Con la compra de una vivienda no solo se hace realidad un sueño, sino que se adquiere un compromiso casi de por vida: la adquisición de la hipoteca. A diferencia de lo ocurrido en las últimas décadas, ahora son muchas las familias que prefieren no estar a expensas de los vaivenes de la economía, ni siquiera de un euríbor que se mantiene a la baja. La seguridad de una cuota fija cada mes incrementa su popularidad frente a la incertidumbre de una cuota variable.
En el año 2009, las hipotecas a tipo fijo suponían menos del 3% del total de las hipotecas que se firmaban al mes. Sin embargo, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en enero de 2021 este tipo de hipotecas supusieron el 51,2% de las transacciones, frente al 48,8% de las de tipo variable. Es más, las hipotecas a tipo fijo batieron su récord en 2020, con la constitución de más de 160.000 operaciones, un 8,6% más que en 2019. “Lo cierto es que el tipo fijo ha ganado muchísimo terreno, incluso antes de la pandemia”, destaca Enrique Benavides, gerente de la Asociación Hipotecaria Española (AHE).
“Tener una hipoteca a tipo fijo no implica aspectos negativos”, afirma Benavides. Sin embargo, optar por una u otra dependerá de varios factores. “La principal característica del tipo fijo es la certeza, la seguridad de que las cuotas no sufrirán variaciones derivadas de la financiación, lo que permite al adquirente una planificación de la compra en la que la financiación no representa incertidumbres”, explica, por su parte, Alejandro Latorre, miembro del Colegio de Economistas de Madrid (CEMAD).
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Las hipotecas a tipo fijo frente a las de tipo variable
Además de una cuota que se mantiene inmutable a lo largo de la vida del préstamo, las hipotecas a tipo fijo disponen de plazos de amortización más cortos, aunque tienen más comisiones e intereses al suponer un riesgo menor. Este tipo de hipoteca permite planificar los pagos futuros y eso hace más fácil para el comprador gestionar las finanzas de su proyecto vital. En cambio, las de tipo variable cuentan con periodos de abaratamiento de cuotas, no incluyen comisiones por riesgo de tipo de interés y no dependen de productos como seguros de vida y de hogar.
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“En la economía familiar, todo lo que sea poder eliminar riesgos o incertidumbre es positivo. Para una familia, con una deuda tan importante como la hipotecaria, normalmente es más conveniente poder adquirirla a un tipo de interés fijo. Esto permite asegurarse de que la carga de esa cuota no va a variar. Es más prudente una hipoteca a tipo fijo por la seguridad”, asegura José Manuel Pedregal, Director del Segmento de Pymes y Empresas de Banco Sabadell en el Podcast de Banco Sabadell.
El perfil de comprador y el entorno económico
En realidad, la oferta más adecuada es siempre la que mejor se adapta al perfil de comprador, a las necesidades personales y económicas. “Habrá perfiles que prefieran la certidumbre de saber que pagarán siempre lo mismo, mientras que un perfil con más aversión al riesgo y con capacidad de poder asumir cambios de cierta importancia en su cuota mensual preferirá aprovechar los tipos de interés históricamente bajos que se dan en la actualidad”, afirma Benavides.
Para Latorre, “no se trata tanto de perfiles de comprador como del entorno económico”. El escaso ahorro y la aversión a asumir riesgos o la inseguridad influyen a la hora de decidirse, sobre todo, en un escenario como el actual, marcado por la crisis de la COVID-19. Aunque los datos de enero de este año mejoraron los de diciembre de 2020, la firma de hipotecas para adquirir una vivienda sufrió en enero su mayor descenso desde febrero de 2014 al caer un 31,6% frente al mismo mes del año anterior, según los datos de los Registradores de la Propiedad.
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“En estos momentos, salvo que se tenga una esperanza muy elevada de mejora en las condiciones de la renta personal, que permita asumir subidas de interés en el futuro o amortizaciones aceleradas, para el comprador medio es mucho más conveniente apostar por el tipo fijo”, defiende el miembro del CEMAD. Según este experto, la tendencia es que “continuará el trasvase de hipotecas de tipo variable a tipo fijo para mejorar la certidumbre de los adquirentes”.
Ante la duda, la prudencia manda
En cualquier caso, la decisión debe ajustarse a las finanzas personales. “La hipoteca más recomendable es la que se va a poder pagar durante toda la vida del préstamo. Nadie sabe el devenir del tipo de interés en los próximos 30 años”, asegura Benavides. “Si la persona que se va a endeudar puede y quiere asumir subidas significativas en su cuota, podrá contratar una hipoteca variable; si no es así, o ante la duda, la prudencia manda y una hipoteca a tipo fijo es posiblemente la mejor opción. Lo que es seguro es que el escenario actual cambiará a lo largo de la vida del préstamo”, añade el gerente de la AHE.
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Hay quien resta presión a este momento. “La decisión menos importante es qué hipoteca se va a contratar. La más importante es que encaje en tu proyecto vital porque realmente la hipoteca no es un fin, es el medio”. Para Pedregal lo fundamental es “valorar cuáles son las prioridades de tu proyecto vital, cómo encaja en tus necesidades profesionales y familiares”. Tras este paso tocará “financiar esa compra” y para ello habrá poco margen para el error. “El mercado hipotecario en España es muy competitivo. No van a faltar ofertas, así que es muy difícil equivocarse”, concluye.
En condiciones estándar, las hipotecas a tipo fijo cuentan con unos intereses más elevados que las hipotecas a tipo variable. Sin embargo, en el contexto actual, hay entidades como Banco Sabadell que cuentan con préstamos a tipo fijo más atractivos que los de a tipo variable.