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España necesitará 35 años para cerrar la brecha de género

Thu Apr 22 09:02:23 CEST 2021

Sigue habiendo brecha de género en el empleo, en la educación, en la digitalización, en la conciliación y en la salud y el bienestar de las mujeres, una cuestión que la COVID-19 ha agudizado

Las mujeres han sido uno de los colectivos más perjudicados por la crisis económica y social derivada de la COVID-19, que ha potenciado la contratación temporal y las reducciones de jornada por los cuidados de los hijos, de los que mayoritariamente se han hecho cargo ellas. En consecuencia, también ellas han visto reducido su salario y sus posibilidades de promoción profesional. Así lo muestra el índice ClosinGap, elaborado por PwC, que se sitúa en 2020 en el 64,1%, concluyendo que todavía queda un 35,9% de brecha de género por cerrar. El índice apunta a que esta brecha ha disminuido cuatro puntos en el periodo comprendido entre 2015 y 2020, por lo que, si se mantiene la tendencia de estos últimos cinco años, España no alcanzará la paridad de género hasta el año 2055. 

En materia de empleo, las mujeres cada vez participan más en el mercado laboral y durante más años, pero siguen trabajando menos horas y con un salario menor que los hombres, lo que se refleja en pensiones de jubilación más bajas, algo que no ha mejorado con la crisis del coronavirus. Tanto es así que en el último año, la brecha de género en el empleo se ha disparado hasta máximos que no se veían desde 2013, en plena recuperación de la anterior crisis finnciera, seagún concluye un estudio de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF). 

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Esto también ha generado una mayor brecha en los salarios, tanto que si en 2019 existía una diferencia del 21,6% entre el salario medio anual de los hombres (22.875 euros anuales) y el de las mujeres (17.927 euros anuales), esta diferencia se ha elevado al 23% durante 2020, según se desprende de los datos de la estadística ‘Mercado de trabajo y pensiones en las fuentes tributarias’ de la Agencia Tributaria. Y es que, a pesar de los avances realizados en los últimos años, aún queda mucho camino por recorrer hasta alcanzar la igualdad en el empleo entre hombres y mujeres. 

De cara al futuro, la brecha de género en el empleo se está reduciendo a un ritmo anual del 1,9% desde 2015, por lo que, de continuar esta tendencia, se calcula que podría desaparecer en 2043, es decir, dentro de 23 años. Además, también el Fondo de Recuperación Europeo, conocido también como Next Generation EU, ayudará a que esta igualdad se materialice, pues de los 72.700 millones de euros que podría recibir España entre 2021 y 2023, la igualdad y la cohesión social y territorial se llevarán el 30%.

La brecha de género en la educación, la conciliación y la digitalización

Además de en el entorno laboral, hay otros sectores en los que las diferencias entre hombres y mujeres siguen siendo visibles. La educación es un determinante esencial en el desarrollo personal, social y profesional tanto de hombres como mujeres. Sin embargo, mientras ellas cuentan con mayor educación universitaria, una tasa de abandono escolar menor y, en su etapa adulta, continúan formándose en mayor medida que los hombres, son ellos los que predominan en carreras técnicas. Y es que en esta categoría, el índice ClosinGap se sitúa en el 67,9%, por lo que queda aún un 32,1% de brecha por cerrar.

Precisamente, el acceso de las mujeres a las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) es la principal asignatura pendiente y por la que todavía no se ha alcanzado la paridad de género en la educación. De hecho, como muestra la evolución del índice ClosinGap, en los últimos cinco años la brecha de género en educación se ha incrementado debido al bajo acceso de las mujeres a este tipo de formación y la inmensa mayoría de los matriculados a estos grados, que son el presente y el futuro del mundo laboral, siguen siendo hombres.

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En línea con el escaso acceso de las mujeres a las profesiones técnicas, el porcentaje de mujeres especializadas en tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el mercado laboral es aún muy bajo. En el campo de la digitalización, el índice se coloca en el 71,3%, con una brecha de género todavía por cerrar del 28,7% y un ritmo anual de reducción del 0,3% desde 2015. Según el informe, a pesar de no apreciarse apenas diferencias en el uso de las nuevas tecnologías a nivel usuario entre hombres y mujeres, sí existe una brecha de género “muy importante” en el número de especialistas en TIC en el empleo. 

Además, una vez inmersas en la actividad laboral, las mujeres asumen la mayor parte del trabajo no remunerado, algo que repercute en unas tasas de inactividad y parcialidad laboral más elevadas. Este ha sido y sigue siendo uno de los aspectos más arraigados en la sociedad que frena la progresión profesional y económica de la mujer, además de las consiguientes implicaciones que tiene en la salud y el bienestar. Por ello, la categoría conciliación es en la que mayor brecha queda por cerrar de las cinco analizadas en el informe. El índice ClosinGap en esta materia se sitúa por debajo de la mitad, en el 44%, dejando una brecha del 56%, aunque es la brecha que se está estrechando a un mayor ritmo anual, del 4,4% desde 2015, por lo que, de seguir esta progresión, habrá desaparecido en 2040, dentro de 20 años.

La mayor brecha de género se refleja en lo que respecta a la conciliación, pero también es la que se está cerrando más rápido

Con todo ello, las mujeres viven más años, pero con peor salud y calidad de vida que los hombres. En esta categoría, el índice ClosinGap se sitúa en el 84,5%, lo que significa que solo queda un 15,5% de brecha de género por cerrar. Se trata de la brecha más reducida, pero lleva años estancada, principalmente porque no mejoran los problemas de salud de las mujeres y tampoco su riesgo de pobreza o de exclusión social, que es ligeramente superior al de los hombres. 

El impacto económico de acabar con la brecha de género 

En este sentido, la consecuencia de las diferentes desigualdades en todos los ámbitos es que las mujeres solo contribuyen a un 41,5% del producto interior bruto (PIB) español, mientras que representan más de la mitad (51,4%) de la población en edad de trabajar. Con todo, el informe apunta a que si se alcanzara la paridad en la tasa de actividad y de empleo, en las horas trabajadas y en la distribución del empleo sectorial, el PIB español podría incrementarse en 230.847 millones de euros, lo que se traduciría en un aumento del 18,5% respecto al PIB de 2019. 

Este potencial incremento vendría acompañado también por la creación de hasta 3,2 millones de empleos femeninos equivalentes a tiempo completo, así como por el aumento promedio de productividad de 1.301 euros de cada mujer, derivado de su traspaso a sectores económicos más productivos, como el científico- técnico. 

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