Los indicadores económicos muestran que incluso en momentos de crisis como el actual, el sector del lujo difícilmente se resiente. La explicación a esta aparente contradicción es sencilla: los grandes patrimonios cuentan con un poderoso armazón económico para protegerse ante una recesión y el sector inmobiliario y, concretamente el del lujo, actúa como un valor refugio que brinda protección en tiempos de incertidumbre.
Esta es una pauta que se repite en la mayoría de los países del mundo. Al analizar el deterioro de las rentas como consecuencia de los efectos de la COVID-19 se observa que aquellas que menos se debilitan son las más elevadas. Aquellos con mayores ingresos sufren mucho menos los efectos de las crisis económicas y el consumo en el sector del lujo inmobiliario muestra dicha evidencia.
Según el informe 'The Wealth Report' de la consultora inmobiliaria Knight Frank, los grandes patrimonios de todo el mundo continuarán invirtiendo en inmuebles de lujo en 2021. El 26% de las personas con una riqueza en activos netos equivalente o superior a los 50 millones de dólares planea comprar una nueva vivienda este año. Los escasos niveles de beneficio que ofrece la renta fija, el euríbor en mínimos históricos y un stock de calidad lo propician. Además, las buenas perspectivas económicas favorecen esta inversión.
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Búsqueda de espacio y privacidad
Los confinamientos y las restricciones a la movilidad impuestos para contener los contagios por coronavirus han modificado las preferencias en la compra de viviendas impulsando la búsqueda de espacio y de privacidad y ocasionando una subida de los precios en obra nueva durante el pasado año. Las viviendas situadas a las afueras y las unifamiliares con espacios exteriores, como jardín o terraza y buenas vistas, fueron las más demandadas en 2020, así como aquellas situadas en ubicaciones que ofrecen una mayor sensación de bienestar, como las zonas vacacionales de costa o las de montaña (que ya estaban emergiendo antes del estallido de la pandemia). Según el informe de Knight Frank cabe esperar además que en el futuro la calidad de la asistencia sanitaria que se presta en la ubicación del inmueble elegido pase a ser una consideración clave para los compradores de segundas residencias y viviendas vacacionales.
A pesar de la crisis de la COVID-19, el sector residencial prime incrementó los precios a nivel global en un 1,9% en 2020. Las segundas residencias de lujo obtuvieron un rendimiento.
Vuelven los inversores internacionales
En España, el sector inmobiliario experimentó caídas de hasta un 15% en el precio de venta en 2020. Sin embargo, el sector inmobiliario prime resistió mejor, con caídas de un 4%. En ciudades como Madrid o Barcelona la demanda ya se está recuperando y los inversores internacionales vuelven a estar interesados.
Según el citado informe, en 2021 los precios de las viviendas de lujo crecerán un 3% en Madrid y un 2% en Barcelona. Ambas ciudades tienen una elevada dependencia del comprador premium que busca en su mayoría viviendas bien situadas, con un diseño moderno y exclusivo y fachadas clásicas. Las casas diáfanas que transmiten amplitud y luminosidad están también muy demandadas.
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En lo que respecta a Madrid, las grandes fortunas latinoamericanas procedentes de Colombia, Venezuela y México son las que más han invertido en la capital en los últimos años, y ya representan un 20% del total de la inversión. La consultora Knight Frank cita Madrid, junto con Londres, Sidney, París y Berlín, como una de las ciudades más atractivas por sus tipos de interés bajos, una demanda contenida y las exenciones fiscales que pueden hacer repuntar los precios. Barcelona se mantiene como un mercado interesante para los inversores particulares principalmente del norte de Europa y de Asia. El continente asiático es en el que residen más milmillonarios del mundo, con un 36% del total global.
