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El impacto de la subida del euro en la cartera de inversión

Sat Dec 12 23:00:57 CET 2020

Las variaciones en la cotización del euro tienen implicaciones a nivel económico y, también, en los mercados financieros. Aunque se opte por una estrategia conservadora, siempre hay que tener en cuenta el riesgo divisa y apostar por la diversificación.

Desde el estallido de la crisis sanitaria hace unos meses, la cotización del euro ha sufrido un carrusel de vaivenes, que, por ejemplo, lo llevó a marcar un precio frente al dólar de 1,06 el 20 de marzo. Sin embargo, el incremento en el número de contagiados por la COVID-19 en Estados Unidos (EE. UU.), junto con una cierta recuperación de la actividad económica europea [la actividad del sector privado de la eurozona se aceleró en julio más allá de las expectativas al alcanzar el mayor ritmo de expansión desde junio de 2018, según refleja el Índice de Gestores de Compras (PMI)], favoreció que, a comienzos de septiembre, 1 euro se cambiase por encima de los 1,19 dólares, marcando su máximo en los dos últimos años y medio.

Los buenos datos económicos estivales del entorno europeo en su conjunto, así como, a título particular, de algunos países como Alemania, el Reino Unido, Francia o Italia (en todos ellos, se relajaron las previsiones de caída del PIB para 2020) se unieron a la debilidad que mostró EE.UU., cuyo Congreso, fuertemente dividido entre demócratas y republicanos, no fue capaz de aprobar un nuevo paquete de estímulos de alrededor de un billón de dólares que se iba a destinar para combatir los efectos de la pandemia, y que se sumaría a los más de tres billones de dólares que ya se habían inyectado desde primavera.

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Tal y como señala Glen Spencer Chapman, Director de la Dirección de Análisis de Banco Sabadell, una apreciación demasiado rápida del euro, como la ocurrida en primavera, “tiende a reducir los beneficios generados en el exterior en otras divisas, aunque parte de esta pérdida se suele ver compensada con una mejora del ciclo económico, por el carácter pro- cíclico del euro, y, por tanto, de los negocios y la generación de beneficios en general. En cualquier caso, asegura el experto, “más que una apreciación del euro deberíamos hablar de depreciación del dólar, lo que implica una mayor estabilidad del euro frente a otras divisas emergentes”.

De cara a los próximos meses, diversos analistas señalan que, con bastantes probabilidades, el euro se depreciará frente al dólar por diversas razones. Las más significativas son la mayor abundancia de la moneda europea en los mercados (el BCE está inmerso en una política de compra de deuda pública y privada mientras que la Reserva Federal de EE.UU. se encuentra en el proceso inverso), a lo que se suma el menor crecimiento esperado para la eurozona en 2020 (Eurostat pronostica un incremento del PIB del 2,4% mientras que Washington confía en que el país norteamericano cierre el año con un crecimiento del 2,9%) y la situación actual de los tipos de interés (0% en la eurozona, 1,75% en EE.UU.). A pesar de estas expectativas, si algo han demostrado los mercados a lo largo de los últimos meses es que cualquier cosa puede suceder.

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Siempre existe el riesgo divisa

Una de las mayores amenazas a la hora de invertir es el riesgo divisa, que aparece cuando se apuesta por activos financieros que cotizan en una moneda diferente. Al cambiarlos a la divisa local, se puede sufrir una variación o devaluación que haga perder parte del valor de la inversión. Algo que, en principio, no le ocurrirá a un ahorrador europeo si tiene toda su cartera en euros. ¿Es posible que esto sea así?

