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Teletrabajo: ¿cómo implementarlo de manera eficaz?

19/03/2020

 

Esta medida ha subrayado una realidad compleja que sitúa a España como uno de los países de la Unión Europea que menos ha avanzado en pro de impulsar esta modalidad laboral. Las cifras hablan por sí solas: según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en un contexto de normalidad, solo un 7% de los empleados tiene la opción de recurrir al teletrabajo, frente a la media europea del 17%.

Este porcentaje mínimo ha hecho que, ante esta situación extraordinaria, la gran mayoría de empleados no tenga a su disposición las herramientas necesarias y que haya tenido que teletrabajar a través de equipos personales. 

Más allá de las dificultades propias que puedan tener los trabajadores en el desarrollo de su actividad manteniendo la productividad, las empresas han hecho saltar las alarmas en materia de ciberseguridad, y es que la cantidad de ciberataques ha aumentado en los últimos días aprovechando la mayor vulnerabilidad de los equipos personales frente a los corporativos. 

Descubre las claves para que el teletrabajo no se convierta en un problema añadido para las empresas y sus trabajadores: 

Ciberataques, un riesgo creciente 

En plena crisis del coronavirus, los ataques cibernéticos se han multiplicado. La propia agencia de salud de EE.UU. ha sufrido un ciberataque. Antes de la situación de alarma creada por la pandemia, se afirmaba que el impacto económico de este tipo de ataques era mayor que el de cualquier otra actividad delictiva; suponía 600.000 millones de dólares para la economía mundial, lo que se traduce en un movimiento de dinero mayor que el del narcotráfico. Todavía no existe una cifra aproximada de la cantidad de empresas atacadas por los piratas informáticos aprovechando este momento de especial vulnerabilidad, sobre todo porque muchas son víctimas sin todavía ser conscientes de ello. Esto se debe a que a menudo la acción de estos sujetos es silenciosa, no solo se asocia al robo de dinero, la información se ha convertido en su principal objetivo. Los ataques van por delante, no existe un patrón que los defina ni sus motivos, y el principal problema es la detección.    

La experta Lucía Arias, Lead Advisor Técnico Sector Público en la consultora en ciberseguridad Govertis, define la ciberseguridad como “la protección de los procesos de negocio que tienen o utilizan tecnologías de la información como herramientas para su ejecución”, algo que, en un mundo interconectado se convierte en un peligro real para todo tipo de empresas. Hay muchas formas de ciberataques, dependiendo de su naturaleza y de su misión, entre ellos están los malware, que son softwares maliciosos que infectan los ordenadores, y el phishing, que es la táctica de suplantación de identidad.

 

 

 

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Deepak Daswani, experto en ciberseguridad y autor de La amenaza hacker (Ed. Deusto), coincide con Arias y hace especial hincapié al subrayar que todas las empresas y organizaciones son sensibles a estos ataques, y apunta que el problema es que las pequeñas y medianas empresas no disponen de sistemas de seguridad avanzados para hacerles frente. Las principales medidas que debería impulsar toda pyme para disminuir los riesgos de ser ciberatacada se resumen en este decálogo básico:

  1. Vigila la actividad de tus equipos informáticos. Puedes estar infectado sin saberlo. A poder ser impulsa el teletrabajo de tus empleados desde equipos corporativos, que ofrecen menos vulnerabilidad. 
  2. Instala antivirus, cortafuegos y sistemas de detección de intrusiones.
  3. Revisa los informes periódicos de las herramientas antihackers para saber si estás sufriendo un exceso de exposición a ataques.
  4. Haz una evaluación de los riesgos que más pueden afectar a tu empresa.
  5. Conciencia a los empleados para que hagan un uso seguro de sus herramientas, en especial del correo.
  6. Limita los accesos a la información más sensible.
  7. Establece un protocolo de renovación de contraseñas que obligue además a crear claves difíciles de descifrar.
  8. Realiza copias de seguridad permanentes y en varios soportes, por ejemplo, en la nube y en discos duros externos a la red de la pyme.
  9. Actualiza todo el software de todos tus dispositivos para que se protejan de nuevas amenazas.
  10. En caso de haber sufrido un ataque, denuncialo.

Puede interesarte: Decisiones esenciales para ser una pyme cibersegura


Conciliación y productividad en los tiempos del coronavirus

Este tándem entre conciliación y productividad se ha convertido en otro de los grandes desafíos de estos días. El principal argumento que esgrimen los defensores del teletrabajo es el de la posibilidad de mejorar la conciliación entre la vida familiar y profesional. Esto provoca que los trabajadores estén más motivados, lo cual redunda en mayor productividad. Para ser exactos, el INE afirma que los teletrabajadores aumentan su productividad entre un 5% y un 25% respecto a los presenciales. 

Sin embargo, en una situación como la actual, en la que el teletrabajo debe convivir con realidades como la del cuidado de los hijos debido al cierre de escuelas y otros centros formativos, la conciliación se ha convertido en una ardua tarea. ¿Cómo podemos evitarlo? 

Evidentemente, la edad de los hijos marca el grado de dificultad de la conciliación y, sobre todo, la tolerancia al estrés del confinamiento. En la medida de lo posible, hay que intentar hacer partícipes de la situación a los más pequeños de la casa. Lo más recomendable es organizar las horas del día distribuyendolas en tareas a realizar en familia. En esta lista no pueden faltar los programas de formación a distancia ni la actividad física. Además, es un buen momento para dar rienda suelta a la creatividad y a la imaginación con tareas como el dibujo y, por supuesto, la lectura. En cuanto al consumo de televisión, fomentemos un uso responsable. El Gabinete de Estudios de la Comunicación Audiovisual lamenta un aumento de hasta el 92% del consumo de televisión en niños de entre 4 y 12 años en comunidades como la de Madrid a raíz de los cierres de centros educativos. Además, alerta de que los contenidos consumidos no se adecuan al perfil del espectador: la gran mayoría responde a programas no recomendados para menores de 12 años e incluso considerados como ‘telebasura’.

