En los últimos meses se ha visto cómo algunas compañías del sector sanitario avanzaban posiciones en las bolsas de todo el mundo. Frente a valores que caían debido a la falta de demanda provocada por el confinamiento. Esto se debe a que han invertido en herramientas para hacer frente a la COVID-19, con foco en las posibles vacunas. Es por ello que muchas de estas empresas se han mostrado más activas en los mercados e, incluso, han batido récords.
Aumento significativo de valor en las compañías farmacéuticas
Carlos Galán, conocido inversionista autor del best seller ‘Independízate de Papá Estado’, orientado a la inversión personal, señala cómo “el mercado está muy atento a posibles medicamentos o vacunas que ayuden de alguna forma”.
Puede interesarte: El reto del sector farmacéutico: ¿cuándo tendremos una vacuna contra la COVID-19?
Se han observado notables subidas en el valor de algunas compañías con fases avanzadas en la investigación de vacunas o en el desarrollo de material sanitario general como respiradores. Especialmente llamativo ha sido el caso de la japonesa Kawamoto Corp, uno de los mayores proveedores de mascarillas sanitarias, y cuyos títulos se dispararon un +750% en la segunda quincena de enero coincidiendo con el brote en Wuhan (China), hasta alcanzar un nuevo soporte en 1.296 dólares (frente a los 420 de 2019). Novacyt, PharmaMar, CanSino Biologics o Inovio se han comportado de forma similar con un patrón alcista a medida que el coronavirus iba extendiéndose.
¿Es un buen momento para invertir en farmacéuticas?
“No más que otros momentos”, matiza Galán. Es cierto que las acciones de algunas empresas aumentarán de forma considerable, especialmente si logran una vacuna viable. Pero “toda compañía que tenga algún producto que pueda ayudar a esto, recibe interés inversor y por tanto sube de precio”.
En otras palabras, es posible que en la actualidad haya valores inflados en algunos productos, mientras que otros están aún muy por debajo del valor que alcanzarán. “Acertar con la empresa es casi imposible”, señala este inversionista, por lo que es “mejor indexarte a un índice” o trabajar con fondos que diversifiquen el riesgo. La volatilidad por acción es elevada.
En el caso de estar interesados en adquirir acciones concretas, habrá que tener en cuenta el alto riesgo asociado, así como considerar una posible diversificación para evitar perder en estrategias de tipo ‘el primero se lo lleva todo’. Al fin y al cabo, pocas vacunas serán eficaces y hay cientos de empresas invirtiendo en ellas.
Una inversión notablemente largoplacista
Galán apunta a que “los procesos para dar de alta vacunas o medicamentos son largos”, principalmente por precaución y prudencia sanitaria. Y matiza: “Estamos hablando de vidas humanas y hay estrictos controles por las autoridades, lo cual es bueno y necesario”. Esto aumenta los plazos de entrega.
En el libro ‘Los medicamentos, del laboratorio al consumidor’, de la edición de Guías Prácticas de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), se detalla que se requiere un minucioso trabajo de estudios, ensayos y autorizaciones comerciales muy regulados que pueden exigir décadas.
Aunque los medicamentos y vacunas para la COVID-19 se están acelerando, es obvio que necesitarán tiempo para demostrar su viabilidad. Esto hace que las inversiones deban plantearse a largo plazo, a menos que se busque la venta en corto, la compraventa intradía u otras modalidades no recomendadas.
Las preguntas clave que todo inversionista debe hacerse son “¿cuánto riesgo quiero correr?” y “¿a qué plazo busco invertir?”. Ambos factores relacionados de forma inversa: inversiones a largo plazo y fondos minimizan el riesgo frente a inversiones cortoplacistas y dirigidos a valores concretos.
Puede interesarte: La digitalización, la robótica y la sostenibilidad, opciones de inversión temática reforzadas por la COVID-19
