto para edificios como para viviendas particulares, porque se gana mucho en eficiencia energética. La vivienda debería tener siempre una buena cámara de aire y un buen aislante térmico en la fachada. Si no, la transmitancia del interior al exterior tanto de calor como de frío será más elevada”, apunta Pillado. Otra de sus ventajas es que puede hacerse en una sola vivienda (no es necesario  hacerlo en toda la fachada), lo que facilita las obras en edificios con varios vecinos. 

Según Fixr, el aislamiento térmico de una estancia puede salir alrededor de 60 euros el metro cuadrado, aunque existen soluciones desde 20. La media nacional para aislar una habitación de 3 x 2 x 2,2 metros con materiales de calidad media se sitúa en 1800 euros. Los especialistas en reformas señalan que, en caso de emplear los mejores materiales del mercado, puede alcanzar los 2.400 euros (lo que supondría unos 80 euros el metro cuadrado).

 

Colores, materiales y decoración

Las viviendas de colores claros siempre son más frescas que las de colores oscuros, ya que estas últimas absorben el calor. Esto es algo muy importante para el exterior pero que también se nota en el interior de la vivienda. Entran en juego también los materiales: mientras que los cerámicos resultan más frescos, las maderas guardan más el calor, por ejemplo. A la hora de elegir los más adecuados hay que tener en cuenta, de nuevo, las características de la vivienda y la climatología de la zona.

La decoración también puede ayudar a rebajar la sensación de calor en una vivienda. Optar por textiles ligeros y de colores claros, colocar plantas y guardar las alfombras muy tupidas hasta que llegue el próximo invierno son algunas de las opciones. “Influye mucho en la sensación personal. Lógicamente, una silla tapizada en terciopelo va a dar más calor en verano que una de madera o metal”, señala Vicente Pillado. “No afectan a la temperatura real que va a alcanzar una vivienda, pero sí a la sensación de sofoco y calor”. 

Optar por iluminación LED

Algo fundamental para reducir la temperatura de una vivienda es limitar el número de focos de calor. Por ejemplo, las bombillas incandescentes. “Emiten el calor hacia delante, es decir, hacia el interior de la vivienda, por lo que se nota el aumento de temperatura cuando se encienden”, explica el arquitecto. Una solución es optar por las de tipo LED, que además de reducir el consumo no desprenden calor hacia delante. “Lo que hacen estas bombillas es disipar el calor hacia detrás en vez de hacia delante. Muchas veces hacia un falso techo, por lo que reduce la sensación de calor”. 

Los datos de Firx revelan que se trata de las bombillas más caras del mercado, pero duran 10 veces más que las incandescentes. En IKEA, las más económicas están disponibles por menos de cinco euros

Según el arquitecto, llevando a cabo algunas de estas reformas puede llegar a reducirse entre cinco y diez grados la temperatura de una casa. “Lo más económico es trabajar con elementos textiles como toldos. Sin embargo, el resultado no será tan bueno, porque si la carpintería o las ventanas no aislan, el calor va a entrar igualmente”, explica. Lo más efectivo, añade, sería añadir una fachada transventilada nueva. Una solución que permite reducir las pérdidas de energía, pero que resulta mucho más costosa. 

Sin embargo, no es necesario meterse en grandes obras para conseguir temperaturas más bajas este verano. “Lo más eficiente, relación calidad-precio, es probablemente el insuflado”, zanja el arquitecto. Una solución que, al mejorar el aislamiento de la vivienda, hace que la temperatura natural del interior (o la que se alcanza gracias a los sistemas de climatización) dure mucho más tiempo. Además, optimiza la eficiencia energética, algo que también resulta ventajoso durante los meses de invierno, y a la larga supone una reducción en las facturas. 

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