La oficina en casa  

Las empresas que tienen establecido el teletrabajo como opción y que realizan controles de calidad para evaluar la productividad de sus empleados admiten que en la curva existe un punto de rendimiento decreciente, pero éste mayormente se da en tareas en las que no se cuenta con ningún tipo de supervisión y cuando no se define un modus operandi. Aprende a reducir las dificultades del teletrabajo en un contexto de confinamiento: 

Todo apunta a que las nuevas profesiones de futuro consolidarán este modelo de trabajo como la forma de trabajar preferida por los profesionales freelance y los trabajadores asalariados, pues se prevé que muchas de ellas puedan ejercerse sin necesidad de presencia física. Ahora bien, cada empresa es un mundo diferente, y todo dependerá de sus estrategias y necesidades particulares.

Tener un horario y marcar unos objetivos claros

Es fundamental mantener la rutina y el horario laboral, fija una hora de inicio y otra de fin e intenta hacer todo lo posible por respetarlas. A menudo, en casa se tiende a caer en el error de no saber desconectar. Marca los descansos y las pausas para comer sin llegar a romper el ritmo de trabajo y, cuando se termine tu jornada laboral, oblígate a apagar el ordenador o, mínimo, no accedas a la intranet o al correo corporativo. 

Establecer objetivos es crucial para cumplir con la productividad; asegúrate de que estos sean concretos, realistas, medibles, establece las pautas a seguir para conseguirlos y, sobre todo, determina un deadline. 

Tecnología

Utiliza todas las herramientas que tienes a tu disponibilidad. Sobre todo aquellas que ayudan a trabajar de forma conectada con el resto del equipo. La nube debe convertirse en tu gran aliada. Programas de videollamadas como Skype o Google HangOut te permitirán establecer protocolos de comunicación de forma fluida, sencilla y natural, como por ejemplo, realizar una reunión de status a primera o última hora de la jornada laboral. Herramientas de mensajería como Slack son de gran ayuda para desarrollar proyectos de forma compartida al permitir crear distintos hilos (conversaciones) y organizarlos por temáticas de forma intuitiva y sencilla. 

Tal y como hemos comentado, fijar fechas de entrega de cada una de las tareas nos ayudará a organizarnos y ser más productivos, para ello, Google Calendar y sus calendarios online son una apuesta segura. Pero si buscamos algo más complejo, capaz de replicar dinámicas de trabajo propias del día a día en la oficina, la solución es Trello.

Trello es una app y web orientada a la organización GDT (Getting Things Done, de las siglas inglesas de ‘tener las cosas hechas’). Para ello usa tableros que contienen listas que a su vez contienen tarjetas. Cada tarjeta es una tarea totalmente personalizable y asignable a responsables. Asana es otra herramienta muy similar, con un número de opciones parecidas, pero con otra interfaz. Tú eliges.

El peligro de la procrastinación

Dejar para mañana lo que podrías hacer hoy: así podría resumirse el significado de `procrastinar´, el verbo que se ha convertido en el enemigo del rendimiento y de la productividad en las empresas.

El móvil es una de las mayores fuentes de procrastinación y, precisamente por eso triunfan apps como Focus Lock (gratuita, disponible en Google Play), que permite usar el smartphone para trabajar y bloquear determinadas apps durante un tiempo sin afectar al funcionamiento del dispositivo. Forest puede ser otra gran aliada para el uso del móvil pero también del ordenador, ya que directamente bloquea algunas apps o páginas en el navegador. Por lo tanto, podremos seguir realizando llamadas o entrando en las webs autorizadas y Forest nos mostrará cómo crece nuestro ‘arbolito ficticio’ pero, si caemos en redes sociales o en sites que marquemos como “prohibidos”, nuestro arbolito morirá.

Delimitar espacios

Lo cierto es que nuestro hogar puede estar repleto de elementos que distraigan nuestra atención, empezando por los hijos, siguiendo por los dispositivos o la televisión y terminando por la lavadora; cualquier tiempo muerto es la excusa ideal para adelantar las labores domésticas. Y no es cuestión de cinco minutos; al final, acabamos perdiendo demasiado tiempo en terminarlas. Por eso es imprescindible contar con un espacio profesional que nos aísle del resto de la vivienda. Habilitar un despacho que sirva como oficina, y desde el cual podamos ejercer la actividad sin distracciones ni pérdida de concentración debe ser prioritario durante el confinamiento. Importante: asegúrate de que el espacio escogido está bien iluminado y ordenado y aislado. 

Además, no olvides tu higiene postural. Para ello, adapta la altura de la silla y de la mesa para optimizar la ergonomía y ajusta la pantalla con la que trabajes (si puedes conectar el portátil a una pantalla de sobremesa, mejor). 

Sociabilizar

El aislamiento acaba afectando a la motivación. Mantén abiertos canales de comunicación con el equipo y, por ejemplo, durante estos días no intentes solucionar lo que se trataría en una reunión o en una conversación face to face a través de un email, sobre todo si implica temas delicados y de fácil malinterpretación. Prioriza el uso de las llamadas o de las videollamadas como vía de comunicación. Además, algo tan sencillo como saludar al inicio de la jornada y despedirse al finalizarla a través de mensajería instantánea reforzará el sentimiento de equipo y ayudará a determinar la disponibilidad de cada uno de los miembros. 

 

Fotografía de Domenico Loia en Unsplash
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