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FIRE: Independencia financiera y jubilación temprana

Fri Jan 08 08:32:32 CET 2021

Maximizar el ahorro, invertir de manera activa y trabajar duro. Estos son los preceptos principales de una filosofía que algunos millennials crearon durante la anterior recesión global y que hoy, inmersos en otra, se ha puesto más de moda que nunca.

En 1955, se estrenó ‘Rebelde sin causa’, la película que consagró al malogrado James Dean y le convirtió en un icono pop bajo el lema de “vivir rápido, morir joven y dejar un bonito cadáver”. Sin pretender ser catastrofistas, algo de esta doctrina se impregna en la filosofía de inversión FIRE, acrónimo en inglés de Financial Independence, Retire Early (literalmente, independencia financiera, jubilación precoz). Su objetivo es acumular el máximo capital posible desde una edad temprana, ahorrando todo lo que se pueda para, a través de la constancia y de una buena planificación de las inversiones, intentar jubilarse mucho antes de la edad legal establecida y, simplemente, dedicarse a disfrutar y a vivir de las rentas.

Su origen está en Estados Unidos hace alrededor de una década, en plena recesión económica global, cuando una serie de millennials decidieron agruparse para implementar este método, renunciando al estilo de vida occidental de estudiar, trabajar y jubilarse. Ya en la actualidad, durante estos últimos meses, el estallido de la crisis financiera como consecuencia de la pandemia del coronavirus ha provocado un auge en la popularidad de este movimiento que, cada día, gana más adeptos en todo el mundo. Tal y como señala Euge Oller, fundador de Emprende Aprendiendo, en el Podcast de Banco Sabadell, “esta recesión ha hecho replantearse a muchas personas y a muchas empresas si están siendo eficientes y si están haciendo lo que querían. Creo firmemente que todo ello va a servir para generar muchas oportunidades en el futuro”.

 

La clave está en el control de los gastos

La estrategia FIRE no consiste, en realidad, en hacerse millonario, sino en conseguir acumular un patrimonio que, en virtud de los ingresos pasivos y de otros activos financieros que se posean (incluyendo, por supuesto, liquidez) permitan dejar de trabajar en cuanto sea posible. Uno de sus preceptos es que nadie, cuando está cerca de la muerte, se arrepiente de no haber trabajado más sino que, al contrario, les gustaría, por regla general, haber podido disfrutar más de la vida. Ahí radica el verdadero secreto de esta filosofía: en alcanzar cuanto antes el punto de libertad financiera suficiente como para dedicarse solo a aquellas actividades que reportan satisfacción y placer a una persona, como estar con sus seres queridos o profundizar en sus hobbies

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Asegurar un patrimonio, desde una edad temprana, a través de los ingresos pasivos y del rendimiento de los activos financieros, es uno de los pilares de la filosofía FIRE

El primer paso consiste en algo así como realizarse una auditoría interna, es decir, evaluar con rigor y pragmatismo si una persona está consumiendo sus ingresos de manera eficiente. Realizar esta tarea con objetividad servirá para obtener una fotografía muy realista del volumen de dinero que se está derrochando de manera superflua.

Yendo al terreno práctico, hay que anotar todos los gastos que se realizan (incluyendo, por supuesto, el motivo) durante un periodo de tiempo, por ejemplo, un mes. Todos los gastos que se consideren prescindibles deberán ser eliminados al mes siguiente, en el que se volverá a realizar esta evaluación hasta conseguir borrar de manera permanente cualquier gasto innecesario. Para Euge Oller, “la libertad financiera es algo más sencillo de lo que la gente cree, pero, primero, hay que entender bien los gastos y, a partir de ahí, generar dinero que poder invertir en activos. De todos modos, la libertad financiera, más que una cuestión monetaria, consiste, en realidad, en generar riqueza y valor a través de algo que nos guste”.

Focalizarse en maximizar el ahorro

Es verdad que, en un país como España, en el que el salario medio es sensiblemente más bajo que en otros del entorno europeo, ahorrar no resulte tan sencillo, pero es importante que, al menos, cada mes logre guardarse algún dinero, principalmente, por el efecto de refuerzo positivo que se consigue en relación a la estrategia, tal y como las finanzas conductuales y especialistas como Daniel Kahneman pregonan. Además, bajo esta idea de gastar menos se encuentra otra más subyacente, y es la del coste de oportunidad que supone comprar cosas que no se necesitan, lo que impide que dicho capital se invierta, por ejemplo, en un producto que aporte una rentabilidad extra, como acciones en el mercado de valores o un fondo de inversión.

Gestión activa de los ahorros

Un punto fundamental de la filosofía FIRE es que el ahorro, por sí solo, no sirve de nada si no se pone el dinero a ‘trabajar’, y menos en un entorno como el actual, en el que los bajos tipos de interés penalizan a los inversores que apuestan por los productos más conservadores, como una cuenta remunerada o un depósito a plazo fijo. De hecho, uno de los activos preferidos por los defensores de esta estrategia es el fondo de inversión indexado, que se caracteriza por una política sencilla pero, con frecuencia, exitosa, como es la de componer una cartera que trata de replicar a su índice de referencia, logrando repetir sus resultados a lo largo del tiempo. Estos fondos, quizá los paradigmáticos en cuanto a la gestión pasiva, tienen una ventaja sobre el resto y es que sus costes de gestión suelen ser muy bajos, al requerir muy poco desempeño profesional.

En cualquier caso, se opte por estos productos o por otros, lo importante es que el capital siempre esté invertido, primero, porque, a largo plazo, la experiencia histórica demuestra que la bolsa sube, con independencia de que, entre medias, haya crisis o correcciones. Y, segundo, porque llevando a cabo aportaciones periódicas a los productos de inversión que ya se poseen, será posible beneficiarse del interés compuesto, o, dicho coloquialmente, generar intereses de los propios intereses.

Cuándo se alcanza el punto de equilibrio

Aunque, en realidad, depende de la situación particular de cada uno, existe un breakeven o punto de equilibrio bastante realista en el que será posible retirarse: en el momento en el que los ahorros que se generan anualmente sean suficientes para soportar los gastos, sin tener que tocar ninguna de las inversiones que forman parte de la cartera. Sin embargo, esta afirmación tiene algunos matices. Uno de ellos, bastante importante, es el peso de la inflación, es decir, el encarecimiento que se produce del dinero, que, hay que tener en cuenta.

Otro más es que, a lo largo de la vida de una persona, los gastos que se tienen no son los mismos (por ejemplo, si se tiene un hijo o si se padece una enfermedad grave), por lo que una buena alternativa podría ser la de constituir un fondo de emergencia para posibles imprevistos. Por supuesto, también hay que tener presente que, al jubilarse antes de tiempo, la pensión pública que se recibirá será mucho más exigua, por lo que al realizar los cálculos económicos de cara al futuro, conviene contar con ello. Como señala Oller, “seguir la filosofía FIRE implica ser perseverantes y estar siempre, constantemente, aprendiendo de todo y de todos, ya que siempre se pueden extraer cosas que sirvan para el futuro”.

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Fotografía de Ebenezer Abebe en Unsplash
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