Estrategia de inversión para un contexto de tipos bajos | EDE
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Estrategia de inversión para un contexto de tipos bajos

11/03/2021

La búsqueda de rentabilidad en un momento en el que los productos más conservadores apenas ofrecen plusvalías obliga a los ahorradores a replantearse la estrategia de sus carteras, apostando por una gestión activa y una mayor exposición al riesgo.

Los tipos de interés están en mínimos históricos. Las principales economías del mundo acumulan cotas bajas próximas a cero o incluso en negativo y parece que esta situación, de acuerdo a las estimaciones de entidades como el Banco Central Europeo (BCE) o la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) para 2021, se mantendrá durante los próximos trimestres. Si estas previsiones se cumplen, Estados Unidos acumulará 15 años consecutivos con su tipo de interés de referencia por debajo del 2,5%, el periodo más largo de su historia. El progreso tecnológico, una gestión más efectiva de la política monetaria por parte de los bancos centrales o el envejecimiento de la población son algunas de las causas que explican esta situación que, desde el punto de vista de la inversión, se traduce en un incremento del volumen de ahorro por parte de las familias y un menor dinamismo en los mercados de renta variable.

Cómo afecta esta situación al ahorrador minorista

Para Antonio Saiz, Director de Oferta de Ahorro e Inversión de Banco Sabadell, los tipos de interés bajos tienen dos efectos directos para las personas. Así lo explica en el Podcast de Banco Sabadell, donde señala que “desde el punto de vista de cómo nos financiamos, sea a través de préstamos o de hipotecas nos beneficia”. Sin embargo, añade “como ahorradores nos desincentiva la inversión en los productos más conservadores, como los depósitos, que no rentan nada por lo que no permiten recuperar siquiera el efecto de la inflación”. Esta última consecuencia implica, en definitiva, que si se pretende obtener una rentabilidad por el patrimonio acumulado, al menos, para batir el comportamiento de la inflación, hay que apostar por activos de mayor riesgo, para los que no todas las personas están preparadas psicológicamente.

 

“El ahorrador tiene que entender que, en el contexto actual, se deben asumir riesgos, pero si tomarlos le genera una excesiva incertidumbre, quizá es que ese tipo de inversiones no son para él”. En este sentido, Saiz justifica que “para que ese riesgo resulte menos agresivo, es necesario que se vaya implementando poco a poco en la gestión de la cartera, pensando en el medio plazo, pero con la certeza de que, en esta coyuntura de tipos bajos, no queda otro remedio que asumirlo”.

"Para que asumir el riesgo no resulte tan agresivo, hay que implementarlo poco a poco, pero con la certeza de que en la coyuntura actual no queda otra que incorporarlo", señala Saiz

Sin embargo, para los inversores más conservadores, el horizonte que se les presenta es complejo o, al menos, más incierto, ya que la exigua rentabilidad que le ofrecen sus activos preferidos, como los bonos, las letras del Tesoro, los depósitos o las cuentas remuneradas, les obliga a incrementar su exposición en la renta variable, algo ante lo que muchos no se sienten cómodos. Tal y como señala Saiz, “es habitual que el riesgo genere rechazo, pero, para minorarlo, existen muchas tipologías de fondos de inversión que, además de permitir una diversificación mayor, también aportan seguridad y transparencia, ya que, detrás de ellos, están profesionales muy experimentados que trabajan activamente para conseguir un buen retorno para los partícipes”.

De qué manera invertir

Aunque no existen recetas mágicas, sí que hay pautas que aumentan las posibilidades de alcanzar el éxito. Para ello, por ejemplo, se pueden complementar los ingresos que se recibirán a través de la pensión cuando se alcance la edad de jubilación o poder lograr el ‘colchón’ financiero suficiente para pagar la mejor educación universitaria de los hijos.

En momentos de crisis o de turbulencias, es habitual que muchos inversores crean que no es adecuado ‘poner a trabajar’ sus ahorros, y menos en renta variable, debido a la incertidumbre acerca de lo que puede suceder, pero Saiz es partidario de lo opuesto: “Siempre es un buen momento para invertir, pensando en hacerlo de manera sistemática y periódica, con horizontes temporales largos, de modo que se pueda ir cosechando rentabilidad de manera tranquila y sin sobresaltos”.

“Siempre es un buen momento para invertir, pensando en hacerlo de forma sistemática y periódica, con horizontes temporales largos”, afirma Saiz

Una de las recomendaciones de este experto para tener éxito en esta estrategia, con independencia del punto del ciclo económico en el que se encuentre el inversor, es apostar siempre por la diversificación, “buscando alternativas de inversión mediante una gestión activa que se adapte a cualquier perfil de riesgo”, indica Saiz. Esto significa repartir el patrimonio entre diferentes clases de activos, con un distinto horizonte temporal, bajo la premisa de ‘no poner todos los huevos en la misma cesta’. Para ello, añade, es importante “recurrir al asesoramiento profesional para comprender mejor qué estrategia es más conveniente llevar a cabo según la edad, las necesidades de ahorro y la propia estructura de ahorro personal”.

En horizontes temporales elevados, la experiencia demuestra que las posibilidades de lograr una mayor rentabilidad aumentan. Para Saiz, “los mercados financieros están hechos para las personas que son pacientes, por lo que cuanto más tiempo se pase invirtiendo en ellos, lo más probable es que se opten a más plusvalías”. Además, de esta manera será factible sacar partido a los beneficios del interés compuesto si se van realizando aportaciones periódicas que sirvan para generar intereses de los propios intereses que desarrolla el patrimonio.

Apostar por las tendencias líderes del futuro

La tercera pieza del rompecabezas está formada por la propia estructura de la cartera, en la que la renta variable debe ganar un mayor peso en el contexto actual. Saiz apuesta, principalmente, por la diversificación y la profesionalidad que aportan los fondos de inversión, pero, también, existen otras posibilidades como, por ejemplo, la compra de acciones en bolsa, las divisas, las materias primas o los bonos convertibles. En esta línea, cabe citar, por el crecimiento que están experimentando en los últimos años los fondos de megatendencias.

Este tipo de vehículos tienen como objetivo invertir en temáticas que identifican sectores e industrias que podrían gozar de una importancia creciente en el futuro de la economía global, en segmentos como, por ejemplo, la sostenibilidad y las energías renovables, las nuevas tecnologías o la digitalización de la salud. Estos fondos tienen la ventaja de que aportan una mayor diversificación en las carteras (por definición, no tienen restricciones geográficas ni sectoriales) y una vocación de generar crecimiento y valor en el largo plazo. Desde una óptica de gestión de los riesgos, cabe destacar que, en el comienzo, pueden generar pérdidas para los inversores o, al menos, menor rentabilidad de la esperada y que, por supuesto, no hay ninguna garantía de que, en los próximos años, estas tendencias terminen por consolidarse con éxito.

Fotografía de Javier Allegue Barros en Unsplash
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