Han sido y siguen siendo meses de incertidumbre debido a la situación generada por la crisis sanitaria de la COVID-19. Las empresas europeas todavía están soportando las consecuencias económicas y, aunque buena parte de las medidas de bloqueo se han levantado a partir de junio, la débil demanda comercial y el riesgo de nuevos rebrotes siguen ejerciendo presión sobre la actividad empresarial y los mercados financieros.
A pesar de ello, los mercados europeos han seguido proporcionando durante todo este tiempo acceso a la financiación y facilitado la gestión del riesgo para las compañías y los inversores, tal y como señala el informe ‘Impact of COVID-19 on European Capital Markets: Market Update’ de la Asociación para los Mercados Financieros de Europa (AFME, por sus siglas en inglés). Aunque también señala el informe que, durante el periodo inicial del brote, de finales de febrero a mediados de marzo, las posibilidades de financiación de las pequeñas empresas y las de calificación crediticia por debajo del grado de inversión (las llamadas non-investment grade) se vieron afectadas por la vulnerabilidad del mercado y las exigencias de rentabilidad de los inversores en ambos casos.
Esta situación mejoró gracias a las intervenciones en materia de política monetaria, como el Programa de Compras de Emergencia para Pandemias del Banco Central Europeo (BCE) lanzado a mediados de marzo, con el que el organismo ha adquirido aproximadamente el 19,5% del flujo de emisiones de bonos de la zona euro, unos 39.000 millones de euros. De esta manera, las empresas con grado de inversión han alcanzado niveles récord semanales, mensuales y trimestrales de recaudación a través de este mecanismo de financiación. En concreto, el segundo trimestre de 2020 ha registrado el valor histórico más alto en Europa, alcanzando un total de 225 millones de euros.
Los bonos verdes, claves para la recuperación
En esta recuperación han jugado un papel muy relevante los bonos verdes y sostenibles, los llamados ESG (siglas en inglés de ambiental, social y buen gobierno). Su emisión ha alcanzado los 55.200 millones de euros en el segundo trimestre de 2020, lo que supone un volumen trimestral récord. La explicación la encontramos en el crecimiento individual de cada uno, ya que los bonos verdes aumentaron un 51%, los sostenibles un 167% y los sociales un 872% del primer al segundo trimestre de este año.
Además, en el caso de los bonos sociales se han alcanzado volúmenes de emisión sin precedentes. En concreto, se han emitido 19.100 millones de euros en el segundo trimestre de este año, un volumen mayor al total de los bonos emitidos entre 2018 y 2019, cuando se alcanzaron los 17.300 millones de euros. En este sentido, el informe de AFME destaca que el gobierno alemán ha anunciado la emisión en el tercer trimestre de 2020 de un primer bono verde a 10 años de entre 8 y 12 mil millones de euros, lo que contribuye aún más al auge de los ESG. En este sentido, Mariluz Castilla, Asesora Senior en Sostenibilidad y ESG en PwC, afirma en el Podcast de Banco Sabadell que “los inversores están apostando por empresas que tienen en cuenta los factores ESG, porque han visto que son más rentables” e, incluso, “con la pandemia estamos comprobando que los paquetes de estímulos se están dirigiendo hacia una recuperación verde, sostenible”.
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Precisamente, este incremento de los ESG se produce en un momento en el que la banca está aumentando también su preocupación por estos criterios de inversión socialmente responsable. Así lo afirma Albert Carné, Director de Sostenibilidad de Banco Sabadell: “La inclusión de la sostenibilidad en la estrategia y el modelo de negocio a través de la adopción de criterios ESG figura en el top de las agendas de los bancos centrales y de las distintas autoridades, supervisores y reguladores”. Además, a ello se suma la situación y consecuencias económicas generadas por la COVID-19, por lo que la emisión de estas operaciones se está destinando a combatir los efectos de la pandemia. “Los inversores y una gran parte del mundo empresarial están dando prioridad a la necesidad de continuar, y si cabe acelerar, la transformación de la economía hacia un modelo más sostenible que asegure una mayor resiliencia ante eventos críticos y globales como el que ahora estamos viviendo”, continua Albert Carné.
Y todo esto se produce mientras los países de todo el mundo se inician en la década de acción o, lo que es lo mismo, comienzan los diez años para alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Y en este contexto, Banco Sabadell ha puesto en marcha un marco para la emisión de bonos verdes, sociales y sostenibles y, por tanto, vinculados a los ODS, fomentando la financiación de actividades que contribuyan al desarrollo medioambiental y social. Hay que recordar que, hace unos meses, en el Foro Económico Mundial, el medioambiente fue uno de los grandes temas tratados, identificado por primera vez como una de las amenazas más probables a nivel global. Por ello y, tras la pandemia, “tenemos que reconstruir el mundo y esa reconstrucción debe ser en clave sostenible”, afirma Mariluz Castilla. De esta manera, la sostenibilidad se posiciona como un tema estratégico, como un “negocio obligatorio” y para las empresas que no estén incorporando una reflexión de qué es la sostenibilidad para ellas, “el futuro se les pinta negro”.
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