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La TIR, clave para prever la evolución de la renta fija

Wed Jun 16 14:32:36 CEST 2021

Aunque es, posiblemente, la mejor herramienta para estimar la rentabilidad de los productos de renta fija y poder establecer comparaciones, la actual coyuntura de tipos bajos ha provocado algunas paradojas inéditas hasta la fecha en el uso de la TIR

El desarrollo de políticas acomodaticias por parte de la mayoría de los bancos centrales del mundo, unido al estancamiento de la inflación, ha hecho que, a lo largo de los últimos años, los tipos de interés se mantengan en valores próximos a cero o en negativo. Para un ahorrador esto ha tenido su cara y su cruz: es más barato que en el pasado endeudarse, por ejemplo, a través de una hipoteca o de un préstamo, pero se ha desincentivado la inversión en los activos más conservadores, como los depósitos o los productos de renta fija, ya que no permiten batir al crecimiento de los precios. Solo algunos casos contados en renta fija logran salvarse, sobre todo, los activos de corta duración, los high yield y los bonos ligados a la inflación.

Esta pérdida de protagonismo de la renta fija obliga a rediseñar las carteras, apostando, por un lado, por dar un mayor peso a los productos con mayor riesgo (sobre todo, renta variable) y, por el otro, a analizar con sumo detalle aquellos activos de renta fija que sirvan para diversificar mejor el portfolio. De esta manera, a largo plazo se puede amortiguar el efecto de la volatilidad, mitigar los riesgos financieros e, incluso, optar a un mayor rentabilidad. Para calibrar la idoneidad de la renta fija en una cartera, una de las herramientas de análisis clave es la tasa interna de retorno, más comúnmente conocida como TIR.

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El principal estimador de la plusvalía

La TIR es el principal indicador para decidir si un activo de renta fija es rentable o no. En realidad, lo que evalúa es su tipo de interés, teniendo en cuenta que, con frecuencia, el valor nominal de un bono suele ser diferente al de su precio en el mercado. Por ello, si la TIR es superior al cupón de este activo, quiere decir que se paga por el bono un precio inferior al del nominal; en cambio, si la TIR es inferior, significa que se abona un precio superior al de dicho nominal.

Con la TIR es posible conocer la plusvalía que un inversor obtendrá en un momento determinado de un instrumento de renta fija

Con el cálculo de la TIR es posible conocer, de manera aproximada, la plusvalía que un inversor cosechará en un vencimiento determinado de un instrumento de renta fija. Sin embargo, dicha rentabilidad está supeditada al tipo de interés al que se reinviertan los cupones. Esto significa que, en realidad, solo en el caso de un cupón cero la TIR lograría estimar de manera perfecta la rentabilidad a vencimiento de un producto de renta fija.

La TIR y el precio de un bono suelen guardar una relación antagónica, ya que si uno aumenta el otro cae, aunque ambos dependen siempre del riesgo asociado del producto al que van referenciados. Por el contrario, existe una relación directa entre riesgo y rentabilidad, lo que significa que a mayor riesgo asociado a un activo hay un potencial de plusvalía más elevado. Esto implica que cuando el mercado percibe que un producto es de peor calidad que otro, los inversores están dispuestos a pagar un menor precio por él, por lo que aquellos que sí terminen confiando en él es posible que opten a una ganancia más alta, porque el binomio riesgo- rentabilidad es mayor.

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En cualquier caso, es importante subrayar que, además del tipo de interés, un producto de renta fija se ve afectado por otra serie de factores que acaban perjudicando a su rentabilidad, como la calidad crediticia de su emisor, el nivel de liquidez de cada emisión, la frecuencia del cupón o el tiempo a vencimiento. 

La paradoja de los bonos negativos

Uno de los principales beneficios de calcular la TIR es que permite establecer comparaciones entre distintos instrumentos de renta fija, con independencia de los vencimientos que tengan o del precio que se pague por su cupón. De este modo, es posible establecer, con una gran aproximación, la rentabilidad media anual de cada uno de estos productos y, en virtud de ello, tomar decisiones de inversión.

Sin embargo, en los últimos años ha sido cada vez más frecuente comprobar cómo se han comercializado con éxito bonos que ofrecen una TIR negativa. Uno de los casos más conocidos ocurrió en el año 2016, momento en el que el Gobierno alemán emitió un bono a 10 años con estas características. De este modo, aquellos que suscribieron este producto acabarían recibiendo una cantidad inferior que la que pagaron una década antes por él. ¿Por qué se produce esta paradoja, en apariencia, que va contra toda lógica desde el punto de vista de la generación de rentabilidad?

Existen varios motivos. Quizá el más habitual es que, si prosigue la caída de rentabilidad en los productos de renta fija, puede que surjan interesados en hacerse con este bono, por lo que un inversor podría venderlo a un tercero a un precio más elevado, obteniendo con ello un beneficio. Otra posibilidad es que se prevea una situación de deflación en la economía, es decir, que los precios caigan, lo que significa que si una persona decidiera no invertir nada de su patrimonio, al cabo de unos años dispondría de un mayor poder adquisitivo. Una tercera opción es la de que invertir en activos de renta fija de países de primer nivel siempre otorga seguridad a una cartera, por lo que, en momentos de turbulencias en los mercados, suelen convertirse en valores refugio en los que mantener protegido el dinero hasta que se reduzca la volatilidad.

Otras magnitudes a tener en cuenta

Además del cálculo de la TIR, conviene reseñar otras dos herramientas relevantes antes de decantarse por un determinado activo de renta fija. Por un lado, está la tasa cupón, que es el interés fijo que, con carácter periódico, recibirá el inversor que ha adquirido un bono. Si una persona desea adquirir un producto de estas características hasta su vencimiento, gracias a la tasa cupón sabrá que, con regularidad, irá recibiendo una serie de ingresos que complementen el rendimiento del resto de activos de su cartera.

Por otro lado, existe el current yield que, a grandes rasgos, es la relación entre el precio de compra de un bono y su tasa cupón. Su principal hándicap es que considera solo la parte de renta del rendimiento total de una inversión, dejando de lado la reinversión de los fondos y las plusvalías logradas en el capital.

Fotografía de Ibrahim Rifath en Unsplash
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