La respuesta es que sí, aunque con matices. Hace algunos años, un asesor financiero llamado Harry Browne desarrolló esta idea en el libro La Cartera Permanente, en el que desgranaba un método de inversión que fuera seguro, rentable y que, sobre todo, se alejara de cualquier crisis económica. Su porfolio se conformó en base a solo cuatro tipos de activos: acciones, oro, bonos y efectivo. En su opinión, cada uno de ellos reaccionaba positivamente a los cuatro estados típicos de cualquier economía (en momentos de prosperidad, las acciones tienden a revalorizarse mucho; cuando hay inflación, el oro es un valor refugio cuyo precio tiende a dispararse; si se produce deflación, suelen reducirse los tipos de interés y el precio de los bonos aumenta; mientras, en momentos de escasez de dinero, la liquidez permitirá optar a las oportunidades que brinde el mercado).

En el caso de un ahorrador europeo, un ejemplo de cartera permanente podría formarse por renta variable europea, bonos alemanes, oro y cash, logrando, en teoría, eliminar el riesgo divisa. Sin embargo, la realidad es que no es posible invertir en la actualidad sin dicho riesgo divisa, ya que la globalización del comercio provoca que las compañías, aunque presenten sus resultados en una determinada moneda, lleven a cabo gran parte de sus operaciones intercambiando euros con dólares, con yenes o con monedas de otros países. De este modo, es importante entender que, de una manera u otra, cualquier inversor se verá afectado por la fluctuación en el tipo de cambio de las divisas, por lo que hay que tenerlo presente en cualquier estrategia que se ponga en práctica.

En la actualidad, cualquier inversor, con independencia de su perfil de riesgo o de la diversificación de su cartera, está expuesto al riesgo divisa

Para Spencer Chapman, en cualquier caso, cualquier ahorrador “debería tener el grueso de su inversión en euros, porque es su divisa de referencia y, así, tiene menor riesgo cambiario”. En este sentido, también señala que siempre “vale la pena mantener cierta exposición a EE.UU. porque, al final, no debería haber grandísimas variaciones en el tipo de cambio”. Con una exposición menor, indica, también es “aconsejable tener algo de la cartera en emergentes, asumiendo que, si bien la volatilidad es mayor, los retornos también lo son”. 

El efecto del euro en las Bolsas

Una subida del euro tiene un efecto inmediato y relevante en muchos ámbitos de la economía del continente. Desde el punto de vista de las exportaciones, al resultar los productos europeos más caros que los de sus competidores, las ventas caen, afectando a los resultados de las empresas, cuyos beneficios, probablemente, se reducirán. A nivel macroeconómico, esto se traducirá en menos incrementos en el PIB de los países, ralentizando la actividad y, con bastantes posibilidades, afectando negativamente al empleo. Bajo la óptica de la inflación, al resultar más baratas las importaciones, esta magnitud es posible que caiga, corriendo el riesgo de entrar en un escenario deflacionista.

Un cambio en la cotización del euro puede tener un efecto muy relevante en los resultados de las empresas, en el consumo o en el empleo

Estas y otras consecuencias de la revalorización del euro tienen su traslación a los mercados financieros, dado que los valores pertenecientes a empresas europeas podrían verse penalizados ante el descenso en sus expectativas de crecimiento. De este modo, la pérdida esperada en su cotización empujará a algunos inversores a salirse de ellas para apostar por otros títulos o por otros activos. Es decir, que si se optase por una cartera similar a la de Harry Browne, con acciones pertenecientes, en exclusiva, a compañías europeas, el riesgo de perder rentabilidad sería muy elevado, de ahí la importancia de contar con una estrategia basada en la diversificación tanto por activos, como por sectores e industrias y, también, por regiones geográficas.

De este modo, la diversificación permite que las caídas que se produzcan en algunos activos se vean compensadas con las revalorizaciones de otros, aportando mayor seguridad y rentabilidad en el largo plazo, algo vital en momentos de alta volatilidad y de incertidumbre en los mercados. Como asegura Spencer Chapman, “para la renta variable o, incluso, para el crédito de alta rentabilidad, la evolución del precio en función de las perspectivas económicas suele ser más importante que las variaciones del tipo de cambio.

Fotografía de Morgan Housel en Unsplash
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