Por qué invertir en un fondo que reinvierte los dividendos | EDE
movi-image-invertir-fondo-reinvierte-dividendos-1
Envíanos sugerencias
Ahorro e Inversiones
4 min de tu tiempo

Por qué invertir en un fondo que reinvierte los dividendos

14/12/2020

Optar a una mayor rentabilidad en una coyuntura de tipos de interés bajos es una buena razón para, al menos, plantearse incorporar este tipo de productos a una cartera, teniendo siempre en mente el perfil de riesgo y el horizonte temporal de inversión.

A principios de la década de los ochenta del siglo XIX, John Davison Rockefeller ya podía presumir de poseer la primera petrolera del mundo, la empresa Standard Oil, que llegó a controlar la extracción y la distribución del 90% del ‘oro negro’ en Estados Unidos (EE.UU.). Preguntado en una entrevista sobre si haber creado esta compañía unos años antes era su mayor satisfacción personal, el empresario se limitó a responder: “¿Sabe usted lo único que me da verdadero placer? Ver los dividendos que producen mis inversiones”. En un contexto como el actual, en el que los tipos de interés están cercanos a cero (cuando no en negativo), uno de los mecanismos para obtener rentabilidad es apostar por productos que otorguen dividendos, es decir, que entreguen a los accionistas parte de sus beneficios en concepto de retribución al inversor. Estos dividendos pueden ser de dos tipos: ordinarios -referidos a las plusvalías obtenidas durante un periodo determinado-, o extraordinarios -que se producen por algún acontecimiento especial, fuera de los resultados de ese periodo-.

En este contexto, los fondos de inversión que están focalizados en la compra de acciones de compañías que, habitualmente, reparten dividendo, cobran importancia en las carteras, y pueden convertirse en una opción interesante para cualquier ahorrador, siempre que entienda las ventajas y las características que tienen este tipo de productos. De hecho, si una empresa reparte cada cierto tiempo dividendos entre sus accionistas, los partícipes de un fondo de estas características también recibirán la parte del beneficio correspondiente a su participación en este vehículo financiero.

Clases y perfiles de riesgo

Dentro de los fondos de inversión centrados en los dividendos, existen dos variantes: los de reparto (o de distribución) y los de acumulación. Los primeros, procuran ofrecer a los partícipes los dividendos en efectivo que se obtienen a través de rentas periódicas, que, normalmente, tienen un carácter mensual o trimestral, lo que obliga a tener que tributar por el cobro de dicha renta en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), al igual que lo que sucede con las acciones o con los depósitos. Tal y como señala Javier Rúa, experto del área de Dirección de Estrategia de Clientes de Banco Sabadell, estos productos están especialmente indicados “para aquellas personas que ya tienen acumulado un ‘cojín’ importante y no les interesa tanto seguir haciéndolo crecer, sino percibir rentas periódicas de este, ya que pueden conseguir liquidez para hacer frente a gastos sin necesidad de erosionar su ahorro”. 

Los fondos de reparto distribuyen el dividendo al partícipe de manera periódica, mientras que en los de acumulación el dividendo se usa para comprar nuevas acciones

Por su parte, en los fondos de acumulación los responsables de su gestión destinan los dividendos recibidos a comprar nuevas acciones. De este modo, el patrimonio que controla el producto aumenta y, con ello, en el largo plazo, es muy probable que aumente su rentabilidad. A diferencia de lo que ocurre con los de reparto, los dividendos que se reinvierten tienen una exención fiscal, por lo que no hay que tributar por ellos. Además, desde el punto de vista de la generación de intereses compuestos, este producto aprovecha, en teoría, mejor sus efectos, dado que los dividendos vuelven a invertirse, lo que derivará en una mayor rentabilidad a largo plazo (en el caso de los fondos de reparto, su crecimiento es lineal). Para Javier Rúa, “este tipo de fondos es ideal para gente joven o de mediana edad que ahorra para su jubilación, puede ir apartando una cantidad cada mes, mediante un plan de aportaciones periódicas, para, así, conseguir a sus 67 años el máximo capital posible acumulado”.

