Cada año, los españoles están llamados a realizar la declaración de la Renta. Una práctica que preocupa a no pocas personas por la escasez de conocimientos o por la falta de planificación fiscal durante los meses previos. La campaña de la Renta 2020 arranca en menos de un mes. Desde el 7 de abril se podrá presentar a través de Internet. Y para esta tarea, al igual que para otras muchas, la planificación reduce los imprevistos y la incertidumbre, al tiempo que puede ayudar a mejorar los resultados.
Tal y como señala Diana Ferrer, doctora y profesora de Derecho Fiscal y Gestión Tributaria en ESADE, en el Podcast de Banco Sabadell, planificar las finanzas personales es un paso “muy importante”. “Parece que es muy complicado, pero en realidad no lo es tanto”, señala la profesora, que insiste en los beneficios que aporta tanto sobre las cuentas individuales como sobre la salud mental de las personas. “El gimnasio y el estar en forma te proporcionan bienestar. Ahorrar también es un bienestar emocional interesante”, afirma.
En este sentido, para Ferrer siempre es importante planificarse, pero hay dos momentos clave en el año, “enero, que al igual que se hacen los propósitos de año nuevo, podemos hacer propósitos fiscales, y noviembre, para analizar la situación antes de que concluya el ejercicio fiscal”.
Sin embargo, muchas personas no saben por dónde empezar a tomar el control total de sus finanzas. La experta recomienda la vía tradicional: papel y bolígrafo, una tabla con todos los ingresos y gastos y un calendario que recoja las próximas facturas y la permanencia asociada a estas. Para ello, es muy útil repasar las cuentas mensuales y comprobar si existe un déficit o un superávit y qué previsiones se esperan los siguientes meses.
En este escenario, uno de los obstáculos al que se enfrentan los contribuyentes a la hora de cumplir con sus obligaciones fiscales son los cambios continuos que los Gobiernos adoptan en torno a las medidas fiscales. En este mundo, disponer de una educación financiera básica es clave. Tal y como explica Ferrer, este entorno cambiante hace que la planificación sea más “complicada”, pero asegura que “si se entiende la estructura impositiva, es decir, los pilares básicos, se pueden entender más las reformas; si sabes qué está subiendo y cómo te puede afectar, es más fácil”.
Los ERTE, uno de los protagonistas de este año
Un año después de la irrupción de la declaración del estado de alarma por la pandemia del coronavirus, las medidas restrictivas también han dejado su huella sobre el mercado laboral. Según el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, en febrero de 2021 había en España un total de 899.393 personas en expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). Cifra que, en los peores meses de la pandemia, entre abril y junio del año pasado, superó los 3,6 millones de trabajadores.
Su tributación es uno de los elementos novedosos de cara a la declaración de la Renta de este año. En este sentido, la ley no cambia, tal y como explica Ferrer: ante la existencia de dos pagadores, en el caso de que el segundo realice una retribución superior a los 1.500 euros, si entre los dos pagadores se alcanza la cifra de 14.000 euros anuales, el contribuyente tiene la obligación de presentar la declaración.
En el caso práctico de una persona en ERTE que haya cobrado 20.000 euros anuales, 13.000 euros por parte de la empresa y 7.000 por parte del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), sus retenciones mensuales habrán sido menores que en una situación de normalidad, porque “la mayoría de los ERTE no tienen retención o tienen muy poca”, recuerda Ferrer. “Llegará junio y las estimaciones son que mucha gente tendrá que pagar entre 800 euros y 1.000 euros. Si se hubieran prorrateado cada mes no se hubiera notado tanto”, apunta la experta, que pone de relieve la importancia de estas pequeñas planificaciones fiscales.
¿Cuándo es obligatorio presentar la declaración de la Renta y qué se puede deducir?
Aunque la declaración de la Renta tenga carácter anual, muchas personas continúan preguntándose en qué casos están obligadas a realizarla. Con una nómina superior a los 22.500 euros anuales es imperativo presentarla. Si el salario es de 20.000 euros anuales con un solo pagador, no es obligatorio hacerla, aunque Ferrer recomienda presentarla dada la posibilidad de que “salga a devolver”.
Además, es importante informarse de antemano sobre las distintas deducciones fiscales, como puede ser el pago del alquiler, los planes de pensiones o los donativos a ONG. Todas ellas son contribuciones que varían según las comunidades autónomas y sobre las cuales existe un desconocimiento más o menos generalizado. Por ejemplo, en Cataluña, solo el 6% de los contribuyentes que hicieron la declaración en 2018 -últimos datos disponibles- aprovecharon las deducciones autonómicas por alquiler. “Es importante planificar el gasto, pero también lo es planificar el ahorro”, incide Ferrer, ya que, de lo contrario, este dinero ahorrado perderá valor con el tiempo.
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Y es que tan importante es saber ahorrar cómo mover ese dinero e invertirlo de forma razonable. Aquí es clave tener en cuenta cómo se administran las finanzas personales y cómo se invierte el excedente que se genera. Para ello, el primer paso es realizar un análisis personal, saber qué predisposición al riesgo se tiene, cuál es el horizonte temporal de las inversiones y con qué asesoramiento se contará.
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