Rodrigo Buenaventura toma el relevo de Sebastián Albella con una serie de objetivos muy ambiciosos sobre la mesa, como la gestión del Sandbox español, el crecimiento de la industria ESG o la polémica en relación a las retrocesiones y al cobro de incentivos.
Por primera vez en los 32 años de existencia de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el principal organismo supervisor de los mercados financieros en España, su nuevo presidente es alguien que ya formaba parte de la entidad antes de su nombramiento, lo que, en principio, es un buen referente para anticipar su conocimiento acerca de los retos de futuro del organismo en un momento de gran trascendencia. El Consejo de Ministros del pasado 24 de noviembre decidió que Rodrigo Buenaventura, hasta entonces director general de Mercados, sustituya a Sebastián Albella, de 62 años, tras ostentar, durante cuatro años, la presidencia del supervisor bursátil.
Junto a Albella, también abandonaba su cargo la vicepresidenta, Ana María Martínez-Pina, antigua presidenta del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), quien ha sido sustituida por Montserrat Martínez Parera. Tanto ella como Rodrigo Buenaventura son grandes conocidos de la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, principal defensora de sus nombramientos dentro del Gobierno, y que, al hacerse pública la noticia, afirmó que “ambas personas son absolutamente idóneas para ocupar estos puestos y cumplen los requisitos que se prevén de experiencia, independencia y prestigio para estar al frente de una institución tan importante como la CNMV”.
Distintos perfiles para los mismos objetivos
Rodrigo Buenaventura, licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, ofrece un perfil más financiero que su predecesor -quien contaba con una amplia experiencia en el ámbito jurídico-, puesto que ha sido director de Mercados en la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA, por sus siglas, en inglés), que es la autoridad supervisora del sistema financiero de la Unión Europea (UE), así como en Analistas Financieros Internacionales (Afi), como consejero delegado de Consultores de Administraciones Públicas. En 2005, se incorporó a la CNMV como director de Relaciones Internacionales. Por su parte, Montserrat Martínez Parera ha sido directora de Gabinete de Presidencia, también en la CNMV, además de jefa de Gabinete del subgobernador del Banco de España. A lo largo de su carrera, ha desempeñado distintas posiciones en diferentes entidades financieras.
Próximos desafíos
A pesar de los contundentes efectos económicos que está teniendo la pandemia del coronavirus en diferentes sectores, tal y como se señala en el informe ‘Inversión y crecimiento sostenible: retos y oportunidades en la gestión profesional del ahorro’, elaborado por la Fundación de Estudios Financieros (FEF) junto a Ernst & Young (EY), la crisis ha servido para constatar que la industria de la gestión de activos ha soportado con nota los meses precedentes, aunque eso haya derivado en una intensa actividad regulatoria, que se ha traducido, sobre todo, en aumentar las herramientas de gestión de la liquidez a disposición de los diferentes actores del mercado. El único lunar parece estribar en no haber aprovechado la ocasión para aumentar los niveles de información sobre las carteras de los fondos de inversión, en consonancia con lo aprobado en la Directiva MiFID II (Markets in Financial Instruments Directive II) que, desde 2018, regula el marco de transparencia y protección del inversor en los mercados de instrumentos financieros.
En este sentido, una de las ‘obsesiones’ bajo el mandato de Albella fue la de mejorar la educación financiera de los inversores, así como la transparencia del sector, que, entre otros hitos, se manifestó tanto en una modificación de la Guía técnica que evalúa los conocimientos y las competencias del personal que informa y que asesora sobre productos y activos financieros, como en la difusión, principalmente en centros educativos, de aspectos esenciales relacionados con las finanzas, para evitar, según afirmó el propio Albella, que se sigan dando casos de fraude dentro de la industria. El Día de la Educación Financiera, organizado por la CNMV y el Banco de España dentro del Plan de Educación Financiera, es el máximo exponente de esta idea, que, probablemente, seguirá su impulso con el nuevo mandato dentro del organismo supervisor.
Otro de los grandes temas encima de la mesa es el auge de la inversión sostenible, que se lleva materializando desde hace algunos años en un mayor número de fondos de inversión que apuestan por los criterios ESG (siglas en inglés de ambiental, social y buen gobierno) y en un mayor patrimonio global dentro de este tipo de activos. Sin embargo, Martínez-Pina, hace unas semanas, alertó de que “el conocimiento sobre estos productos y sus posibles riesgos aún es bajo” y abogó por la importancia de mejorar los estudios de información no financiera en relación a la sostenibilidad, en línea con el todavía incipiente crecimiento que se espera de fondos centrados en esta tendencia durante los próximos años.
Puede interesarte: La emisión de bonos ESG alcanza niveles récord en Europa
Quizá el tema más polémico, en tanto que ha sido uno de los ejes prioritarios del propio Albella, a pesar de algunas voces críticas dentro del sector, ha sido el de apostar por una mayor armonización y simplificación del régimen europeo sobre los incentivos en la comercialización de productos de inversión, alineando en los diferentes países los supuestos de aumento de calidad del servicio que legitiman el cobro de las retrocesiones. Albella siempre ha defendido que "existe demasiada dispersión" del régimen aplicable en materia de incentivos en Europa, tanto entre sectores, como entre países. La razón, en su opinión, es que el régimen propuesto por MiFID II sobre los incentivos "es demasiado complejo". Una de los primeros cometidos de Buenaventura será definir la posición de la CNMV sobre este ámbito, dado el rol tan activo, en España y en Europa, que ha tenido su predecesor durante los dos últimos años.
El último gran reto para el organismo supervisor, este sí inédito para la nueva dirección, será abordar la gestión del banco de pruebas regulatorio (o Sandbox) después de su reciente aprobación, dentro de la Ley para la Transformación del Sector Financiero. Formalmente, el Sandbox dependerá del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital y la Dirección General del Tesoro será su ventanilla única. A partir de ahí, el proyecto irá a la CNMV, al Banco de España o a la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP), de acuerdo a la singularidad de cada proyecto que se presente. Además, la norma también prevé que en el estudio de un proyecto puedan participar otras autoridades, como, por ejemplo, la Agencia Española de Protección Datos (AEPD). Buenaventura y su equipo tendrán que colaborar, por tanto, en el desarrollo de un sistema ágil y eficaz para que los nuevos proyectos fintech tengan éxito y contribuyan a mejorar el posicionamiento de España dentro de la industria financiera global.