Puede interesarte: Cómo invertir según la edad: la regla del 120

A lo largo de los últimos años, los fondos de reparto han logrado una gran popularidad entre los jubilados o entre las personas cercanas por edad a su retiro, como complemento a su pensión, dadas las rentas periódicas que perciben con estos productos. En el caso de los de acumulación, han ganado presencia en las carteras de muchos inversores minoristas que desean obtener un mayor rédito sin incrementar su perfil de riesgo, y que reducen el peso en deuda pública o en liquidez para destinarlo a estos fondos, en algunos casos, cosechando rentabilidades importantes.

Por cuál decantarse

Como se ha visto, las dos tipologías de fondos de inversión cuentan con dos factores clave: el tiempo y la liquidez. Mientras los fondos de acumulación se apoyan en la generación de intereses compuestos para cosechar un rédito mayor, los fondos de reparto están más indicados para personas que buscan ingresos adicionales periódicos con los que completar su pensión pública, de manera que puedan mantener su nivel de vida en condiciones parecidas a las que tenían durante su vida laboral en activo. Estos fondos, al tener un horizonte temporal, en principio, menos extenso, están menos expuestos a las potenciales incertidumbres del mercado, y, por lo tanto, se ven menos afectados por la volatilidad.

Dentro de la actual coyuntura, Javier Rúa afirma que “no son tan importantes los movimientos tácticos de entrada- salida, sino conocer bien el perfil de cada inversor y, a partir de ahí, definir su estrategia, el horizonte temporal y la cartera diversificada más óptima”. En su opinión, es clave “ceñirse a la estrategia, que, a largo plazo, tiene muchas probabilidades de éxito, y no dejarse arrastrar por el ruido y los vaivenes de mercado. El escoger si acumulación o distribución responde más a las necesidades de liquidez y objetivos del perfil del inversor que a la situación de mercado”.

En cualquier caso, antes de escoger uno u otro, dentro de la amplia oferta que existe en el mercado, lo más oportuno es leer con detenimiento el folleto informativo y la ficha de producto que estará a disposición de los potenciales inversores en las páginas webs de las diferentes entidades que los comercializan y que los gestionan. Allí, además de conocer la estrategia que se implementa en relación a los dividendos, se incluyen elementos tan relevantes como la diversificación por zonas geográficas y por sectores, o el perfil de riesgo al que está dirigido, de acuerdo con su filosofía de inversión. De todos modos, lo más recomendable es consultar a un asesor financiero o a un agente especializado en el caso de que se tenga cualquier duda, de cara a estar completamente convencidos antes de tomar una decisión definitiva.

Algunas compañías que han reducido en estos meses su beneficio han recortado el dividendo, pero pensando a largo plazo, siguen ofreciendo una perspectiva interesante

Los fondos con dividendo creciente

Dentro de este tipo de fondos de inversión, existe una modalidad muy específica en la que, algunos de ellos, apuestan solo por empresas que ofrecen un dividendo creciente, o, dicho de otro modo, confían en aquellas entidades que han ido aumentado su dividendo de manera sostenida en los años precedentes. De este modo, su beneficio también es mayor, lo que significa que, al ganar más con cada ejercicio, disponen de un modelo de negocio estable y consolidado, por lo que, en principio, su volatilidad es menor que el resto de valores que se encuentran en su índice de referencia.

Puede interesarte: ¿Por qué es tan importante el horizonte temporal en las inversiones?

Desde el punto de vista del inversor, esto significa que se encuentra más protegido en momentos de incertidumbre, mientras que sus posibilidades de obtener rentabilidad son mayores. En EE.UU., las empresas que han incrementado su dividendo durante los últimos 25 años sin interrupción, un grupo pequeño y muy selecto, reciben el curioso nombre de ‘Aristócratas del dividendo’. Apostar por ellas no garantiza que continúen incrementando su dividendo en el futuro, pero, en apariencia, sí que, al menos, asegura una base de solidez mayor a una cartera de inversión.

Fotografía de davide ragusa en Unsplash
-Temas relacionados-
up