El sector de la restauración, al igual que otros ligados al ocio o al entretenimiento, está muy relacionado con la evolución del ciclo económico. Así las cosas, la crisis económica y la recesión que estamos viviendo no parecen ser su escenario más propicio. Según Pulso, la herramienta de Banco Sabadell para analizar en tiempo real la recuperación económica, pese a que con el inicio de la desescalada se está empezando a reiniciar la actividad del sector, no alcanza las cifras de 2019, lo que supone pérdidas de más del 70%.
Esta situación está obligando a muchas empresas de este segmento de actividad a reinventarse gracias a darle un mayor peso al delivery, bajo el prisma de convertir una amenaza tan severa como el confinamiento en una oportunidad de negocio para crecer y ganar cuota de mercado.
En consonancia con el cambio de hábitos de consumo (horarios distintos de comidas, rutinas diferentes derivadas del teletrabajo, desplome de los actos y los eventos sociales), desde el sector se han comenzado a implementar algunas iniciativas (muchas ya englobadas en el Protocolo especial COVID-19 de prevención y seguridad en servicios de restauración, elaborado por la institución académica Basque Culinary Center y por la Comunidad Europea de Cocineros Euro-Toques), como, por ejemplo:
- Protocolos de entrega sin contacto que se publicitan en las páginas web, informando a los usuarios de cómo deben ellos también comportarse para evitar cualquier posibilidad de contagio.
- Información sobre las medidas sanitarias que se llevan a cabo durante la preparación de las comidas y en relación al packaging.
- Comunicar sobre los elementos de seguridad que se han implementado para las personas que realizan el servicio de entrega a domicilio.
- Promociones y campañas de descuentos agresivas.
- Iniciativas solidarias para personas que se encuentran solas o en dificultades durante la cuarentena.
- Paquetes de ayudas económicas para restaurantes. En este punto, cabe citar la propuesta de JustEat, que ha lanzado un paquete de emergencia de 600.000 euros para paliar el impacto negativo por la COVID-19. Consiste en el reembolso de un tercio (33%) de las comisiones pagadas por los restaurantes independientes a JustEat, la eliminación de las comisiones por los pedidos que se recogen en el mismo restaurante y la cuota de inscripción gratuita para nuevos establecimientos.
En paralelo a estas medidas, muchas compañías se han apoyado en la tecnología para poner en marcha soluciones imaginativas a través de distintas herramientas digitales:
- Glovo, por ejemplo, permite a los usuarios conocer cómo se empaqueta la comida y en qué superficie se depositará en su entrega y el motivo de hacerlo allí para que se encuentre en las mejores condiciones higiénicas y de consumo para los clientes.
- ElTenedor, por su parte, ha lanzado la campaña ‘Salvemos Nuestros Restaurantes’, que permite adquirir bonos prepagos que luego se podrán usar cuando los locales reabran. Los restaurantes pueden disfrutar de estos ingresos a pesar de mantenerse sin actividad, de cara a conseguir mantener su contabilidad a flote.
- Wetaca, que vende kits de tuppers, está fomentando la alianza online con compañías del sector de la restauración para que se puedan hacer pedidos grandes, de varios días, de modo que se exponga a menor riesgo a los riders. De momento, el proveedor cárnico Los Norteños ya se ha sumado a la iniciativa.
- Deliveroo permite a través de su web y aplicación acceder a un mercado online para que los usuarios puedan adquirir productos de todas las marcas con las que trabaja en bebidas o snacks. Además, ha llegado a un acuerdo con Repsol para distribuir mercancía en sus estaciones de servicio.
- Desde Uber Eats, por su parte, han decidido incluir más opciones a su app, de modo que el cliente puede especificar dónde quiere que se le deje la comida, facilitando que cualquier transacción se pueda hacer online sin que exista ningún contacto físico entre repartidor y usuario.
- Empresas y franquicias de alimentación, como Rodilla, Telepizza o KFC, aunque se han visto obligadas a cerrar todos sus restaurantes, han incrementado las opciones y la usabilidad de sus páginas webs y apps para poder atender la demanda en remoto de sus clientes.
Las alternativas para los más modestos
Para aquellos negocios con una facturación más reducida, quizá sea una quimera plantearse una inversión elevada para contar con una app especializada en delivery si luego no van a poder atender los pedidos que lleguen. Además de necesitar un vehículo de reparto conducido por un empleado, necesitarán otro trabajador en el local, dado que en la actualidad no se admiten clientes. También se precisarán embalajes de comida de un solo uso, un contenedor higiénico e higienizable (como la caja de la moto o la mochila de los riders), equipos de protección individual para el empleado y un sistema de cobro online.
Por ello, antes de tomar esta decisión, hay que analizar la situación actual del negocio en relación a distintas variables (organización, público-objetivo, especialización, capacidad de producción, ubicación,...). En base a toda esa información conviene evaluar si la presencia digital que ya se posee (por ejemplo, con la página web o a través de las redes sociales) es suficiente para llegar a toda su clientela potencial y cubrir objetivos.
En el caso de que finalmente se tome la decisión de dar el paso y contratar la creación de una app o página web optimizada, llega una segunda etapa aún más compleja en la que elaborar un plan de negocio que analice la funcionalidad que tendrá la aplicación o web, cómo atenderemos los excesos de demanda que se producirán y con qué recursos, de qué modo otros competidores han adoptado modelos de éxito que podamos estudiar y, finalmente, una evaluación financiera del proyecto.
Si después de todo esto los números no cuadran, siempre cabe la opción de ‘subirse al carro’ de otras apps, y contratar un servicio de reparto ajeno. En España, existen varias opciones para entregar comida a domicilio con servicios ajenos al restaurante o bar. Estas operadoras se encargan del transporte desde la puerta del restaurante a la puerta del cliente, y su coste suele ir a comisión. El procedimiento es igual en todos:
- El local de restauración realiza un registro con la operadora que desee e introduce su carta en el sistema. Entre las distintas posibilidades cabe citar algunos ejemplos como JustEat (comisión del 30% más IVA en cada envío); Deliveroo (tasa de apertura de 324 euros más IVA, más una comisión del 35% más IVA en cada envío); Uber Eats (comisión del 30% más IVA, más 0,20 euros en cada envío. Al tributar fuera de España, el local debe darse de alta en Hacienda en el Registro de Operadores Intracomunitarios); y Glovo (tasa de apertura de 150 euros más IVA, más una comisión del 40% más IVA, bolsas aparte).
- El cliente elige el menú, realiza el pago, y al local de hostelería le entra la comanda vía app. El pago es telemático, sin dinero en metálico.
- El local prepara la comida, que se aconseja introducir en un doble empaquetado que la aísle del exterior y de cualquier posible contacto.
Otras iniciativas relevantes
No solo han sido las empresas propiamente del sector las que han apostado por una mayor eficiencia de las herramientas online para procurar al menos mantener la actividad en esta coyuntura, sino que se pueden encontrar otros casos paradigmáticos:
- Expertos como Ramón Dios se están volcando en ofrecer formación gratuita en materia culinaria, en línea con lo que otras compañías como Unilever Food Solutions están haciendo, aunque, en este caso, el público objetivo son profesionales de la restauración.
- Storyous ha elaborado un mapa virtual que permite localizar negocios del sector que siguen operando. Además, está a punto de lanzar una herramienta digital para que restaurantes y otras empresas puedan ofrecer productos en delivery al consumidor final.
- Desde Miplato.es han lanzado una oferta especial de platos de 5ª gama para los restaurantes que mantienen activos el delivery.
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