¿Habrá reactivación en 2021?, ¿saldrá airoso el sector turístico de esta temporada?, ¿recuperarán los empleados en ERTE sus puestos de trabajo?, ¿las empresas tendrán músculo suficiente para sobrevivir más allá de la COVID-19? Estas son solo algunas de las principales incógnitas que se plantean en estos momentos sobre la economía española y ensombrecen las perspectivas de los próximos meses. El Banco de España publicó hace unas semanas su Informe Anual intentando arrojar algo de luz sobre la materia. La gran conclusión que se puede extraer de este exhaustivo informe es la necesidad y urgencia de dar respuesta a los grandes desafíos que tiene por delante el país con una estrategia de crecimiento a medio plazo integral, ambiciosa y que goce de un gran consenso entre las fuerzas políticas.
Según el organismo, sólo así se podrá sostener el tejido productivo español y recuperar un crecimiento fuerte y capaz de asegurar una consolidación fiscal suficiente para sanear las cuentas públicas. Antes del estallido de la crisis sanitaria, la economía española ya se enfrentaba a importantes retos de medio plazo pendientes de corrección. La llegada de la COVID-19 ha intensificado el calibre de algunos de estos desafíos y ha planteado nuevos retos que tendrán que ser abordados en los próximos meses.
La forma con la que la política económica afronte estos desafíos determinará la intensidad y la sostenibilidad del crecimiento económico y del bienestar social en los próximos años. “La respuesta de la política económica debería incluir una estrategia de crecimiento de medio plazo, integral, ambiciosa y sustentada en amplios consensos”, sostiene el Banco de España en su informe. Además, las políticas nacionales tendrán que complementarse con acciones a escala europea que incluyan avances decididos en la estructura institucional de la Unión Europea y la Unión Económica y Monetaria (UEM).
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Estas son las seis asignaturas pendientes que el organismo cree que la economía española ya debería haber abordado antes de la crisis sanitaria:
- Los factores que limitan la capacidad de crecimiento de la economía, como la baja productividad, el reducido tamaño de las empresas o el diseño institucional del sistema educativo.
- Las disfuncionalidades del mercado laboral, como la elevada temporalidad y el mal funcionamiento de las políticas activas de empleo.
- La reconstrucción de márgenes de actuación para la política fiscal, a través de reformas de calado que permitan reducir el endeudamiento público y reconstruir márgenes para la actuación en futuras crisis.
- El envejecimiento de la población, un reto de una envergadura extraordinaria que se debe a los grandes cambios demográficos que están en marcha y a las numerosas implicaciones de estos cambios en la capacidad de crecimiento de la economía, el mercado laboral y la política fiscal.
- La desigualdad. Aunque durante los últimos años se ha moderado la desigualdad, la mejora ha sido limitada, lo que ha hecho que la crisis de la COVID-19 esté afectando, sobre todo, a estos colectivos más vulnerables. Los jóvenes y las mujeres sufren con especial intensidad la desigualdad y deben situarse en el centro de las políticas.
- La transición hacia una economía más sostenible. Este es uno de los principales cambios a los que se enfrenta la sociedad al tratarse de un reto verdaderamente global, que afecta a todos los agentes sociales y económicos y que requiere una profunda transformación de los métodos de producción y de los hábitos de consumo.
Y estos son los dos nuevos retos que ha planteado la crisis de la COVID-19:
- Vulnerabilidades asociadas al proceso de globalización. La crisis sanitaria ha evidenciado algunas fricciones que afectan al funcionamiento de las economías nacionales por la gran dependencia de muchas economías y sectores de los flujos comerciales internacionales. Durante la pandemia, ha habido industrias que han resultado muy afectadas, como la del automóvil, o países que han tenido dificultades para asegurar algunos bienes de consumo esencial y material sanitario.
- Cambios en el comportamiento de los agentes y el proceso de digitalización. La conectividad entre hogares, Administraciones Públicas y empresas a través de Internet ha sido una herramienta clave en los últimos meses para reducir el impacto de las medidas de contención de la pandemia. No solo a nivel laboral, sino también en el comercio y el ocio.
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En total, ocho importantes desafíos que tendrá que afrontar el país en los próximos meses. Aunque, el propio Banco de España asegura en su informe que muchos de los retos de la economía española no pueden entenderse ni abordarse desde una perspectiva exclusivamente nacional. La naturaleza de la crisis de la COVID-19 justifica una actuación rápida y contundente del conjunto de la UE para asegurar la recuperación de la economía y para reafirmar el proyecto europeo de progreso social y económico.