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¿Qué valor añadido aportan los jóvenes a las empresas?

Mon Jun 29 11:57:21 CEST 2020

Las dos crisis económicas vividas en menos de doce años y la precariedad laboral de los más jóvenes no han mermado sus ganas de aportar valor a las empresas y el Índice de Asimetría Profesional muestra que su visión está cada vez más alineada con la de la

La palabra joven viene del latín iuvenis, que hace referencia a ‘el que ayuda’, lo que convierte a los jóvenes en el músculo productivo de la sociedad. Sin embargo, los que tendrían que representar la esperanza y fuerza motora, han recibido no uno si no dos varapalos en los últimos doce años: el primero llegó en forma de la mayor crisis económica en 2007, y el segundo, como una pandemia global que ha vuelto a provocar una gran crisis económica. Y todo ello, sin previo aviso.

Ser joven va de la mano de la ilusión y las ganas de labrarse un futuro, salir del nido y, quizás, algún día, construir una familia. Pero ninguno de estos sueños pueden hacerse realidad con un mercado laboral que lleva debilitándose desde hace más de diez años. En abril, el paro entre los que tienen entre 25 y 29 años creció un 13,1%. Fue el segmento que más aumentó. Y, por si esto no fuera poco, el primer trimestre terminó con una tasa de desempleo para los menores de 25 años del 33%, dos puntos y medio más que al cierre de 2019. La mitad de la destrucción del empleo (unos 460.000 puestos de trabajo) desde el inicio de la crisis corresponde a menores de 35 años.  

Además de los poco alentadores datos del paro, los jóvenes que han tenido la ‘suerte’ de pasar el estado de alarma con un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) ven ahora peligrar su continuidad en la empresa. Muchos de ellos ocupan puestos precarios (el 36,8% de los jóvenes figuran como afiliados en la Seguridad Social con contratos eventuales cuando, en los demás grupos de edad, tan solo lo están el 16,2%), por lo que serán los primeros en abandonar el barco cuando finalice el ERTE, según el informe ‘Juventud en Riesgo: análisis de las consecuencias socioeconómicas de la Covid 19 sobre la población joven en España’, elaborado con fuentes secundarias por el Instituto de la Juventud (Injuve) y el Consejo de la Juventud de España (CJE).

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Pero, al contrario de lo que pueda pensarse, esta precariedad no ha mermado el estado de ánimo ni las ganas de seguir remando en el mar de madera en el que les ha tocado vivir a los jóvenes españoles. Son el segmento de la población que mantiene una actitud más positiva ante esta pandemia, con mayores dosis de optimismo y también de calma, tal y como refleja el estudio ‘Las emociones de los españoles en el proceso de desescalada’ realizado por The Cocktail Analysis. 

Su espíritu luchador les ha llevado a seguir formándose y mejorando sus competencias para ser lo más atractivos posible para las empresas, incluso en estos meses de parón de la actividad económica. Se han seguido formando y cultivando en competencias digitales, en idiomas, e incluso muchos han iniciado másteres para convertirse en especialistas de su sector. Todo para añadir valor a la empresa que los elija como parte de su equipo.

El afán de la juventud por acercarse a las necesidades del tejido empresarial se está viendo reflejado en el Índice de Asimetría Profesional, que mide la diferencia de percepción que tienen los expertos respecto a las competencias de los nuevos profesionales, y de los jóvenes respecto a sí mismos. Actualmente, se está estrechando y ha pasado, en un año, del 31,2% al 23,1%, lo que significa que la visión de los jóvenes está más alineada con la de las compañías, lo cual debería facilitar su adaptación profesional.

Por qué las empresas deben apostar por el talento joven y mantenerlo 

Ante la difícil situación que atraviesan todas las empresas, apostar por el talento joven supone mucho más que un perfil que supone un coste menor al de alguien más senior, es la oportunidad de hacer crecer el negocio, de innovar y de acercarlo a las necesidades y hábitos de los que son y serán el presente de la sociedad.

Los también llamados Millennials, generación Z o Y, pero jóvenes al fin y al cabo, han crecido con las nuevas tecnologías, esas que causan estragos entre los empresarios cuando hay que abordar la transformación digital; son capaces de abordar múltiples tareas a la vez, de adaptarse a los cambios con rapidez y eficacia, pues están acostumbrados a los frenéticos cambios tecnológicos. Además, tienen la capacidad de innovar y aportar ideas, por lo que siempre están mirando por el crecimiento de la empresa, tanto a nivel interno como respecto al resto de organizaciones del mercado.

Algunas empresas, de hecho, ya han sido capaces de identificar este valor añadido y han querido aportar su granito de arena para promover la inserción de los más jóvenes en el mercado laboral, así como su continuidad en las organizaciones. Ejemplo de ello es el programa Young Talent 2020 del Banco Sabadell, una formación especializada que acompaña a perfiles recién graduados.

Por todo ello, los jóvenes siguen siendo una apuesta ganadora para las empresas y para el conjunto de la sociedad.  

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